"EL CONCIERTO"

[un angel enamorado]

“EL CONCIERTO “

Creo que sin lugar a dudas, una etapa que siempre voy a recordar, es el paso por las aulas universitarias, por los cambios que se suscitaron en mi vida, no solo de aprendizaje, sino emocionales y emotivas. Uno de mis pasatiempos aparte del ciclismo que era mi deporte favorito era la pintura, me agradaba pintar y pintar, cosa innata que lo llevo desde pequeño, pintaba en papeles, en cartones, en las pizarras y luego pintaba hasta en las paredes de mi cuarto con figuras abstractas tipo mi pata Pablo Picasso o a mis cantantes favoritos, Los BEATLES; mi pasatiempo favorito fue opacado con la incursión de pronto con un hecho que marco un hito en mi personalidad; eran los años 80, yo estaba de cachimbo en la facultad de arquitectura y tenía 18 años y un buen día de pronto, recibí un sobre, era de mi padrino de Bautizo que me hacía llegar mi regalo por el ingreso a Arquitectura, luego de abrir el sobre y ver en su interior asombrado, dije que hago ahora, con todo eso; para esa fecha y estudiante que recién comenzaba tener en manos 300 dólares era bastante; entonces ni corto ni perezoso no se me ocurrió otra cosa que cumplir mi sueño y era tener una guitarra, una muy buena guitarra, casi inmediatamente fui a la adquisición de la preciada joya y que mejor del mejor taller artesanal de mi ciudad, cuando tuve en mi frente y en mi cuarto no hice mas a no parar de aprender el manejo del instrumento, como buen fanático lo primero que aprendí a tocar fueron temas de mis ídolos, los pelucones de Liverpool, que gracias a la ayuda que tenía de la facilidad de dominar regularmente el inglés me ayudo para poder cantar las canciones de dichos ídolos y además con la ayuda de una harmónica que lo incorporé a mi guitarra con unos soportes metálicos, me ayudaban a sacar bien los temas como Love me Do, Please, Please y mis favoritos Hey Jude y Let it Be; en versión instrumental; para esos años el rock argentino y mexicano incursionó notablemente por estos lugares lejanos y como buen amante del rock, ritmo que es mi favorito, me ponía a cantar pero siempre lo hacía solo para mi o quizás grabando en alguna cinta magnetofónica, para escucharla luego y detectar algunas fallas de entonación y ritmo; así pasaron los meses, los años y de pronto estaba en promoción de arquitectura, era el año 87 y mis estudios estuvieron siempre como prioridad número uno, quizás razón de no incursionar más seguido en la música; hasta que como festividades de la promo, se hizo las 168 horas arquitectónicas, una especie de la semana de los arquis y culminaba con una gran serenata que dicho de paso era rockera, si algo nos caracterizaba en la universidad es que casi todos éramos amantes del rock, la gran mayoría tenía siempre una modalidad de arte que dominaba, indudablemente que así tenía que hacer, si no, no seríamos arquitectos, lema que nos pregonaba nuestros docentes mas antiguos. En el taller que llevaba de diseño 9, por amplia mayoría me designó que yo tocará, pero dije, si nunca he tocado en público ¿ Y lo voy hacer?; bueno era conocido que siempre a modo de relajarme llevaba mi armónica a las aulas y ahí tocaba un poco; pero tocar en público y en concierto, hablábamos de ligas mayores, pero eso no me quitó el entusiasmo y mucho menos me aminoré, mas acepté gustoso. El concierto era un día viernes, primero venían los solistas y luego los grupos electrónicos; llegue a casa y me puse a practicar, pero mi temor no era que no conociera bien los temas, mi temor era el público, era el año 87, para esa fecha era un muchacho introvertido, callado, súper tranquilo, romántico y etc, etc, claro que ahora indudablemente he vencido todos mis temores, pero también creo que perdí esa inocencia que aún tenía esa época; bueno se aproximaba la hora del concierto y como buen rockero fui vestido como lo hacían siempre mis personajes favoritos, los legendarios de Liverpool; cuando llegue a la hora indicada, llegue en el preciso momento que me llamaban para que llegue al escenario; no tuve tiempo siquiera de ver la cantidad de gente que habría; subí apresurado y ohhh…sorpresa, había una multitud de gente impresionante, estaba toda la facultad, mis docentes, mis compañeros, mis amigos y bueno por ahí algún corazón enamorado que suspiraba en silencio, la presentación no se dejó esperar, por una voz clara y precisa del interlocutor :

- Y señores y señoras y representando al taller 9 y a la promoción tenemos en escenario a un estudiante que muy entusiasta sube al escenario para hacerles deleitar con 3 temas; Susana un tema del folklore norteamericano, Hey Jude y Let It Be de los geniales Beatles, con Uds., les dejo a Carlos Enrique.

La primera sensación al escuchar esas palabras, fue sentir un sudor frío e intenso, luego fue fijarme al público y ver como estaba el temperamento de la gente y a la vez ver si llevaban tomates para lanzarme; creo que me sentí mas tranquilo al verlos muy eufóricos y ansiosos de querer rock y rock y mis manos me llevaron a ejecutar el primero de los temas, luego el segundo y el tercero y de pronto esperé quizás que silbaran pero solo escuche muchos aplausos, algunos gritos y muchas felicitaciones; los años pasaron, dominé más la guitarra y la armónica, pero un buen día entraron unos ladrones a mi departamento que tenía y se le llevaron mi joya preciada, mi guitarra que me dio tantas satisfacciones; no volví a tocar desde esa fecha, ahora por mi trabajo y mis múltiples ocupaciones no me permite que me dedique a la música, solo queda en el baúl de los recuerdos algunos cassets, con los temas que tocaba, y cada vez que paso por ese parque donde se llevo a cabo dicho espectáculo, siempre me acuerdo de esa noche donde cumplí un viejo añorado sueño y era de tocar en un CONCIERTO.
UN ÁNGEL ENAMORADO – CARLOS ENRIQUE