
Enarbolamos siluetas, cuerpos prestados al deambular por esta vida, todos encerramos nuestros corazones, pulmones, riñones y muchos órganos internos, que con el paso del tiempo, como máquinas desgastadas por el uso se empiezan a deteriorar, interna y exteriormente.
Somos aves de paso en este inmenso universo, algunos dejamos huellas profundas, difíciles de borrar, viviremos en la mente y alma de aquellos seres que compartieron diariamente nuestras cualidades y defectos; algo recuerdo y si os fijáis es cierto....no hay muerto malo, contados son los que se libran de este acierto.
Nacimos en pecado, vivimos con él, capitales o veniales, pecados al fin y al cabo.
Otros dejaremos recuerdos, quizás no tan gratos para unos, ejemplares para otros, todo dependerá del cristal con que nos miren ó el amor ciego de aquel que nos ama con todo y nuestros defectos.
Algo si es cierto, ese disfraz; lindo, feo, gordo ó flaco, al partir es lo que más extrañamos de nuestros amados, lógico es lo que palpamos. Haciendo una pequeña reflexión, y ¿el alma?, la que realmente es inmortal, el paso del tiempo no la desgasta, queda por toda la eternidad, gracias a ella viviremos pasando de generación en generación.
Cuidemos nuestra alma, amémosla, mimémosla, así no seremos aves de paso en este mundo, el que con pureza la enaltece y con orgullo la crece, podrá tener la certeza de no morir jamás.


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