Una historia de amor (Parte 3)

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jorkael
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Una historia de amor (Parte 3)

Mensaje por jorkael » 12 Jul 2006, 16:47


Antes de pegar lo que corresponde quiero explicar las circunstancias de esta publicacion.

el dueño de esta cuenta Aldo Perez Salas, fallecio hace algo mas de un mes, yo un amigo suyo muy cercano recibi un paquete y aunque quise abrirlo antes, no lo hice por respeto a él, y lo abri el dia en que falleció. en el paquete encontre instrucciones sobre qué hacer con su correo electronico y tambien cuentas en distintas paginas.. para esta pagina el me encargo un cuaderno de apuntes en el cual estaban las 2 primeras partes de esta historia, y muchas mas. él me pidio que las fuera publicando en su nombre. una a una. asi que ahora empiezo con su voluntad. esto fue escrito por Aldo Perez Salas Q. E. P. D.

... a tu nombre mi querido amigo...









III

Luego de muchas noches de tristeza, me refugié en las noviecillas ocasionales, en cada aventura y en los amigos que me invitaban a eventos y salidas; todo para olvidarme de aquella a quien tanto extrañaba, no supe de ella, ni de su familia, pocas cosas me importaban realmente A veces me distraía con las muchachas del colegio, y aunque en ellas encontraba a veces una obsesión o un gusto intenso, no podían llenar el vacío que dejo mi pequeña Rosita.
Durante mucho tiempo, no supe de ella. Yo la extrañaba, extrañaba oír su voz, su risa e incluso extrañaba que me golpeara de esa forma entre juguetona y tierna; los recuerdos que guardaba de ella en mi memoria me aliviaban de vez en cuando y otras veces me torturaban. Sabia que ya nada era lo mismo… a partir de ahora verla dependería del destino o de mi habilidad para idear la ocasión adecuada con el pretexto adecuado.
Luego de que se fuera de la tienda, yo pase los días esperando a que llegue el momento en que nosotros también nos marcháramos, no era fácil encontrarle el lado agradable a quedarse en la tienda casi todo el día y repetir la misma rutina, ni a ver las mismas caras, los mismos ebrios, el mismo panorama y el mismo programa de TV a diario. Todo empezaba a cansarme, los clientes, mi madre, la mercadería, la tienda los carros el aire, estaba volviéndome loco. Y mi locura tenia nombre propio, todo por el vacío que el saberla alejada me provocaba. Los días pasaban y en mi cabeza no había mas que recuerdos y en mi corazón dolor.

Pero un día me encontraba sentado, leyendo algún diario, esperando tal vez hallar alguna noticia interesante; aunque no había mas que notas de la política que hablaban de un gobierno corrupto, de algún fraude en algún concurso, o de las estupideces de la gente famosa, nada interesante; entonces levante la mirada e inmediatamente el cuerpo se me paralizó, a menos de 100 metros se alejaba una persona que creí reconocer, una muchacha, me puse en pie y dejando caer el diario salí rápidamente, los segundos se volvieron minutos y sentí como si hubiera llegado un momento por mucho tiempo ansiado; no estaba seguro de si estaba en lo correcto, quise seguir avanzando hacia ella, pero se alejaba, caí en la cuenta de que no había nadie mas que se quedara en la tienda que por cierto ya estaba muy por detrás de mi, vacilé un segundo y por primera vez mi cuerpo actuó sin que yo tuviera tiempo de pensarlo
- Rosita!!!.
Di un par de pasos mas y volví a gritar, entonces ella se dio vuelta y al verme se acercó; estaba con unas amigas que no se tomaron la molestia de esperarla; al llegar junto a mi me dio un beso en la mejilla pensé en darme un pellizco para comprobar que estaba despierto, y no pude disimular mi alegría al verla; cualquiera que me conociera entonces, no hubiera podido dar crédito a esa felicidad y ternura en mi rostro cuando la tuve tan cerca de mi después de tanto.
Le pregunte muchas cosas y ella a mi; parecía mas un interrogatorio; reímos, me dio un par de golpecitos, de aquellos que tanto extrañaba y al final, luego de charlar mucho averigüé que ella estaba asistiendo a la iglesia, para recibir unas charlas para un sacramento y que también iba a misa cada domingo; y entre bromas y juegos, le propuse acompañarla los domingos, ya que yo también iría, (tuve que decirle que era miembro de un grupo parroquial). Accediendo ella se despidió con otro beso en mi mejilla, y no pude mas que soñar a lo largo de esa semana, soñar con ella, soñar con todo eso que me daba alegría.

