Taller de NOVELA

Antiguos talleres literarios realizados en el foro.
Cerrado
Avatar de Usuario
maria laura
Forista
Forista
Mensajes: 141
Registrado: 26 Sep 2004, 21:14
Ubicación: mi buenos aires querida
Contactar:

Taller de NOVELA

Mensaje por maria laura » 15 Ene 2006, 02:37

No estamos ante un reto infranqueable ni mucho menos.
Tengo un amigo que asegura que hoy en día cualquiera que se lo proponga puede escribir un libro y no creo que tenga razón en absoluto, pero tampoco pienso que sea un acto religioso sólo reservado a los dioses.
Lo principal es saber escribir aceptablemente. Lo demás es cosa de trabajo y de aprender algunas técnicas sencillas que podemos ir comentando poco a poco.
No es mucho lo que yo sé sobre escribir novelas, y quiero decirlo antes de nada para evitar que esperes demasiado de estas orientaciones y puedas sentirte engañado en algún momento de flaqueza.

Hasta ahora nunca he publicado un par novelas y estoy escribiendo, pero creo que con cada página escrita, con cada nuevo capítulo, voy aprendiendo algo que antes de escribirlo no sabía, y pienso que apenas si acabo de empezar un camino que no se termina de andar nunca.

Pero, no obstante, si te animas a seguir las orientaciones que aquí vaya poniendo progresivamente, calculo que en un tiempo no excesivamente grande podemos tener una novela terminada, lista para publicarla o pasearla por los mil concursos literarios que se convocan a lo largo del año.

Mi afición a la escritura me viene desde la infancia y corre paralelamente a mi insaciable necesidad de leer libros.
Pienso, incluso, que las dos aficiones discurren paralelas y son complementarias la una de la otra.

Algo así como aquello con resonancias bíblicas de que de la abundancia de las páginas leídas surge la germinalidad de las páginas escritas.

Algunos me han preguntado si se trata de hacer una novela colectiva, pero no es ésa mi intención. Más bien, al contrario, se trata de dar explicaciones sencillas que puedan servir para que cada uno escriba la suya propia. Seguro que lo logramos.


1.- Por qué escribir una novela.
Lo más importante para empezar la tarea de escribir una novela, es tener una razón para escribirla, una idea global que queramos reflejar en ella. A partir de esta idea principal iremos creando las ideas secundarias, la trama, el desarrollo acompasado de los hechos que, finalmente, desembocarán en el desenlace necesario para exponer o probar el planteamiento previsto en un principio. Si no tenemos un motivo que nos parezca importante a nosotros, es mejor no ponerse a hacerlo porque existen muchas posibilidades de que el trabajo resultante no nos guste.
Puede ser una idea trascendental, como intentar demostrar que todos los hombres somos iguales o que la evolución de la especie va perfeccionando el comportamiento moral de las personas, pero también puede ser algo más cotidiano y de andar por casa, como la satisfacción de una partida de dominó con los amigos un domingo por la tarde o la alegría de encontrarse con una persona muy querida después de muchos años sin saber nada el uno del otro.
Lógicamente, además de esta idea central, deberán haber otras dos o tres ideas secundarias que vayan interrelacionándose entre sí y a la vez con la principal, todo lo cual irá constituyendo la urdimbre o trama de la novela formando el argumento.
Al mismo tiempo, como veremos en las explicaciones que daremos cuando hayamos avanzado un poco más en nuestros comentarios sobre el proceso de crear una novela, deberemos introducir tres o cuatro episodios menores en cada uno de los capítulos, que pueden finalizar de inmediato o en los capítulos siguientes.
No importa que los episodios que escribamos los extraigamos de nuestra propia experiencia o de vivencias que le haya ocurrido a alguna persona conocida. Basta con disfrazar parcialmente los hechos y darles un carácter literario incorporándoles al conjunto homogéneo que conforma nuestra obra. Conviene, como ya decimos, no reproducir fielmente historias reales, mucho más difíciles de transformar en literatura, sino más bien simplificándolas o modificándolas para amoldarlas a nuestro argumento concreto. Si cambiamos de sexo y edad al protagonista real, aumentamos o disminuimos adecuadamente el hecho al que nos sirve de referencia y variamos algo su final, nos sorprenderemos nosotros mismos comprobando que hemos creado una historia nueva que sólo nosotros relacionaríamos con la original.
Por último, podemos tomar como modelo de trabajo una obra ya publicada o incluso un cuento clásico, que trasformaremos hábilmente para darle una apariencia nueva y variar el enfoque de su planteamiento de partida o sus conclusiones finales. Siguiendo este método de trabajo se han escrito infinidad de obras literarias de primera magnitud sin que ello signifique ningún descalificativo hacia ellas en absoluto, y éste será en nuestro caso el hilo conductor que nos permitirá orientarnos y construir una novela desde el principio hasta el final también a nosotros.
Lo veremos en las próximas explicaciones que demos.

