Cuatro nazis pasean por Madrid, es la única forma de
denominarlos, aunque se llamen a ellos mismos skins, este tipo de
alimañas no tiene corazón pero, como muchas cosas en esta vida
hay almas que llegan a serlo por error.
ésta es una historia grande, participan unos personajes que no han
elegido la época en la que vivieron, su único impulso era la vida,
pero muchos de ellos estaban condenados a entregarla por falsos
ideales que no entendían de la realidad.
Volvamos a los nazis, se acaban de encontrar un negro que ha
cometido el "grave error” dé mirar un culo blanco, no hubo
preámbulos, directamente le golpearon con saña deseando que su
sangre manchara una calle de España.
España, mi país, pero también el país de un anciano que
despojado del miedo interviene para detener la brutal paliza,
aunque los individuos no se van a detener por su causa, una sirena
de Policía les obliga a huir como perros.
¿Porqué se detuvo uno de ellos?¿que vio en aquel fornido
anciano?, le conocía, por eso cuando el hombre le llamó por su
nombre, acudió movido por un impulso magnético temiendo
quizás que le causara algún perjuicio.
El anciano dejo el bastón a un lado del banco, el muchacho se
sentó junto a él, ahora ese chico con el pelo rapado parecía mas
un niño asustado que un ansioso depredador, iba a recibir sin
saberlo una lección de historia, no la de los libros sino aquella que
todos viviremos si le damos al tiempo ocasión para que pase.
Hace sesenta años vivieron dos hermanos que miraban
al cielo despreocupados, era verano y se preparaban para una
competición de bicicleta en la que uno de ellos mostraría su
hombría a unos lindos ojos azules que hoy ya habrán entregado
su belleza a la fría tierra, el premio para el ganador seria aquella
hermosa colección de canicas que uno de los dos había
conseguido a costa de muchos pescozones, da lo mismo qué
hermano ganó porque aquella fue una amarga victoria, al llegar a
casa alguien les contó que había estallado una guerra que
cambiaria sus destinos para siempre, los dieciocho años son una
edad para amar sin temor al mañana pero un tipo bajito con voz
de maricona se empeño en marcarles con el candente hierro de la
separación.
El primer año fue un infierno y las manos de los dos hermanos
tomaron un partido diferente, uno comprendía el punto de vista
del cazador y el otro, más romántico tomo partido por lo que ya
intuía que iba a ser una causa perdida, ambos lograron puestos de
importancia y combatieron en varias ocasiones entre ellos.
A medida que transcurría la guerra el odio se iba enconando ya
nadie entendía de sentimientos, solo el olor de la pólvora que se
pegaba con fuerza a la piel.
Ellos tenían una hermana recién nacida que se había quedado con
su padre, pues tras un brutal bombardeo la familia se había
separado.
El pobre hombre se vio envuelto en una miserable batalla
acompañado de una niña de meses con poca comida y lo que es
peor, poca esperanza de sobrevivir.
Encontraron una cabaña en la que unos milicianos que se
apiadaron les dio cobijo, pero no era un tiempo de
momentos placidos pues esa misma noche comenzó una incursión
fascista y el fuego pesado amenazaba con destruir hasta la ultima
semilla de vida, la niña lloraba con rabia como presagiando que
iba a morir.
El sonido de las explosiones estallaba en el alma, una de las
bombas destruyo por completo el tejado de la casa, aquel
miliciano de ojos grandes miro a la chiquilla y sabiéndose ya
muerto quiso preservar algo de belleza por si acaso el mundo se
quedaba sólo con la gente gris de la desolación.
