Tu... faltaste siempre en ella, crecí con la necesidad de amor, cariño y ternura que me hacia falta en mi niñez.
En todos los momentos tristes y penosos de mi vida, en fracasos y desventuras venías a mis pensamientos. Y gritando al cielo "porque Dios no me permitía tenerte a mi lado" en esos momentos que necesitaba tu consuelo, tu consejo y tu protección.
No sabes como te he llorado, como te he pedido a gritos que estuvieras conmigo. Mas sin embargo jamás me escuchaste; que tonta de mi.
Pensé que mis pensamientos lanzados al viento llegarían a ti, moverían las fibras de tu corazón y vendrías corriendo a protegerme.
Oh! Dios, tu sabes como lo he deseado.
Sin embargo tu sabes porque haces las cosas. He sufrido, me he levantado y he continuado con mi camino sin "él".
Con el pasar de los años te busqué, te hablé solo para escuchar una fría voz sin emoción alguna.
Eso me dio una puñalada y a la vez me abrió los ojos, y al abrirlos, sentí que no debía seguir insistiendo.
Me sigue doliendo, y me quedo pensando; como es posible que te olvides de mi que soy tu "hija", sangre de tu sangre.
Un esencia de tu ser. Solo tú y Dios sabrán tus razones. Solo espero que si te llegase la hora de partir de este mundo terrenal, te llegues acordar de que existo para poder decirme "hija te quiero y siempre estuviste en mi pensamiento" con eso me conformaría... "Papá".

