Héme aquí diciéndote hoy, ¡Basta!, ya no quiero que me mires, ni me sonrías a medias, con esa poca tibieza que me regalas, prefiero bajar al abismo donde se cura el alma, ese de los versos audaces, aquel del que nunca sabrá tu mirada, porque sabes bien que entre mis cartas ,dejaré guardada la esperanza, que se ha ido muriendo poco a poco y se ha vuelto carta de papel ,amarillenta por el tiempo, donde la memoria ,bien puede decirse duerme desahuciada.