•2.- Cómo buscar una idea válida.
Hay muchas maneras de apresar la idea principal que pueda servirnos como punto de partida para empezar la empresa de escribir una novela. Son raros los escritores que no se han encontrado alguna vez delante de una hoja de papel en blanco y han tenido la impresión de sentirse bloqueados, sin nada concreto que decir o, tal vez peor aún, sin ser capaces de reflejar en palabras la idea vaga que les rondaba la cabeza.
¿Cómo solucionarlo? Puede hacerse de maneras muy diferentes. Hay quien propone ponerse a escribir de forma automática, sin prestar ninguna atención al sentido de lo escrito. Otros sugieren abandonar lo que se esté haciendo y salir a la calle en busca de argumentos.. Existen escritores muy famosos que acostumbran a llevar siempre en un bolsillo una libreta para apuntar las ideas fugaces que les van saliendo y después, cuando les hace falta, utilizan las anotaciones que habían hecho.
Personalmente el procedimiento que prefiero es el de la disciplina diaria consistente en escribir todos los días a la misma hora y durante un tiempo más bien corto, como puede ser una hora o dos, siempre después de la comida, antes de acostarse, o tal vez por la mañana temprano. Un novelista al que le dieron el Premio Nobel hace ya algunos años decía que cuando la inspiración viene a vernos nos tiene que encontrar trabajando y, de un modo parecido, podríamos decir que la inspiración termina aprendiendo el momento en que estamos trabajando para venir a vernos.
Un sistema que da resultados sorprendentes es la asociación de ideas dispares que se confrontan y ponen en funcionamiento ideas nuevas, que a la vez se confrontan con otras, y así sucesivamente hasta concretar una que la reconocemos como mejor que las otras y empezamos a trabajar sobre ella.
El mecanismo puede ser tomar dos palabras al azar de páginas diferentes de un libro, o elegir dos palabras continuas o discontinuas de un diccionario.
También podemos escribir en una cuartilla una lista larga de palabras arbitrarias que podemos reducir por parejas sucesivas hasta quedarnos con las dos o tres últimas. por ejemplo, hacemos una lista de 16 palabras agrupadas de dos en dos; cada par de palabras lo sustituimos por una nueva relacionada mínimamente con las anteriores; de este modo conseguiremos ocho nuevas palabras también emparejadas, que reduciremos a cuatro, y estas cuatro últimas, formadas en dos pares, dan lugar a las dos últimas palabras, que serán el núcleo generador de la idea principal que hemos alcanzado.
Este método de captación de una idea puede complementarse con el que podríamos llamar de expansión, consistente, por así decirlo, en el camino inverso. Me explico: en el centro de una hoja en blanco escribimos la idea o palabra que queremos desarrollar, y a su alrededor anotamos cuatro palabras como si fuesen los puntos cardinales; de cada una de ellas deberán surgir dos, y de éstas, otras tantas. Por fin, las ideas que surjan del conjunto de las palabras que estén más alejadas del núcleo serán las que debamos desarrollar en nuestra novela.
Cualquiera de estos procedimientos puede sernos útil para escoger el tema de nuestro trabajo literario. En el próximo comentario hablaremos un poco de la estructura.