¡Ay, virgen del carmen! dijo mientras derribaba de una patada la
puerta de la casa armado de una ametralladora pesada, ¡marcharos
de aquí!, el padre salio precipitado de la casa envuelto en una
lluvia de fuego, porque los fascistas se habían centrado en el
valiente miliciano, al grito de viva Cantabria cuatro mas se
unieron a la lucha, poco tardo el corazón del valiente guerrero en
reventar de un balazo, lo mismo que sus amados amigos, pero el
padre no tenia tiempo de volver la cabeza atrás, tapaba a su hija
con una mantita mientras esquivaba el fuego de mortero cayendo
en dos ocasiones, gracias a la luz de una bengala unos de los
tenientes nacionales dio el grito de alto el fuego porque tiraban
contra una niña pequeña, pero una bomba le partió en dos, aun así
los soldados pararon sorprendidos por lo que veían, un hombre de
rodillas en el suelo lloraba y revolvía la mantita para saber si la
niña estaba bien, el sonido de un llanto llenó de emoción el
ambiente, las lagrimas de aquel hombre, que ya había perdido el
corazón emocionaron a los soldados que a partir de ese momento
les protegieron.
La guerra seguía su curso, la causa republicana balbuceaba sus
últimas consignas, ya todo estaba perdido y tocaba la huida, el
hermano rojo debía de abandonar su país, jamás volvería a
Respirar la suave brisa de su amada Algeciras, solo le retendría el
recuerdo de unos ojos azules que jamás beso.
El hermano azul se debía de conformar con el "honor” de haber
salvado la patria y quizás también por haber podido salvar la vida
de su amado hermano sin que el lo supiera, cuando, ya en el
paseíllo, un soldado le cortó las cuerdas sin decirle ni una palabra
señalándole el camino del monte para que huyera.
El camino del destierro fue duro para aquellos españoles de
corazón que amaban su patria y cuyo único pecado había sido
luchar en una guerra que les había sido impuesta, el hermano
rojo tubo unos compañeros de viaje que quedarían en su corazón
grabados a fuego, aquél cura vasco ceporro como el solo, el joven
poeta que lloraba de rabia y otros muchos hombres que sabían
que morirían lejos de España, no sabían que aun les esperaba
otra guerra también absurda en la que terminarían de perder su
juventud, una generación entera castigada, un precio demasiado
grande para que unos pocos se llevaran las ganancias.
Al acabar la segunda guerra mundial el cura, el poeta, nuestro
amigo y unos cuantos mas se fueron a Alemania a ayudar a
reconstruir una nación que había quedado devastada, al principio
los alemanes los veían como seres inferiores, llegando a agredir a
alguno de ello pero no contaban con el corazón de león que
Duerme en el pecho de todos los españoles, pasado el tiempo
Comenzaron a respetarlos, sobre todo uno que llego a amar a un
español que lloraba por el hermano que equivocó su camino,
Friedich era grande, brutote y tenia tres estómagos para la cerveza
Pero entendía el dolor de unos hombres sin patria.
El hermano fascista había logrado un puesto de importancia en el
gobierno, pero eso no le aliviaba el tormento de no saber de su
hermano, en ocasiones trató de que volviera a España pero eso era
imposible pues gente por encima de el lo encarcelaría sin duda.
pronto pasaron los años, pero las huellas del tiempo aun no habían
borrado las huellas de la guerra, el padre de nuestros amigos yacía
gravemente enfermo, sabiendo que la muerte estaba cerca, lloraba
por el hermano desterrado pero sus lagrimas no le podían hacer
volver, el otro hermano empezó a sentir en aquel momento que
sus cargos y sus meritos en el régimen no le compensaban de la
culpabilidad, pero en aquella época había que gritar en bajo.
Mientras, en Alemania alguien le había hecho llegar al hermano
Comunista una carta en la que le decían que aquel padre que le
robaron había muerto, las ultimas esperanzas que tenia se fueron
con él.
Pero el tiempo siguió imparable su curso y un día el culpable de
tantas desgracias, caudillo de la inmundicia y del odio entregó su
vida a un creador que bien seguro le habrá hecho ver el mal que
hizo, siendo ésto para él, el peor de los infiernos.
Nuestros amigos en Alemania no brindaron por la muerte del
Hombre que mato sus pasados, simplemente hicieron sus maletas
y movidos por un impulso irresistible montaron en un tren camino
de aquella patria que tantas veces habían dibujado en sus
mentes, friedich, el hombretón alemán lloraba por la perdida de
más que un hermano un amigo, dos personas tan distintas que
prácticamente no se entendían habían forjado una amistad basada
únicamente en la vibración de sus mentes carentes de perjuicios.
