ENTRE LAS CUMBRES Y LA LUNA

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un angel enamorado
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ENTRE LAS CUMBRES Y LA LUNA

Mensaje por un angel enamorado » 08 Oct 2005, 23:08

ENTRE LAS CUMBRES Y LA LUNA

Las gotas de lluvia caían incesantemente en mi cara, tanto que parecía que una ducha de agua fría empapaba constantemente mi rostro, aun no amanecía, la silueta de la noche aún dejaba su velo por la senda que transcurría, mire mi reloj, eran las 04.45 y cuesta arriba caminaba; era uno de mis últimas caminatas, la senda ya lo conocía de memoria, en sí era mi última caminata, estuve 3 meses recorriendo la misma senda, sin fin de veces, era una de las tantas de la provincia de Abancay, Departamento de Apurimac, de mi querido Perú; mi presencia por estos lares era que como residente de obra, construía aulas como parte de la ampliación del centro educativo existente, como una de las tantas; que un programa de asistencia del gobierno prestaba hacia la zona; era mi última caminata porque hoy día era la inauguración de la obra, después de una ardua labor de caminata y traslado de materiales por cuanto a la zona no llegaba carretera, era una zona entre la cumbres lejanas de la civilización, una de las tantas olvidadas por todos nosotros, por mi mente pasaban las peripecias que pasamos en cada trecho, en cada rincón de la senda, el sudor y el esfuerzo de los pobladores para trasladar los palos de madera para el techo, el cemento y etc, etc y de pronto la voz de mi maestro de obra me despertó de mi largo recorrido de recuerdos
- Inge, que tal lluviecita no??, creo que se está durmiendo caminando?
- Oye Maestro no te pases, a esto llamas lluviecita, mira que no hay un cm de ropa a pesar que tengo impermeable que este seca y dices lluviecita, yo diriía que San piter se está duchando
- Pucha Inge, la verdad que venirnos a estas zonas es como pagar todos nuestros pecados que cometimos o que vamos a cometer
- Oye Maestro serán tus faltas con tanta trampa que tienes por medio, pero la verdad que ahora si aumenta la lluvia, tenemos que guarecernos donde sea, porque de verdad ya no podemos avanzar.
- Inge, ya estamos llegando a la casa del Paulino, tiene su casa a mitad de camino y el nos va a recibir, se lo aseguro…
No tardo en pronunciar dichas palabras y una jauría de perros nos recibió, si bien lo que abunda en dichas zonas son los perros, detrás salía Paulino para ver quien llegaba y con voz aún somnoliento grito:
- Quién anda ahí?
- Paulino.. soy yo, Tu Inge
- Inge, Carlos… como puede caminar en esta incesante lluvia, pase , pase a mi casa, nos acomodaremos como sea
Sin pensarlo dos veces entre, el calor de una fogata caliente dentro de la habitación, la única por cierto, me hizo sacar la capucha que tenía y mostrar que toda mi ropa estaba empapada, se sentía una brisa caliente y a la vez que Paulino me alcanzaba un plato de mote (maíz cocido); a la vez me comencé de despojar las prendas mas inmediatas y hacerlo secar al lado de la fogata, donde la familia cocinaba sus alimentos; yo aún algo sorprendido, veía como todos me veían sorprendidos y es que a diferencia de las comodidades que tenía en la ciudad, el campo donde la gente tiene poco recursos vivían de una forma pobre, sin los servicios mas inmediatos, sin los muebles o equipamiento que se tiene en la ciudad, pero veía sus rostros y en ellos detrás de esa gran tristeza, veía aún la alegría, la alegría de vivir y me lo demostraban con su amabilidad de recibirme en su humilde morada, algo que en la ciudad no puedes encontrar, porque el vecino que tienes al lado no te conoce o que de un hola no pasa la conversación; mi mirada se extendía en las llamas de la fogata donde se cocinaba una sopa simple, quizás el único alimento de la mañana, pero que con todo amor y cariño me lo ofrendaban, su hospitalidad era muy cariñosa, no sabía como corresponder…..hasta que la voz de Paulino interrumpió mis pensamientos :
- Inge, esta sopa esa calientita, sírvase, sírvase
- Pucha Paulino, te pasaste , de veras te pasaste, gracias de todos modos
- No Inge, estamos para servirlo
Mis manos heladas por la lluvia, tomo sin pensarlo dos veces el plato de cerámica cocida, una cuchara de madera y el sabor ni lo sentí, estaba en una zona, donde no estaba en el mapa, quizás se olvidaron de mencionarla, por su lejanía, a quien le importaría, quizás solo al programa del gobierno que priorizó la asistencia y a mi persona que acepté dicho reto, no era la primera vez por cierto, ya hice varias obras similares y estuve quizás en sitios más lejanos, pero creo con el mismo denominador, el mismo problema; pero mi carácter impetuoso de vencer retos difíciles me inculco a aceptar una vez está obra que ya culminábamos, después de 3 meses de muchas andadas, donde se trasladaba los materiales a hombro desde una distancia de 6 km que quedaba pie de carretera, pero en fín, era mi última venida a la zona; mi sentir era que como quedaban ellos después de esto, si bien tuvieron casi todos ellos trabajo por 03 meses, que después de esto?... mis dudas y preguntas se fueron desvaneciendo, cuando mi maestro de obra con voz ya inquieta me decía :