• 3.- Elección de la persona gramatical.
una novela puede escribirse en cualquiera de todas las personas gramaticales existentes, del singular y del plural, del masculino y del femenino, y cada una de ellas puede ser la más acertada dependiendo del enfoque que queramos dar a la narración.
La mayor parte de las obras están escritas en tercera persona, pero son muchas también las redactadas en primera, dando la impresión de que el que escribe coincide con el protagonista de los hechos que se relatan. Comentaremos, pues, de forma especial las características principales de estas dos últimas, por ser las preferidas por los escritores a lo largo de la historia.
Lo más importante es determinar el ámbito psicológico que queremos reflejar en el argumento. Si vamos a destacar hechos objetivos y consideraciones de carácter general, el empleo de la tercera persona del singular puede ser una elección acertada. Por el contrario, si nuestra intención es reproducir aptitudes subjetivas pertenecientes al mundo de los sentimientos o las vivencias interiores, lo más adecuado podría ser el empleo de la primera persona también del singular.
Cada una de ellas se subdivide en otras dos, dependiendo del posicionamiento del que escribe respecto a lo que cuenta.
En la tercera persona podemos adoptar una aptitud semejante a la que representaría un dios creador que conoce a sus criaturas de forma absoluta y sabe todas sus reacciones de pasado, presente y futuro y las causas que las ocasionan. También podemos situarnos en la posición de quien observa el desarrollo de la trama desde un punto de observación externo, y sólo describe lo que puede percibirse con las facultades humanas, haciendo resaltar la descripción de los escenarios y las sensaciones asociadas al mundo de los sentidos, pero excluyendo todo lo que se refiere al pensamiento o los sentimientos de los personajes. El resultado podría recordar a la narración de lo que captaría una cámara de cine. Conviene evitar la descripción de sensaciones y pensamientos sustituyéndolos por gestos, diálogos y movimientos que cumplan esa función, lo que imprimirá mayor fluidez y veracidad a la historia.
La primera persona es el procedimiento de destacar la subjetividad del narrador. Lo que se cuenta se hace según lo vive el protagonista, pudiendo estar o no acertado en sus apreciaciones o distorsionar la realidad de manera evidente. En este tipo de narración alcanza su mayor expresión la interiorización de los pensamientos, el monólogo interior y el manejo de los sentimientos humanos. Puede emplearse la forma de autobiografía, en el que el protagonista habla de algo que le ocurrió a él mismo, como si contase su propia vida o una parte de ella. También puede aparecer como testigo directo de lo vivido por otros en el que el narrador suele ser un personaje secundario o desplegar alguna técnica narrativa, como descubridor de supuestos manuscritos, investigador de un acontecimiento poco conocido o cualquier otra estrategia semejante. El uso de la primera persona permite desarrollar más los aspectos psicológicos de los personajes y consigue una mayor identificación del lector con el protagonista del argumento.

