El Deseo de María/ erótica

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Poetamor
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El Deseo de María/ erótica

Mensaje por Poetamor » 08 Jun 2004, 10:34

Dan las once de la noche y María se muestra inquieta, sus senos exuberantes se observan afrodisíacos tras la transparente y delgada bata de dormir, y parecen besarse mutuamente; sus largas piernas torneadas, gruesas y muy bien cuidadas se muestran deslumbrantes, y sus glúteos de diosa griega al combinarse con su cintura delgada semejan una hermosa montura de seda que llama a cabalgar. Se incorpora sobre sus rodillas luego de estar dos horas girando en el lecho, intentando llamar la atención de Juan, que duerme como un cerdo cansado emitiendo ronquidos a desdén de la belleza que la espera.

No dieron resultados ni los abrazos pegajoso de la joven ni los besos que se deslizaron en su cara y en su cuello, ni siquiera al toque de los dedos tiernos en su herramienta muerta la molestaron, parecía piedra, sólo de rato en rato cuando se sentía tan presionado por el cuerpo femenino movía los brazos para deshacerse de ella, o giraba al sentido opuesto, emitiendo una sorda voz: ¡Déjame dormir! Estoy muy cansado, mañana es día de trabajo, ¡quítate ya! Y se volvía sobre sí, pegando su rostro al colchón.

María, derrepente, se levanto de la cama, tiró la almohada que la acompañaba y se tiró al piso con fuerza, avanzo hacia la puerta de la recámara, dio un portazo tras sí y se tendió en el sofá de la sala, alzando una pierna, dejando al descubierto su rosa de amor, hermosa, ardiente y húmeda. Estaba sin ropa interior y la suave luz de la luna que penetraba a través de los cristales la hacía suya, más ella no le importaba estas sutilezas insensibles, quería un hombre y estaba harta de la misma rutina. Llevaba casada tres años, y después de dos años de apasionante amorío, la vida de pareja se tornó sino hostil, hosca y patética. Juan, trabajaba desde la ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, llegaba a penas con fuerzas para comer y dormir, el dinero no era mucho y para colmo el afecto y el amor que antes la tributaba habían desaparecido, pero aún el sexo sucedía de casualidad cada quince días o un fin de mes, o en el mejor de los casos cada fin de semana.

Su naturaleza ardiente y su entrega total e insaciable llevaron siempre a María a dejar extenuado a su marido, no obstante su vitalidad de sus mejores años, pero el último año, Juan huía del sexo y María se exaltaba, llevando a más de una vez a increparle su impotencia o su engaño, pero no, Juan era incapaz de engañarla, era católico conservador, un moralista a ultranza, a quien María había logrado convencer de los deleites sexuales más variados gracias al placer que le proveía, pero aún así, sus tabúes lo atormentaban y en más de una vez le manifestó su preocupación por "las mamadas" que mutuos se dispensaban a exigencias de María. Con profundo pesar, decía: Amor, ¿no será que estamos pecando? A lo que la joven, con picardía y dulzura contestaba: ¡No amor, no! Somos esposos y entre esposos se puede todo, no hay nada de malo, sino ¿para que Dios habría permitido que se sienta tan rico al mamarnos eh? ¿O no te gusta? ¡Dímelo, no calles!, mientras le hacía cosquillas y le robaba un corto: Sí, mucho. Luego guardaba silencio toda la noche, meditabundo, como ido de sí. María entonces lo miraba con cierta compasión, acariciaba sus sienes con suaves masajes hasta que se dormía. Cuando estaba profundamente dormido, sonría burlona, y con ironía agregaba: ¡Güebón de *autocensura: Residuo metabólico del organismo*! Beato tonto, en pleno siglo XXI y con su recato de cura castrado, pero en fin, te quiero cabrón, así y todo.
Luego se recostaba en su pecho y dormía feliz.

