Pétalos al viento

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Katrina Dubracci
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Pétalos al viento

Mensaje por Katrina Dubracci » 08 Sep 2006, 11:36

“39.Pétalos al viento”

En el piso, sin nada que ofrecer ya, se encuentra una rosa,
los presentes la creen fea porque esta marchita,
porque a perdido color y ha dejado sus pétalos al viento.
Aquí ahora nadie conoce su historia o la recuerdan,
todo el mundo olvidó lo bueno que entrego,
quizás yo sea quién conoce mejor su historia
y tal vez sea triste recordarla,
¡a lo que te llevo tu suerte mi amiga rosa!
Ella deslumbraba con su encanto y apariencia,
llena de amor y pasión te encontrabas,
¡te has enamorado! Y ¡te han decepcionado!



Era una fría tarde de invierno. Su rostro yacía inerte. Sin mirada y sin vida ella sentada en el sofá. Ya no sentía frío ni sentía calor, sólo estaba allí a la espera sin esperar nada.

Una vez, hace mucho tiempo, ella era una rosa deslumbrante. Sus éxitos marcaban el paso del tiempo, su valentía la hacía parecer más fuerte de lo que era y su color de pasión era una entrega total, se entregaba a sus trabajos y sus anhelos.

Pero un fuerte terremoto movió su piso y corazón.

Cuenta la historia que las rosas antes no poseían espinas. Eran bellas y sus ojos eran ilusiones vivas. Pero un día se apareció el Amor junto a un Hombre. Todas las rosas se parecían pero había una que era única, ésa se fue del rosal junto al Hombre. Luego fueron apareciendo más Hombres y cada uno se llevaba su rosa, aunque hubo casos en que unos terminaron llevándose dos (y una de ellas ignoraba la existencia de la otra).

La primera que se fue, no tardó mucho en volver al refugio del rosal. Otras la siguieron en esa situación. Ellas habían entregado todo de sí pero no fue reconocido por sus Hombres, eran distintos casos pero entre ellos se contaba estás dos causas posibles: ellos le habían engañado con otras rosas de otros rosales o herían sin medida su corazón o su piel. Triste era el episodio cada vez que alguna llegaba con su corazón destruido y en parte sus pétalos marchitos.

Desde afuera yo veía el sufrimiento pero nada podía hacer. Entre tanto dolor ellas necesitaban una forma de defenderse, no era justo estar a merced de tanto sufrimiento, entonces el máximo Creador de rosas les concedió un “arma”. Poco a poco sus cuerpos comenzaron a tener espinas. Ellas comenzaron actuar con más cautela entonces y así se reflejó la vida en sus pétalos. Me sentí orgulloso de verlas renacer pero aún había una de ellas (la primera que se había ido y regresado) que aún estaba muy marchita y seguía marchitándose, le pregunté entonces al Creador: - ¿Por qué ella aún está así si le has dado el mismo “arma” y has rociado un poderoso perfume para su revitalización? -.

Él con una cara un poco triste me dijo: - A veces las “armas” llegan muy tarde. Por otra parte, lo que le he enviado para ayudarle sólo lo hará si ella lo acepta así. Muchos han llegado para platicarle pero está sumergida en su dolor. Fue la primera en sentir el primer dolor, ése primer dolor es el más fuerte y ella tiene el coraje de superarlo pero no lo hará porque no lo quiere. Otras rosas han vuelto de su viaje, pero se han ido de nuevo porque se han vuelto a enamorar, no se escondieron a la vida ni a la ilusión y decidieron esperar si había que hacerlo para posteriormente ser felices, pero como ves se ha escondido entre la oscuridad y el frío y eso le ha evitado ver otras cosas y personas. Ayer me preguntaste por aquel chico de allá afuera, él ha entrado en muchas ocasiones a ver el rosal pero nunca se ha decidido por alguna aunque muchas quieren irse con él. Si él supiera que su rosa está metida en la oscuridad... por eso no la ha encontrado aquí, y tampoco la encontrará en otros rosales -.

Entonces le dije: - ¡Creador! Pero eso es muy triste, hay que decirle dónde está para que la busque allí -.

Respondió entonces: - No tiene caso hacerlo. En la oscuridad en que ella está nunca vería su rostro y mucho menos su alma, y te aseguró que él sufriría por ella como ella ahora sufre por otro. Para ser feliz ella debe encontrarse de nuevo así misma y alejarse del maligno pensamiento que le rodea, sólo así su corazón volverá a latir y podrá volver a vivir en la ilusión. Hoy ella culpa al Amor, lo que no ve es que gracias a esa decepción se ha hecho más fuerte y cautelosa pero incluso esto no lo sabe puesto que sólo ha pensado en los momentos que fueron y que quiere vuelvan a ser, ella vive del pasado y en él. Quizás nunca sepa que su verdadero Amor está allá afuera esperándola -.

Por último le dije: - Creador pero ella morirá si no hacemos algo -.

Me miro y contesto: - Mi fiel ayudante para ella... eso ya ha ocurrido, y para él que espera allá afuera también pasará. La verdadera muerte es dejar la capacidad de amar. En el caso de ella su corazón podría volver a latir pero su mente no lo dejará, se aferra al dolor de lo perdido pero lo que no sabe es que: lo que ella considera perdido, nunca lo tuvo porque nadie posee a nadie nunca -.


Me sentí terriblemente triste e impotente por el no poder hacer nada, y mientras el tiempo pasaba yo veía cómo los pétalos de su rostro se los llevaba el viento.

Ella sigue sentada en el sofá y en la oscuridad, y él sigue viendo las vidrieras de los rosales.


Qué triste es saber que dos almas debieron encontrarse,
y que una de ellas ha dejado su búsqueda
mientras el otro no pierde la esperanza.
Qué triste es ver cómo ella libera sus pétalos al viento
y pierde el Amor al Amar.
Qué triste es ver cómo nosotros mismos destrozamos nuestros caminos
y nos perdemos entre la oscuridad que nos presenta el destino.



12:58 p.m.

07/09/06

Waldylei C. Yépez Y.
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*** Con la misma pluma ***

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