bajo un mismo sol

Inspiraciones y escritos en narrativas, cuentos y cartas.
Un hermoso baúl de los recuerdos. Más en El foro de cartas
Cerrado
josecb
Forista
Forista
Mensajes: 71
Registrado: 05 Jun 2005, 08:05

bajo un mismo sol

Mensaje por josecb » 06 Jun 2005, 20:03

Cuatro nazis pasean por Madrid, es la única forma de

denominarlos, aunque se llamen a ellos mismos skins, este tipo de

alimañas no tiene corazón pero, como muchas cosas en esta vida

hay almas que llegan a serlo por error.

ésta es una historia grande, participan unos personajes que no han

elegido la época en la que vivieron, su único impulso era la vida,

pero muchos de ellos estaban condenados a entregarla por falsos

ideales que no entendían de la realidad.

Volvamos a los nazis, se acaban de encontrar un negro que ha

cometido el "grave error” dé mirar un culo blanco, no hubo

preámbulos, directamente le golpearon con saña deseando que su

sangre manchara una calle de España.

España, mi país, pero también el país de un anciano que

despojado del miedo interviene para detener la brutal paliza,

aunque los individuos no se van a detener por su causa, una sirena

de Policía les obliga a huir como perros.

¿Porqué se detuvo uno de ellos?¿que vio en aquel fornido

anciano?, le conocía, por eso cuando el hombre le llamó por su

nombre, acudió movido por un impulso magnético temiendo

quizás que le causara algún perjuicio.

El anciano dejo el bastón a un lado del banco, el muchacho se

sentó junto a él, ahora ese chico con el pelo rapado parecía mas

un niño asustado que un ansioso depredador, iba a recibir sin

saberlo una lección de historia, no la de los libros sino aquella que

todos viviremos si le damos al tiempo ocasión para que pase.

Hace sesenta años vivieron dos hermanos que miraban

al cielo despreocupados, era verano y se preparaban para una

competición de bicicleta en la que uno de ellos mostraría su

hombría a unos lindos ojos azules que hoy ya habrán entregado

su belleza a la fría tierra, el premio para el ganador seria aquella

hermosa colección de canicas que uno de los dos había

conseguido a costa de muchos pescozones, da lo mismo qué

hermano ganó porque aquella fue una amarga victoria, al llegar a

casa alguien les contó que había estallado una guerra que

cambiaria sus destinos para siempre, los dieciocho años son una

edad para amar sin temor al mañana pero un tipo bajito con voz

de maricona se empeño en marcarles con el candente hierro de la

separación.

El primer año fue un infierno y las manos de los dos hermanos

tomaron un partido diferente, uno comprendía el punto de vista

del cazador y el otro, más romántico tomo partido por lo que ya

intuía que iba a ser una causa perdida, ambos lograron puestos de

importancia y combatieron en varias ocasiones entre ellos.

A medida que transcurría la guerra el odio se iba enconando ya

nadie entendía de sentimientos, solo el olor de la pólvora que se

pegaba con fuerza a la piel.

Ellos tenían una hermana recién nacida que se había quedado con

su padre, pues tras un brutal bombardeo la familia se había

separado.

El pobre hombre se vio envuelto en una miserable batalla

acompañado de una niña de meses con poca comida y lo que es

peor, poca esperanza de sobrevivir.

Encontraron una cabaña en la que unos milicianos que se

apiadaron les dio cobijo, pero no era un tiempo de

momentos placidos pues esa misma noche comenzó una incursión

fascista y el fuego pesado amenazaba con destruir hasta la ultima

semilla de vida, la niña lloraba con rabia como presagiando que

iba a morir.

El sonido de las explosiones estallaba en el alma, una de las

bombas destruyo por completo el tejado de la casa, aquel

miliciano de ojos grandes miro a la chiquilla y sabiéndose ya

muerto quiso preservar algo de belleza por si acaso el mundo se

quedaba sólo con la gente gris de la desolación.