• 4.- El primer párrafo.
La forma de iniciar una novela es tan importante que de ello depende la decisión de leerla del nuevo lector, y muchas personas manifiestan que con frecuencia abandonan la lectura de una obra cuando ya desde las primeras páginas deja de interesarles.
Sin embargo, no hay fórmulas mágicas que aconsejen empezar a escribir una novela de un modo o de otro. Puede hacerse, al estilo de la Biblia, comenzando desde los orígenes de la historia que queremos contar o, por el contrario, resumir de forma subyugante los acontecimientos que provocaron los hechos que nos proponemos relatar.
La primera forma transmite un orden más natural, pero la segunda suele dar mejores resultados si conseguimos despertar en el lector la curiosidad por las circunstancias que pudieron ocasionar el desenlace expuesto. Este último procedimiento es el que utiliza, por ejemplo, García Márquez en Crónica de una muerte anunciada, obra en la que incluso el título nos adelanta el episodio que se cuenta en la novela y, sin embargo, atrapa nuestra atención llevados por el interés de descubrir el desarrollo de las circunstancias que produjeron la muerte del protagonista a que se refiere el autor ya en el primer párrafo de la obra. Pero este mismo escritor emplea el método de empezar la narración desde el principio de la historia en Cien años de soledad, lo que probaría que cualquiera de las dos formas es igualmente válida y cada una de ellas puede alcanzar una fuerza irresistible en manos de un novelista que maneja la técnica narrativa con maestría admirable.
En muchos casos la narración se plantea a partir de una situación intermedia del argumento y se despliega avanzando y retrocediendo al arbitrio azaroso de los hechos concretos y la incorporación controlada de episodios anteriores en el tiempo relacionados de algún modo con lo que en ese momento se cuenta, por lo que tampoco sería descabellado que el primer párrafo haga referencia a algún acontecimiento singular producido en el transcurso del conjunto de la trama con el fin de atraer la atención del lector.
Al margen del método a emplear como arranque de nuestra obra, lo que es cierto en la mayor parte de los casos es que casi nunca resulta ser el primer párrafo de la novela lo primero que escribimos cuando nos ponemos a escribirla. Hay escritores, incluso, que al terminar la obra reescriben no sólo el primer párrafo sino hasta todo el primer capítulo para mejorar su relación con los siguientes.
Por esta razón no debemos sentirnos comprometidos en exceso en el momento de empezar escribir hasta el punto que nos dificulte poner en marcha la idea que tengamos. Es preferible empezar la tarea con la aptitud de quien escribe algo provisional y dejar para más adelante la decisión de conservar o no como primer párrafo lo primero que escribimos.
Lo fundamental es, pues, ponerse en marcha. Y a eso nos disponemos.

• 5.- A modo de preámbulo.
Empezar a escribir nuestra primera novela nos resultará más fácil si utilizamos como punto de referencia un relato tradicional conocido por todos y le sometemos a todas las transformaciones que consideremos conveniente hasta convertirle en una obra nueva difícilmente relacionada con la que hemos empleado de modelo.
El cuento que manejaremos con esta finalidad, por su esquematismo y su popularidad universal será Caperucita roja en la versión de Charles Perrault, por lo que dedicaremos durante los próximos días parte de nuestro tiempo libre a analizarlo y conocerlo en sus más mínimos aspectos antes de fijar a partir de él la estructura de nuestra obra.
No obstante, con el fin de conseguir mayor complejidad en la trama y permitirnos una mayor diversidad en los temas que podemos abordar sin desmarcarnos demasiado del original, emplearemos también el cuento titulado Las Hadas, del mismo autor, fundiendo personajes episodios y aportes culturales de manera que la interrelación del conjunto de los dos relatos constituya el argumento de nuestra novela. <P<
Aquí están los dos cuentos, por si queremos ir viéndolos:
Caperucita roja. y Las Hadas.
Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita Roja.
Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo.
-Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.
Caperucita Roja partió en seguida a ver a su abuela que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo:
-Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
-¿Vive muy lejos?, le dijo el lobo.
-¡Oh, sí!, dijo Caperucita Roja, más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo.
-Pues bien, dijo el lobo, yo también quiero ir a verla; yo iré por este camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero.
El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.
-¿Quién es?
-Es su nieta, Caperucita Roja, dijo el lobo, disfrazando la voz, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
La cándida abuela, que estaba en cama porque no se sentía bien, le gritó:
-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.
El lobo tiró la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía. En seguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.
-¿Quién es?
Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:
-Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:
-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.
Caperucita Roja tiró la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la frazada:
-Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo.
Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:
-Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!
-Es para abrazarte mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué piernas tan grandes tiene!
-Es para correr mejor, hija mía.
Abuela, ¡qué orejas tan grandes tiene!
-Es para oír mejor, hija mía.
-Abuela, ¡que ojos tan grandes tiene!
-Es para ver mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué dientes tan grandes tiene!
-¡Para comerte mejor!
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comió.

