Desconcierto fue lo que me llevo hasta el final de ese lúgubre y tenebroso pasillo repleto de tinieblas y el reconocer que la figura que se venía acercando no era más que mi reflejo en un espejo, impecablemente reluciente, llenó mi ser de tranquilidad. Sin embargo, nunca en mi habito tal furor de anonadación cuando mis ojos, finalmente, se acostumbraron a la escasez de luz, y logre distinguirme con más nitidez, en ese desconocido lugar. Volví y pensé que la suerte me había confinado hasta aca, giré nuevamente hacia ese extraño espejo con bordes oxidados, las telas de arañas constituían su ornamentación más elaborada y estaba tan limpio, pero tan descuidado que me pareció sumamente vulgar. De pronto, sentí el reír de un niño, lo que incremento mi enfado, pues pensé que me estaban jugando una broma, gritando en forma desmedida, comencé a exigir que me contestara quien se encontraba ahí. Advirtiendo que lo mejor seria que no se me acerquen, ya que a esa altura, podía oír varias voces riendo a carcajadas, lo que, gradualmente, incrementaba mi furia. Ante el desentendimiento que me envolvía comencé a girar intentando buscar quien se reía y el motivo de tanto jolgorio.
En ese momento el inquietante espejo, misteriosamente, se convirtió en una especie de cristal y a través de él podía ver momentos en mi vida, momentos que creí olvidados. Personas que ya no acompañan mi presente, situaciones felices donde estaban mis más grandes logros, navidades repletas de lágrimas y años nuevos que me esperanzaban con mayor prosperidad y menos errores, amigos que me abrazaban y mis lágrimas mojaban sus hombros, besos que ya creía haber superado, amores que nunca ame y otros que nunca me amaron, en ese momento comprendí que esa desconocida risa, en algún momento de mi vida, fue mía y ese espejo estaba permitiéndome ver como toda mi vida desfilaba ante mí como una secuencia pausada y a vivos colores de miles de imágenes que parecían una película y, como si fuese tal, me acomodé en el suelo sucio para disfrutarla.
De pronto unas lágrimas atrevidas nacieron de mis ojos para que, sorprendida, mi mano las secara, luego otra que con desconcierto, se marchitó en mis labios, y luego ya no las pude contar.
Con las manos en mi atontada cabeza emergieron con odio miles de reproche, maldiciones y más reproches y más maldiciones desde el lado más enfurecido, de mí enfurecido ser, y, entre tantos lamentos camuflados, la pregunta ¿Qué hice para cambiar todo eso por mi soledad?
Como pude, me alce iracunda y, sin pensarlo un segundo, atravesé ese cristal que logro hacerme recordar tantos momentos, tantas personas, tantos sentimientos que estaban desterrados de la isla de mi conciencia, para salir de esa oscuridad y de ese mugriento pasillo colmado de desesperación y orfandad al grito de libertad y con la única seguridad de saber que nuca más estaría otra vez en él.
Desde El Espejo
-
- Forista
- Mensajes: 60
- Registrado: 21 Nov 2005, 13:48
Desde El Espejo
Peligrosa Soledad
- AZUL PROFUNDO
- Forista Senior
- Mensajes: 1559
- Registrado: 14 Feb 2005, 13:31
- Contactar: