Como suaves pétalos de rosa, algodón blanco al tacto deleita, nubes delicadas conjugadas resplandecen en el azul del cielo.
Manitos de niños inocentes y tiernas, las de los ancianitos cargadas de sabiduría y recuerdos, ambos palpando delicadamente rostros sonrientes.
Sábanas y almohadas sedosas cobijan sueños y secretos, amores, desamores, tristezas y risas, mágicos encuentros cubriendo tálamos en colores diversos.
Vida, sólo una tenemos, tocada por dedos, apartando espinas, recibiendo anhelantes deslumbrantes momentos, golpeando sentidos, abatiendo tiempos, repleta de rosales cargados de olores amargos y dulces, tactos duros y tiernos.
Tierna y dura vida, te acojo sonriente, generosidad sembraste envuelta en mieles y hieles, alimentando orgullos y placeres, mitigando dolores, fortaleciendo la fe en el divino Creador Celestial y en el infinito amor terrenal.