¡Ay, virgen del carmen! dijo mientras derribaba de una patada la

puerta de la casa armado de una ametralladora pesada, ¡marcharos

de aquí!, el padre salio precipitado de la casa envuelto en una

lluvia de fuego, porque los fascistas se habían centrado en el

valiente miliciano, al grito de viva Cantabria cuatro mas se

unieron a la lucha, poco tardo el corazón del valiente guerrero en

reventar de un balazo, lo mismo que sus amados amigos, pero el

padre no tenia tiempo de volver la cabeza atrás, tapaba a su hija

con una mantita mientras esquivaba el fuego de mortero cayendo

en dos ocasiones, gracias a la luz de una bengala unos de los

tenientes nacionales dio el grito de alto el fuego porque tiraban

contra una niña pequeña, pero una bomba le partió en dos, aun así

los soldados pararon sorprendidos por lo que veían, un hombre de

rodillas en el suelo lloraba y revolvía la mantita para saber si la

niña estaba bien, el sonido de un llanto llenó de emoción el

ambiente, las lagrimas de aquel hombre, que ya había perdido el

corazón emocionaron a los soldados que a partir de ese momento

les protegieron.

La guerra seguía su curso, la causa republicana balbuceaba sus

últimas consignas, ya todo estaba perdido y tocaba la huida, el

hermano rojo debía de abandonar su país, jamás volvería a

Respirar la suave brisa de su amada Algeciras, solo le retendría el

recuerdo de unos ojos azules que jamás beso.

El hermano azul se debía de conformar con el "honor” de haber

salvado la patria y quizás también por haber podido salvar la vida

de su amado hermano sin que el lo supiera, cuando, ya en el

paseíllo, un soldado le cortó las cuerdas sin decirle ni una palabra

señalándole el camino del monte para que huyera.

El camino del destierro fue duro para aquellos españoles de

corazón que amaban su patria y cuyo único pecado había sido

luchar en una guerra que les había sido impuesta, el hermano

rojo tubo unos compañeros de viaje que quedarían en su corazón

grabados a fuego, aquél cura vasco ceporro como el solo, el joven

poeta que lloraba de rabia y otros muchos hombres que sabían

que morirían lejos de España, no sabían que aun les esperaba

otra guerra también absurda en la que terminarían de perder su

juventud, una generación entera castigada, un precio demasiado

grande para que unos pocos se llevaran las ganancias.

Al acabar la segunda guerra mundial el cura, el poeta, nuestro

amigo y unos cuantos mas se fueron a Alemania a ayudar a

reconstruir una nación que había quedado devastada, al principio

los alemanes los veían como seres inferiores, llegando a agredir a

alguno de ello pero no contaban con el corazón de león que

Duerme en el pecho de todos los españoles, pasado el tiempo

Comenzaron a respetarlos, sobre todo uno que llego a amar a un

español que lloraba por el hermano que equivocó su camino,

Friedich era grande, brutote y tenia tres estómagos para la cerveza

Pero entendía el dolor de unos hombres sin patria.

El hermano fascista había logrado un puesto de importancia en el

gobierno, pero eso no le aliviaba el tormento de no saber de su

hermano, en ocasiones trató de que volviera a España pero eso era

imposible pues gente por encima de el lo encarcelaría sin duda.

pronto pasaron los años, pero las huellas del tiempo aun no habían

borrado las huellas de la guerra, el padre de nuestros amigos yacía

gravemente enfermo, sabiendo que la muerte estaba cerca, lloraba

por el hermano desterrado pero sus lagrimas no le podían hacer

volver, el otro hermano empezó a sentir en aquel momento que

sus cargos y sus meritos en el régimen no le compensaban de la

culpabilidad, pero en aquella época había que gritar en bajo.

Mientras, en Alemania alguien le había hecho llegar al hermano

Comunista una carta en la que le decían que aquel padre que le

robaron había muerto, las ultimas esperanzas que tenia se fueron

con él.

Pero el tiempo siguió imparable su curso y un día el culpable de

tantas desgracias, caudillo de la inmundicia y del odio entregó su

vida a un creador que bien seguro le habrá hecho ver el mal que

hizo, siendo ésto para él, el peor de los infiernos.

