La que despierta... corazones

[Aiko_Goddess]

Había nacido como cualquier otra niña, un pequeño milagro innotado en la enormidad del mundo. Creció como una niña normal, disfrutando sus días con su madre y observando las flores y los animales, pasando días completos disfrutando de esa fantasía que debería ser para todos los humanos lo más valioso: vivir la vida. Su adolescencia pasó sin pena ni gloria, o mejor dicho, con las mismas penas y glorias que cualquier adolescente: los amigos, las ilusiones del futuro, el perdido primer amor que nunca llegó a concretarse, ahogado simplemente en pésimos poemas y un beso que nunca se concretó.
Sin embargo, algo había de diferente en ella: tenía en su corazón un caudal inmenso de amor, pero no sabía qué hacer con él.
Cuando su madre enfermó, se mudaron a una pequeña cabaña en medio de la montaña, lejos del mundo. Pasaron muchos meses en los que ella la cuidó afanosamente, pero una mañana, cuando volvía de buscar leña para la chimenea, encontró a su madre dormida para ya no despertar.
Por varios meses se quedó aún en la cabaña, sola, honrando la memoria de su madre, viviendo en plena armonía con la naturaleza. Pero pronto la soledad la agobió, e intentó reintegrarse a la sociedad del pueblo donde se había criado. Sin embargo, no fue tan sencillo como pensaba: no encontraba su lugar entre las personas, sintiéndose extranjera en su propio lugar. Les parecía que todos hablaban un idioma diferente del suyo, y que sus latidos no hayaban eco.
Una tarde, cuando estaba sentada en la fuente que había en el centro del pueblo, una mujer se le acercó, y la invitó a su casa. Curiosa, aceptó la invitación, y en su casa la anciana la invitó a tomar té, y se pasaron la tarde hablando de todo y de nada. Cuando llegó la noche le ofreció quedarse en la casa, y ella sintió que había encontrado una segunda madre. Semanas más tarde, la anciana le confesó la verdad: su final se acercaba, y se había acercado a ella con un objetivo; quería que siguiera su labor. Ella no sabía a qué se refería, entonces la llevó al patio trasero de la casa, y le mostró un pequeño lago.
Le dijo que se sentara a su orilla, y se asomara. Ella hizo lo que la mujer le decía, y para su asombro, no vio su reflejo en el agua: en su lugar vio otras personas, hombres, mujeres y niños que tenían penas, secretos y sufrimientos que no tenían a quien decir.
"Si aceptas mi trabajo, podrás ayudarlos a todos ellos.. Sólo tienes que estar ahí, y hacerlos sentir que hay alguien a quien le importa".
La muchacha aceptó, y la anciana partió esa noche, mientras ella dormía, y ya nunca volvió a verla. Pero sabía que no tenía tiempo para llorar: había muchas personas que la necesitaban.
Día tras día, se sentaba a la orilla del lago a oir a las personas y, como si fuera la voz de sus conciencias, o un ángel guardián, les daba su consuelo y las hacía sentir mejor. Esto lo hacía feliz, pero se sentía muy cansada. Y un día se descubrió llorando: sentía que ella oía a todo el mundo, pero nadie la oía a ella. Una de las personas que aparecía en el reflejo notó su dolor, y esta vez fue ella quien se deshaogó. Poco a poco se hicieron más unidos, y ya nada pudo separarlos. Entonces ella pudo seguir su trabajo, día tras día, con la felicidad de saberse querida.
Sin embargo, sucedió algo que nunca antes le había pasado: las personas le confesaban sentimientos, y le decían que la querían, personas que confesaban que hasta ese momento nunca habían sentido algo así. Entonces ella sonreía, y decía que había logrado lo que quería.
Porque en todo el mundo, hay millones de corazones que esperan ser despertados. Millones de corazones tristes y fríos, solitarios, que sólo esperan una mirada, una palabra de apoyo, una sonrisa.

Esta historia es de alguien que vivía para despertar los corazones de los demás. Y encontrando el verdadero amor despertó el suyo propio. Hoy, haz algo bonito por alguien. No tienes que darle un regalo, ni nada por el estilo. Basta una sonrisa, una llamada telefónica, una palabra de afecto. Hay mucha gente que se esta´muriendo de pura tristeza, porque no tiene a nadie que la escuche, a nadie que le diga "estoy aquí". Yo estoy aquí para tí. Ahora y siempre. Haz algo por ti, y haz algo por alguien más. Y está también para alguien, como yo estoy por ti. Verás que tendrás un día mucho más bonito.

[Guillermo Cano Botero]

Felicitaciones por tan bonita y ejemplar narracion.

Mis respetos a tus letras,


Guillermo

[Aiko_Goddess]

Muchas gracias por tus palabras.. Siempre llena de emoción saber que alguien lee lo que uno escribe. Si el mensaje llega al menos a una persona, todo esfuerzo habrá valido la pena.

[jeaneth]

hola, tu esfuerzo valio la pena , que agradable lo que escribes, sirve de mucha reflexión, cuidate y gracias por compartirlo con nosotros

[SHANIA LIN]

QUE LINDA HISTORIA
ES HERMOSO PODER HACER ALGO POR LOS DEMAS PORQUE CON ELLO HACES ALGO POR TI MISMO
GRACIAS POR COMPARTIR ESTA HISTORIA Y CUENTA CONMIGO PARA DAR UN POQUITO DE CARIÑO A QUIENES LO NECESITAN ME ENCANTARIA SER TU AMIGA
SHANIA