- Inge, mejor nos apuramos ya calmo la lluvia un poco, aprovechemos
- Ya maestro, vamos que ya se seco también algo mi ropa
Después de despedirnos, salimos , ya amanecía, se veía un banco de nubes algodonadas en la parte inferior sorprendente, el trinar de las aves y el chirrido de los insectos después de la lluvia, es bello, es un amanecer sorprendente, un dulce despertar, las cumbres lejanas se veían ya azules, indicaba ya la próxima salida del sol, el panorama era bello, con el transcurrir del sonido de un arroyo y el aroma de vegetación fresca, me hacían poner en las nubes, de tener todo esto, y saber que la vida aún sigue siendo bella a pesar de todo los sinsabores, mis pasos apresurados escalaban el cerro, atrás dejábamos la casa del paulino, de vez en cuando nos encontrábamos con un poblador de la zona que con mucha amabilidad aunque no me conocía tal vez, me saludaba cortésmente…era tan bello ese lugar, que quizás era la compensación de todo el sacrificio que se hacía para venir a tan recóndito lugar; el paso por unas cruces de madera plantadas en el camino, me hacían recordar siempre a lo contado por los pobladores y es que la zona en los años de terrorismo y violencia interna del país, muchas vidas fueron consumadas por matanzas injustas, por parte de los tucos (terroristas ) o por fuerzas del orden; la población al verse enfrentada por 2 fuegos huyo a las capitales de provincia, justamente con estos programas de asistencia vuelta ya la paz preciada y orden de mi país es que estaba destinada a la repoblación de la zona; aún los ecos perdidos de dichos parajes me llegaban a los oídos, como gritos del silencio, de silencio de inocentes; mis pasos se escuchaban y tan solo pensaba y decía, pobre gente pobre….la visualización de lejos de la población , me sacó de mis pensamientos y exclamé :
- Pucha maestro, que difícil estuvo la subidita no?
- Así es Inge.., ahora en al inauguración va a bailar
- Claro maestro, como estoy con físico de sobra
- Como no Inge, piense que hoy es nuestro último día por la zona
- Tienes razón maestro… habrá que despedirse de la zona con bombos y platillos no??
Llegamos a la zona, comenzamos con los preparativos para la inauguración de las 2 aulas que hicimos, que muy a pesar de la lejanía de la zona le hicimos con todo el profesionalismo que como arquitecto puse toda mi experiencia y gusto para hacer con los acabados de la mejor forma posible; la ceremonia comenzaría a medio día, llegarían invitados de las principales autoridades de la zona, sería una ceremonia a lo grande, las horas avanzaban y el toque de una corneta andina juntamente con pututos (conchas marinas que emiten sonidos graves y fuertes) anunciaban ya el inicio de la ceremonia, para eso ya las dos aulas fueron adornadas con flores y arbustos en las puertas para la inauguración, ya estaba todo preparado, los alumnos de la escuela en correcta formación, quizás sin calzado corriente si no con ojotas, pero eso no quitaba el patriotismo pues al entonar el himno nacional al compás de una banda de K’aperos, (/banda de la zona, con instrumentos artesanales de la zona), veía que el nacionalismo aún en éstos recónditos lugares, se llevaba con toda dignidad, patriotismo y fervor; luego vendría las palabras ceremoniales, los discursos y los bailes de la zona, yo indudablemente estaba feliz con tanto homenaje y agasajo, luego vendría un apetitoso banquete con alimentos de la zona como unos riquísimos choclos (maíz) que eran muy dulces, luego una lechonada (cerdo cocinado en ollas de barro y con leña) y bastante mote con queso andino y para amenizar cañazo (aguardiente de la caña de azucar); luego vino lo esperado el baile, a las autoridades y a mi persona, nos pusieron unos collares al cuello por cierto grande con una pierna de cordero, maizes, papas, todas crudas y bueno con todo este ramillete había que bailar, bailar toda la noche, era prohibido quitarse, una costumbre de la zona, así que con la banda de k’aperos, comenzó el baile, un baile que se prolongó toda la noche, con saltos, gritos, así se fue esfumando esos grandes recuerdos en esa noche del 30 de marzo, mientras que la luna llena hermosa irradiaba su belleza y pintaba de negro las altas cumbres, la altas cumbres de una zona lejana llamada Layme, una comunidad del distrito de Aimaraes, Provincia de Abancay, lugar donde dejé una gota más de sudor por hacer grande a mi bello Perú.


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RAMITA
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Mensaje por RAMITA » 10 Oct 2005, 13:15

CARLOS ENRIQUE :darbeso:

Extasiada he disfrutado tu escrito, tus vivencias , sabes? a veces me entrego tanto a la lectura de tus relatos que siento que estoy junto a ti viviendo las experiencias narradas.
Recibe mi admiración y cariño

RAMITA
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[font=comic sans ms]"La mirada perdida sin esperanza oculta sentimientos en el espejo que cubierto por un manto oscuro no deja ver la luz del alma ."
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