Nuestros amigos en Alemania no brindaron por la muerte del

Hombre que mato sus pasados, simplemente hicieron sus maletas

y movidos por un impulso irresistible montaron en un tren camino

de aquella patria que tantas veces habían dibujado en sus

mentes, friedich, el hombretón alemán lloraba por la perdida de

más que un hermano un amigo, dos personas tan distintas que

prácticamente no se entendían habían forjado una amistad basada

únicamente en la vibración de sus mentes carentes de perjuicios.

El tren recorría Europa al ritmo de los latidos de hombres que

viajaban en silencio expectantes y sobrecogidos, cuando llegaron

a la frontera unos funcionarios españoles quisieron detener el tren

aplicando leyes que ya habían dejado de tener sentido,

pero el maquinista sabedor de los pasajeros que llevaba hizo oídos

sordos, espero al cambio de vía y partió dirigiéndose al túnel que

Separaba Francia de España mientras los miserables aduaneros

maldecían.

El tiempo dentro del túnel se hizo eterno, por las mentes de

aquellos recios hombres pasaban mil recuerdos, mil historias

inconclusas y la incógnita sobre lo que les esperaba al otro lado

del túnel, pero ese momento llego al fin, aquellos corazones se

abrazaron a la ventanilla, la primera imagen de un torrente que

daba a un lago azul, mato de cuajo los resentimientos y los odios,

nada de lo pasado tenia importancia ya, había hombres que

lloraban arrodillados sin poder hablar, y abrazos largo tiempo

esperados, estaban en España, morirían en su tierra, llego la

primera despedida, en Barcelona el cura vasco partiría hacia

Bilbao, muchos hombres eran ateos pero aceptaron con un

inmenso respeto su bendición, fueron muchos años conviviendo

con un hombre bueno, al que sus propios compañeros de vocación

habían hecho malo por el mero hecho de no aceptar la injusticia.

En Madrid el hermano afecto al dictador sabía de la llegada de ese

tren e incluso estaba al tanto de ordenes que pretendían encarcelar

a unos rojos indecentes que se atrevían a ser los primeros en

regresar a la tierra de donde nunca debieron partir, pero era su

hermano y le asaltaron mil dudas, sabia que su madre ya muy

anciana pensaba ir a la estación harta ya de obedecer ciegamente,

además le habían llamado del ministerio para discutir la situación.

El tren llegaba a chamartin, a los viajeros ya no les quedaban mas

lagrimas, también el coche del hermano fascista llegaba a su

destino con los jefes, pero de pronto le dio la orden de virar al

chofer, lo mandaría todo al infierno, era su hermano y debía estar

con él.

En la estación el frío amanecer, se había hecho cálido con el calor

de las almas, las lagrimas era como una fina lluvia, aquel niño que

se llevó la guerra volvía a su casa, la madre en silla de ruedas

quería hacer el ademán de levantarse para abrazarlo mas fuerte,

pero se hizo el silencio, llegaba corriendo el hermano mayor y la

madre contempló la escena como un anticipo del cielo, estaban

separados a menos de un metro, se miraron y aquel fascista

arrepentido saco de su bolsillo la bolsa de canicas, que le ganó a

su hermano, con manos temblorosas y estallando en lagrimas se

postró de rodillas pidiéndole perdón, entonces se abrazaron, jamás

volverían a estar separados......

Aquel skin fascinado por el anciano no cayó en la cuenta de

que una lagrima le rodaba por la mejilla, ya se había dado

cuenta de que él era uno de los dos hermanos, pero no quiso

preguntárselo, algo en su interior le decía que daba igual porque

los dos sufrieron lo mismo pero jamás dejaron de amarse, quiso

despedirse del viejo pero al verle ensimismado no quiso

molestarle y se alejó despacito con el corazón encogido, el

anciano al poco rato recogió su bastón, sabia que el joven se había

dejado las cadenas que llevaba, desconocía lo que iba a ser de su

vida, el querría que dejara la violencia, que aprendiera a amar

para no cometer los mismos errores que toda su generación había

cometido, pero ahora eso no importaba, atardecía en Algeciras,

los niños jugaban, la primavera estaba naciendo y al fondo, el

orgulloso sol iluminaba todos los corazones.
escribo para curar mi alma

Cerrado