Todos estos recuerdos le vinieron a la mente, y también la duda si estará con otra, pero ella misma decía: No, otra no, si ni conmigo puede, que va querer otra, ¿o estará enfermo? Agregaba, no, no, está más sano que antes ahora comemos mejor, hace deporte, toma sus vitaminas, además lo cuido mucho. ¡El trabajo, maldito trabajo!, esa es la güebada, el trabajo. Pero ¡tampoco cabrón! Yo trabajo en casa, más que tú cabrón, lavo ropa, trapeo, veo al niño, le llevo a la escuela, la tarde voy al trabajo de la tienda, luego vuelvo, hago la comida otra vez, no, no, no... Impotente güebón, eso no, creo que eres un maldito maricón. Y su rostro se tornaba sonrosado de ira, mientras daba de manotazos en el sofá, sentándose de golpe y volviendo a recostarse. Para quedar queda y pensativa por largo tiempo.

De pronto se levantó, comenzó a andar de aquí y allá. Estaba descalza y su deseo crecía más. Pensaba ahora en voz alta: Caray, ya no aguanto más, no puedo, hiervo en deseos, ya me cansé de *autocensura: acto sexual en solitario*. Si me olvidará del matrimonio, si dejara esto de lado. Pedro me busca, el me desea, el dice que me quiere. No le creo, pero que importa, quiero a un hombre, desespero por un hombre y el mío no vale, me he aguantado por mi fe, mi Dios, si, estoy casada, ¡maldita sea! Me guardé para este cabrón y ahora no funciona, son casi doce meses, ya no, ya no, ya no aguanto. Giro sobre sí, siguió caminando, de pronto se paro frente a la mesita del teléfono, era una tentación. Miro a su alrededor y dijo, no aguanto más, Pedro debe estar en su depa, voy a llamarle. Sin pensarlo más cogió el teléfono, digitó los números mientras la mano le temblaba, sonrió irónicamente y solo una idea rondaba en su mente: Un hombre para gozar otra vez los placeres de la sexualidad.

Eran las dos de la madrugada, Pedro giró de mala gana en su cama, cogió el teléfono y mecánicamente dijo: Bueno, sí, ¿quién habla? Siguió un largo silencio, volvió a decir, ¿quién habla? María dudó por un instante, luego su voz sonó tierna: Pedro, soy María, estatataba pensando lo que que me dijiste, quiero decirte que sí, pero ven ahora a mi casa, te necesito desesperadamente. Pedro quedó boquiabierto, no sabía ni que decir. María agregó, ¿qué pasa, no quieres? Otro silencio siguió, luego: ¿Estás segura? ¿Y tu esposo?; no te preocupes por él, se oyó del otro lado de la línea, él duerme como una piedra, ven pronto, pues te queda muy cerca. Te espero, dijo decidida.

Pedro se levantó rápidamente, se vistió como pudo, con lo que encontró más a mano, salió hacia la cochera, prendió el coche con velocidad, como nunca antes, y se dirigió a la casa de María, que estaba a dos cuadras de la suya. Llegó como a los 20 minutos, una tenue luz se observaba en la sala, se acercó muy despacio, toco suavemente como con miedo y espero. La puerta se entreabrió y María le invitó a pasar. Pedro miró sobre el piso dos colchas tendidas, el sofá, la puerta que daba al dormitorio y murmuró, y ¿tu esposo?, María sonrió y respondió: No está, fue de viaje ayer la tarde, y sin esperar se abrazó de Pedro, lo miró apasionadamente, cerró los ojos y ofreció sus labios con ansias mientras sus manos hurgaban entre los pantalones del joven, acariciando la daga erótica con la delicadeza y ternura que le eran propias, recibiendo a cambio una rápida erección y los besos y caricias de Pedro que la transportaron al infinito. Las manos de Pedro corrían presurosas debajo de la fina bata transparente palpando sus poderosas y armoniosas caderas, sus piernas y su rosa del amor húmeda que no la abandonó ante los gemidos de María. La recostó en el sofá primero, luego a instancias de ella se tendieron en el piso, recorriéndose mutuamente con sus manos, sus labios, sus lenguas y sus sexos, en una hermosa danza de entrega y placer, acompañados por gemidos armónicos y olores de sexos en acción. María, sentía que le hervía la sangre, tanto que olvidó por completo que Juan dormía en la alcoba y su entregó a todos los deleites sin frenos ni tabúes, logrando espasmódicos orgasmos sucesivos y haciendo morir el clavel de su amante entre sus senos, en su rosa húmeda o en su boca. Y cuando Pedro, tirado, lleno de éxtasis se sentía sin energía viril, se entregaba acon arte y pasión a mamar el delicioso manjar del joven logrando, nuevamente, se erecte y la penetre una y otra vez.

