"EL BURRO"

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un angel enamorado
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"EL BURRO"

Mensaje por un angel enamorado » 15 Sep 2006, 14:33

“EL BURRO”


Era una de esas noches frías y lúgubres, el reloj marcaba las 01.00 a.m. y atento esperaba los golpes en la puerta de mi habitación en espera de César, tesorero y almacenero de un Puesto de Salud que ejecutaba en Huaquirca, un distrito lejano de Apurimac, donde había que viajar para llegar a dicha zona 8 horas en el único bus que un día entraba y al día siguiente retronaba, la lejanía del lugar no permitía que llegará transporte de pasajeros al mismo lugar, pues muy a pesar de haber trocha carrozable, no había servicio regular de transporte y por ende había que trasladarse a pie a la capital de la provincia, único punto de embarque y desembarque; el tiempo pasaba y mi impaciencia crecía, hasta que decidí no esperar mas, la travesía que se tenía que hacer era bajar hasta el río aproximadamente unos 3 km y luego subir unos 5 km cuesta arriba; el detalle que esta era mi primera visita a al obra, mi permanencia era corta y vine en el día, no conocía bien el camino y de todos modos necesitaría un guía, pero este me bendito guía se habría quedado dormido, pues ya era las 01.10 a.m. y no venía, el tiempo aproximado de caminata eran 3 horas, el bus salía a al capital del departamento exacto a las 04.00 a.m., no había tiempo que esperar y sin pensarlo dos veces, agarré mi mochila ligera que previo antes saque algunas cosas para que no me pesara, entre eso ropa y comestibles y firme con una linterna en la mano, salí del distrito y comencé mi travesía; lo primero que me impresionó al salir que hacía mucho viento y el cielo totalmente negro, ni una estrella en el cielo, mucho menos la luna, señal de que llovería, era temporada de lluvias, pero que hacer, era salir o quedarme 2 días más en el distrito, por cuanto las labores que tenía pendientes en la ciudad me obligaban trasladarme si o si; con pasos ligeros y corriendo por trechos comencé la caminata, a lo lejos solo se escuchaba los ladridos de perros y algunos aullidos, no había nadie mas en el camino, ni una luz, ni un animal siquiera, solo escuchaba los ecos de mis pasos ligeros por la senda y la luz de mi linterna que alumbraba el camino, era un poco difícil conocer y deducir cual era el camino, pues a veces me encontraba con senderos casi escondidos, el tiempo pasaba y no había llegado aún al río, de pronto llegué a una bifurcación del sendero, se partía en 2 caminos, los dos iban al río y no sabía cual tomar, a quien preguntar, así que previo sorteo enrumbe por la senda de la izquierda, la bajada era empinada y me llamaba la atención, no me acordaba que vine por ahí, pero demasiado tarde ya habían pasado 15 minutos y así que tuve que volver de nuevo cuesta arriba para tomar la otra senda, total perdí 30 minutos, si no corría el bus me dejaría así que tome fuerzas y comencé la bajada corriendo; un suspiro aliviado sentí cuando llegue al río, pero también una preocupación enorme, pues era las 02.30 a.m. y quedaba aún 2 horas de travesía, comenzaba lo peor, la subida y el carro saldría a las 04.00 a.m.; cuando transcurría las riveras del río se me vino a la mente, las historias que contaban los paisanos de la zona, que en noches como esta, las sirenas salían y con sus encantos y sinfonías adormecían a los transeúntes solitarios y los llevaba a las profundidades de los ríos; de pronto un estrumpido me saco de mis pensamientos, era un trueno seco que indicaba que se venía un chaparrón fuerte, estaba contra el tiempo, no podía detenerme así que proseguí con mi viaje, doble una cima y me encontré con un verdadero diluvio, en un rato estaba totalmente empapado, mi casaca era abrigadora, pero no protegía de la lluvia en forma impermeable; mi travesía no se detuvo, seguía con el mismo físico cuesta arriba, a veces me preguntaba porque tendría que trasladarme a lugares tan lejanos, pero a al vez salía una respuesta inmediata, me agradaba la aventura y odiaba la monotonía; el reloj marcaba las 03.30 y con la ropa total mojada seguía con la subida, ya exhausto por el desgaste físico, mis piernas ya sentían el cansancio, pero me quedaba aún un buen trecho, así que me olvide del cansancio y comencé de nuevo la caminata, en partes agradecía que siempre me mantuviera con buen físico y no era para menos, las largas bicleteadas de 80, 100, 120 km cuando estaba en la universidad, me formo un cuerpo con buenas piernas, lo suficiente para soportar el agotamiento que sentía; llegué luego de una larga subida a la cima y quedaba tan solo una corta bajada, el reloj marcaba las 04.00 y sentía a los lejos ya el claxon del bus que anunciaba que pronto saldría, así que aceleré el paso, para ese entonces ya cesó de llover y con la ropa totalmente empapada, comencé una corta bajada, la noche seguía oscura, un oscuro total, el camino estaba lleno de piedras altas que hacían el sendero este en total penumbra, tan solo mi linterna que era mi fiel salvadora me guiaba por dicha senda, llegue a una especie de una curva cerrada y con la rapidez que bajaba no advertí que había adelante, tan solo un choque seco con un bulto negro y con pelos que me mando al suelo, no podría distinguir que era, con que me había chocado, mi linterna estaba lejos, con los ojos algo desorbitados y pasmados, solo veía un bulto negro que estaba delante de mí, en forma sigilosa y lenta y con el corazón que se me salía por la boca, alcance mi linterna que estaba botada en el suelo e inmediatamente alumbré al bulto que en forma quieta estaba parada frente a mi, grande fue mi sorpresa que era un BURRO!...un maldito burro, eso; me paré inmediatamente quise quizás colgarle al burro pero no había tiempo, quedaban pocos minutos, ya escuchaba el segundo claxon del bus, con el tercero este saldría del paradero; luego de algunos minutos de travesía y con el cabello totalmente empapado, la ropa llena de barro, mojada llegué justo en la tercera y última llamada del bus; dentro de el, me saque la casaca, mi chompa y los escurrí y deje que se secara dentro del bus, me quedé con mi polo totalmente húmedo y mi pantalón mojado, no tenía ropa que cambiarme, la que tenía la dejé en mi habitación de la obra; no había nada para comprar, quería algo caliente, pero no había nada, el bus comenzó el viaje y exento, me puse a descansar en un sueño profundo que me duró todo el viaje, ahí me olvide que estaba de frío, solo atiné a abrazarme y darme calor; luego ya casi al llegar desperté, ya con la ropa casi seca y con un dolor fuerte en las amígdalas; el recuerdo del viajecito me costo varias punzadas con antibióticos en mis sentaderas; el tiempo pasó, acabamos la obra en forma excelente, pero nunca me olvido del episodio del BURRO.

Un Ángel Enamorado – Carlos Enrique
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