

A VECES
A veces sientes tantas ganas de gritar, por las cosas malas que te pasan; que olvidas gritarle a todo el mundo las cosas buenas que te suceden.
A veces sientes en tu interior una fuerza violenta que tiene ganas de salir, y lo haces de la peor manera posible, golpeando e insultando a las personas que tienes al frente sin pensar que podrías herir sus sentimientos.
A veces sientes el deseo de abrazar y decirle a tus seres queridos lo mucho que los amas, pero lo ocultas por vergüenza o por miedo a ser vulnerable ante los demás. Demostrar los sentimientos no es ser vulnerable es ser sensible y humano con nuestros semejantes.
A veces dices las cosas que debiste haber dicho antes, pero ahora frente a una tumba; porque el tiempo solo te permitió ese momento, que no pudiste escaparte antes de sus garras, sino hasta ahora cuando esa persona ya no puede escucharte.
A veces dices cosas que agradan a la gente olvidándote por completo de tu opinión y criterios propios; la sociedad esta tan llena de espejismos y falsas adulaciones, que creemos que haciendo esto tenemos “futuro” en determinado espacio de nuestra vida.
A veces dices que las influencias “mueven palancas” y “abren puertas”, olvidándote de tu propio potencial y de tu valía como ser humano, como parte de la sociedad; la sociedad es lo que nosotros mismos hacemos, si hacemos corrupción, e influencias en todos los ámbitos, que no nos sorprenda que este código de vida se este apoderando de nuestra sociedad, apagando nuestros valores y callando nuestros gritos de justicia.
A veces crees en peculiaridades, porque “alguien” te dijo que los horóscopos, las piedras, los colores y otras tantas cosas, mejoran tu autoestima y tu nivel de vida; olvidándote que el único que puede ofrecerte una vida mejor es Dios.
A veces crees que la vida es una coincidencia, todo surge según su tiempo; sin preguntarte si puedes cambiar el rumbo de tu existencia. Todo es según su etapa, pero nunca te preguntaste si la forma de vivir tuya, era la que realmente querías, si lo que te sucedía, era realmente lo que debía sucederte.
A veces crees tanto en tus logros, que olvidas ser humilde y paciente con la gente que te rodea. Compartir tus logros es bueno, pero tan bien es bueno saber callarlos frente a tu adversario, y ayudarlo a superarse mediante tus experiencias. Muchas personas se ufanan de lo que hacen bien y ocultan tras de sus triunfos sus errores y defectos. Alardeando de su talento en algunas cosas y tratando de esconder sus fallas, eso no es ser humilde.
A veces sueñas con un futuro mejor, y culpas a la vida por “quitarte” cosas y “adicionarte” problemas; sin embargo, no te pones a revisar tus actos para ver si en alguno de ellos fallaste, y por lo cual, tus metas nos se cumplen.
A veces sueñas con el príncipe azul o la mujer perfecta, y te olvidas de los seres humanos que tienes alrededor; no esta por demás recordarte que ningún ser humano es perfecto, así que no te empeñes en buscarlo, porque no existe. Cuando amas realmente a una persona, con sus defectos y virtudes, entonces encuentras al hombre o la mujer perfecta para ti, porque el amor une perfectamente a dos seres distintos ligados por sentimientos fuertes.
A veces sueñas con dinero, cosas materiales y una vida cómoda, olvidándote de que todo ello carece de valor para ti, como ser humano. Es importante plantearte metas y mas importante aun es que estas cosas estén dentro de ellas, el obtenerlas mediante tu esfuerzo propio, es aun más laudable. Pero priorizarlas en tu vida, ponerlas al frente de todo lo que mas te importa en el mundo, es deshonesto e incluso tonto. Las cosas materiales no pueden ni deben, ser primarias es nuestra vida, ya que los sentimientos son lo más importante. Si esto sucede, estaremos cayendo en ese abismo que la propia sociedad construyo, llamado “vida cómoda”, que no es otra cosa mas que un abismo entre lo humano y lo mundano.