La entrega fue total, podría decirse que como nunca, y olvidando toda atadura los dos gemían desesperados entregándose al deleite y morían con la boca entre sus pechos para volver a empezar una vez más.

Tantos gemidos despertaron a Juan, que volteó sobre sí acostumbrado a encontrar a María a su lado. Esta vez sólo estaba la cama fría, murmuró: María, pero respondieron solo unos gemidos al otro lado de la alcoba. Se incorporó sobre sí, se quedó callado, y los gemidos y suspiros se escucharon más claros, pero se dijo: Vecinos, vecinitos, porque no son más discretos, y se tiró otra vez sobre la cama tapándose la cabeza con la almohada. María, al otro lado, montado en Pedro cabalgaba y gemía con dulzura, era un jinete espectacular y Pedro sumamente agotado se contorsionaba de placer. Al final descansó sobre su pecho con el órgano de su amante insertado en ello, agregando muy suave: Amor, debes irte.

Daban las cuatro con treinta y tres minutos de la mañana cuando Pedro volvió a su casa. María cerró la puerta, arregló la sala, juntó las colchas y se dirigió a la cocina diciendo: Que rico, ahora si trabajaré con ganas, esto merece un buen desayuno, luego un descanso mientras el cabrón de Juan se va a su trabajo. Cómo siempre, a esa hora, preparó el desayuno, luego se duchó y al dar las seis despertó al niño, lo arregló y llamó a su marido a la mesa. Al sentarse a la mesa, como todas las veces, Juan comió apresurado, se despidió con un beso en la mejilla de su esposa y su hijo, y salió rumbo a su trabajo. María sonreía feliz.
Última edición por Poetamor el 11 May 2005, 17:39, editado 2 veces en total.

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Mensaje por SPIDERWOMAN » 08 Jun 2004, 12:48

Uy! Qué caliente... pero qué caliente!!!!
Está bien redactado... me pareció una historia sumamente erótica y presentada de una
manera que aunque llegó cerca, no cayó en la vulgaridad. Y lo más importante es que
pusiste afuera que era para adultos!!!!!
<CENTER>
LA LUCHA CONTRA EL CANCER DE MAMA ESTA EN PIE!!!!!!
<IMG src="http://img.photobucket.com/albums/v372/ ... spider.gif" >

<img src="http://img.photobucket.com/albums/v372/ ... man0nv.gif"/>
MUJER: REVISA TUS PECHOS MENSUALMENTE Y VE MÍNIMO ANUAL AL GINECOLOGO... PREVENIR ES MEJOR QUE LAMENTAR.
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¡HUYYYYY Pillina la Maria

Mensaje por MARION » 11 Jun 2004, 18:31

:lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:
acariciando su *autocensura: aparato reproductor masculino*
*Bip*
*bip*
Realmente està Maria me ha echo sonreir...
Mira la Marìa que audaz...
Intensa la fogizidad que tiene ella..hummm
lo comido y lo bailado.... :lol: :lol:
no se lo quita nadie :guiño:

Gracias por tan interesante historia..

Karilyn
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CANDELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Mensaje por Karilyn » 05 Jul 2004, 15:06

Wowwwwwwwwwwwwwwwwwwww...

Yo habia leido tus poemas eroticos, pero esto está a pura candela !!!
wow wow wow wow...

Te quedo espectacular !!!

Besos...

Kary
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Re: CANDELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Mensaje por Poetamor » 11 May 2005, 17:10

Cuban Princess escribió:Wowwwwwwwwwwwwwwwwwwww...

Yo habia leido tus poemas eroticos, pero esto está a pura candela !!!
wow wow wow wow...

Te quedo espectacular !!!

Besos...

Kary


Retomando lecturas pasadas, agradezco tu lectura y tu elegio.Perdona no haberlo hecho a tiempo.
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Joselito Fernández Tapia

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