Por otro lado podía sentir algo extraño en mi mismo, algo estaba mal, mi vida había empezado a tornarse vacía, solo con figuras, que representaban aquellas muchachas con las que yo había tenido algo, aquellas que no podían compararse a mi Rosita, pero que sin embargo de alguna u otra forma ya estaban en mi historia; aunque entonces no lo notara. Mi falta de respeto hacia ellas me costaría mucho con el tiempo.

Como lo prometió cada domingo ella pasaba por mi tienda para poder ir juntos a misa, ya dentro de la iglesia ella se reunía con sus compañeros y yo me quedaba al otro lado del salón principal, y en plena misa entre oraciones y cánticos, yo no podía hacer mas que mirarla, observar cada gesto suyo, podía distinguir su voz entre las muchas que en ese mismo momento entonaban salmos y alabanzas. No la perdía de vista, y al terminar la misa me apresuraba a salir para poder esperarla en la puerta exterior de la Parroquia; entonces ella se despedía de sus amigos y nos marchábamos juntos, ella m e tomaba del brazo y cuando yo le preguntaba me decia que le gustaba andar asi con su hermana
-pero yo no soy tu hermana- contestaba yo son tono bromista
ella se reía y continuábamos caminando así, nuevamente me contaba sus cosas, bromeábamos como hace tiempo y jugábamos sin que la gente nos importara; todo era perfecto a su lado.
A veces luego de misa comíamos algo, y un par de veces fuimos a divertirnos en los juegos mecánicos que llegaban junto a la feria anual, en una ocasión, ella subió a un carrusel, y luego de varias vueltas se empezó a sentir mal, me lo dijo e inmediatamente la bajé, la atendí, y luego, cuando se recuperó del mareo, y yo del susto, continuamos jugando, el hecho de estar a su lado me daba fuerzas, me prometí que nunca dejaría que algo la lastimara, que siempre la protegería, que la cuidaría mucho pues ella lo merecía.

Así transcurrieron varias semanas entre salidas, misas, juegos y…
un tiempo después, ella dejó de pasar por la tienda; y yo al ir a buscarla en la misa no la encontraba, ni en la iglesia, ni en la reunión parroquial, ni en las cabinas de Internet ni en donde antes habían estado los juego mecánicos, ella había vuelto a desaparecer, y yo…. Nuevamente me refugié en las ocasionales novias.
La extrañaba mucho, sin embargo una doble vida se daba a lugar en mi corazón. Nunca pude olvidar a mi pequeña Rosita, aunque tuviera cada nueva pareja a mi lado, y los amigos no me faltaran.
Era ella precisamente a quien extrañaba. No sabia donde estaba, ni que le pasaba.
Tuve que esperar un tiempo más. Entre risas, juegos, amigos, amoríos y dobles caras.
La volvería a ver dentro de un poco mas de tiempo…



continuara...

(pido un minuto de silencio por favor...)
"desde las arenas del olvido, desde la cima de la muerte, he llegado para hacer la ultima voluntad"

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Doral
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historias...

Mensaje por Doral » 13 Jul 2006, 13:36

Luego de muchas noches de tristeza, me refugié en las noviecillas ocasionales, en cada aventura y en los amigos que me invitaban a eventos y salidas; todo para olvidarme de aquella a quien tanto extrañaba, no supe de ella, ni de su familia, pocas cosas me importaban realmente A veces me distraía con las muchachas del colegio, y aunque en ellas encontraba a veces una obsesión o un gusto intenso, no podían llenar el vacío que dejo mi pequeña Rosita.
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"No siembre mixtura en su huerto, ni lo cultive en su corazón", amigo poeta, la prudencia no abunda, y la fe obra siempre milagros.

Mis respetos a su historia... buena suerte.

Doral.
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