El tren recorría Europa al ritmo de los latidos de hombres que
viajaban en silencio expectantes y sobrecogidos, cuando llegaron
a la frontera unos funcionarios españoles quisieron detener el tren
aplicando leyes que ya habían dejado de tener sentido,
pero el maquinista sabedor de los pasajeros que llevaba hizo oídos
sordos, espero al cambio de vía y partió dirigiéndose al túnel que
Separaba Francia de España mientras los miserables aduaneros
maldecían.
El tiempo dentro del túnel se hizo eterno, por las mentes de
aquellos recios hombres pasaban mil recuerdos, mil historias
inconclusas y la incógnita sobre lo que les esperaba al otro lado
del túnel, pero ese momento llego al fin, aquellos corazones se
abrazaron a la ventanilla, la primera imagen de un torrente que
daba a un lago azul, mato de cuajo los resentimientos y los odios,
nada de lo pasado tenia importancia ya, había hombres que
lloraban arrodillados sin poder hablar, y abrazos largo tiempo
esperados, estaban en España, morirían en su tierra, llego la
primera despedida, en Barcelona el cura vasco partiría hacia
Bilbao, muchos hombres eran ateos pero aceptaron con un
inmenso respeto su bendición, fueron muchos años conviviendo
con un hombre bueno, al que sus propios compañeros de vocación
habían hecho malo por el mero hecho de no aceptar la injusticia.
En Madrid el hermano afecto al dictador sabía de la llegada de ese
tren e incluso estaba al tanto de ordenes que pretendían encarcelar
a unos rojos indecentes que se atrevían a ser los primeros en
regresar a la tierra de donde nunca debieron partir, pero era su
hermano y le asaltaron mil dudas, sabia que su madre ya muy
anciana pensaba ir a la estación harta ya de obedecer ciegamente,
además le habían llamado del ministerio para discutir la situación.
El tren llegaba a chamartin, a los viajeros ya no les quedaban mas
lagrimas, también el coche del hermano fascista llegaba a su
destino con los jefes, pero de pronto le dio la orden de virar al
chofer, lo mandaría todo al infierno, era su hermano y debía estar
con él.
En la estación el frío amanecer, se había hecho cálido con el calor
de las almas, las lagrimas era como una fina lluvia, aquel niño que
se llevó la guerra volvía a su casa, la madre en silla de ruedas
quería hacer el ademán de levantarse para abrazarlo mas fuerte,
pero se hizo el silencio, llegaba corriendo el hermano mayor y la
madre contempló la escena como un anticipo del cielo, estaban
separados a menos de un metro, se miraron y aquel fascista
arrepentido saco de su bolsillo la bolsa de canicas, que le ganó a
su hermano, con manos temblorosas y estallando en lagrimas se
postró de rodillas pidiéndole perdón, entonces se abrazaron, jamás
volverían a estar separados......
Aquel skin fascinado por el anciano no cayó en la cuenta de
que una lagrima le rodaba por la mejilla, ya se había dado
cuenta de que él era uno de los dos hermanos, pero no quiso
preguntárselo, algo en su interior le decía que daba igual porque
los dos sufrieron lo mismo pero jamás dejaron de amarse, quiso
despedirse del viejo pero al verle ensimismado no quiso
molestarle y se alejó despacito con el corazón encogido, el
anciano al poco rato recogió su bastón, sabia que el joven se había
dejado las cadenas que llevaba, desconocía lo que iba a ser de su
vida, el querría que dejara la violencia, que aprendiera a amar
para no cometer los mismos errores que toda su generación había
cometido, pero ahora eso no importaba, atardecía en Algeciras,
los niños jugaban, la primavera estaba naciendo y al fondo, el
orgulloso sol iluminaba todos los corazones.
bajo un mismo sol
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bajo un mismo sol
escribo para curar mi alma