Besos Grabados Con Fuego

[Peligrosa Soledad]

Mi primer beso fue ingenuo, robado por labios mayores, experimentados que sólo buscaban más de lo que mis, aún vírgenes labios deseaban dar, podían regalar, buscaban compartir. Mi primer beso fue frustrante, mejor olvidarlo.
Mi segundo primer beso, ya con más experiencia de mi cuenta, fue robado de los labios de un forastero que se cruzo en mi vida por obra del destino. Nuestros caminos se encontraron en ésa mágica noche, fue tierno, él me creía más ingenua, yo se lo permitía. Mi segundo primer beso fue anecdótico, un beso enmarcado en la adolescencia de mis caprichos.
Mi tercer primer beso fue robado, también por labios mayores, experimentados, pícaros, sonrientes. Yo era distinta, era “cuasi” madura. En esa relación fui cómplice, alumna, maestra, me imponía, me respetaban, me querían. En esa relación me enseñaron a ser mujer y me acompañaron conteniéndome en cada gemido. Mi primer tercer beso fue de oro.
Después hubo muchos primeros besos más. Besos que sólo se dan de noche, de día, de trampa, besos “felinos”, besos acompañados de “te quiero” que nunca existieron, que nunca nos creímos y no los creeremos. Fuimos lo que tuvimos que ser, lo que ya no somos y nunca más seremos... Sólo, un montón de besos.
Mi cuarto primer beso fue robado, pero ésta vez hurtado por mis, ahora, hambrientos labios. Él, un mediocre a quien le preste mi corazón por un tiempo. Yo, una aburrida transeúnte de la vida. Mi cuarto primer beso... Fue sólo eso y nada más.
Tanto tiempo ha pasado que ya no recuerdo todo lo que aprendí en cada “primer beso”, pero en la suma de todos ellos he aprendido que jamás hubo en mi un beso originario guiado por el amor, fue sólo pasión, sólo picardía, sólo busque anécdotas, nunca busque amor, y si lo obtuve, fue sin intención, pero cada uno de los besos mencionados (recordados) marcados en mi alma con labios ardientes de estos “caballeros”, por así llamarlos, me enseñaron más cosas de las que se pudieran imaginar. Gracias a eso, a lo que pude aprender por mí misma, por mi introspección, por mi auto comprensión, no a ellos, “caballeros” que sólo querían... Besar.