MORALEJA

Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.
Érase una viuda que tenía dos hijas; la mayor se le parecía tanto en el carácter y en el físico, que quien veía a la hija, le parecía ver a la madre. Ambas eran tan desagradables y orgullosas que no se podía vivir con ellas. La menor, verdadero retrato de su padre por su dulzura y suavidad, era además de una extrema belleza. Como por naturaleza amamos a quien se nos parece, esta madre tenía locura por su hija mayor y a la vez sentía una aversión atroz por la menor. La hacía comer en la cocina y trabajar sin cesar.
Entre otras cosas, esta pobre niña tenía que ir dos veces al día a buscar agua a una media legua de la casa, y volver con una enorme jarra llena.
Un día que estaba en la fuente, se le acercó una pobre mujer rogándole que le diese de beber.
-Como no, mi buena señora, dijo la hermosa niña.
Y enjuagando de inmediato su jarra, sacó agua del mejor lugar de la fuente y se la ofreció, sosteniendo siempre la jarra para que bebiera más cómodamente. La buena mujer, después de beber, le dijo:
-Eres tan bella, tan buena y, tan amable, que no puedo dejar de hacerte un don (pues era un hada que había tomado la forma de una pobre aldeana para ver hasta donde llegaría la gentileza de la joven). Te concedo el don, prosiguió el hada, de que por cada palabra que pronuncies saldrá de tu boca una flor o una piedra preciosa.
Cuando la hermosa joven llegó a casa, su madre la reprendió por regresar tan tarde de la fuente.
-Perdón, madre mía, dijo la pobre muchacha, por haberme demorado; y al decir estas palabras, le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos grandes diamantes.
-¡Qué estoy viendo!, dijo su madre, llena de asombro; ¡parece que de la boca le salen perlas y diamantes! ¿Cómo es eso, hija mía?
Era la primera vez que le decía hija.
La pobre niña le contó ingenuamente todo lo que le había pasado, no sin botar una infinidad de diamantes.
-Verdaderamente, dijo la madre, tengo que mandar a mi hija; mirad, Fanchon, mirad lo que sale de la boca de vuestra hermana cuando habla; ¿no os gustaría tener un don semejante? Bastará con que vayáis a buscar agua a la fuente, y cuando una pobre mujer os pida de beber, ofrecerle muy gentilmente.
-¡No faltaba más! respondió groseramente la joven, ¡ir a la fuente!
-Deseo que vayáis, repuso la madre, ¡y de inmediato!
Ella fue, pero siempre refunfuñando. Tomó el más hermoso jarro de plata de la casa. No hizo más que llegar a la fuente y vio salir del bosque a una dama magníficamente ataviada que vino a pedirle de beber: era la misma hada que se había aparecido a su hermana, pero que se presentaba bajo el aspecto y con las ropas de una princesa, para ver hasta dónde llegaba la maldad de esta niña.
-¿Habré venido acaso, le dijo esta grosera mal criada, para daros de beber? ¡justamente, he traído un jarro de plata nada más que para dar de beber a su señoría! De acuerdo, bebed directamente, si queréis.
-No sois nada amable, repuso el hada, sin irritarse; ¡está bien! ya que sois tan poco atenta, os otorgo el don de que a cada palabra que pronunciéis, os salga de la boca una serpiente o un sapo.
La madre no hizo más que divisarla y le gritó:
-¡Y bien, hija mía!
-¡Y bien, madre mía! respondió la malvada echando dos víboras y dos sapos.
-¡Cielos!, exclamó la madre, ¿qué estoy viendo? ¡Su hermana tiene la culpa, me las pagará! y corrió a pegarle.
La pobre niña arrancó y fue a refugiarse en el bosque cercano. El hijo del rey, que regresaba de la caza, la encontró y viéndola tan hermosa le preguntó qué hacía allí sola y por qué lloraba.
-¡Ay!, señor, es mi madre que me ha echado de la casa.
El hijo del rey, que vio salir de su boca cinco o seis perlas y otros tantos diamantes, le rogó que le dijera de dónde le venía aquello. Ella le contó toda su aventura.
El hijo del rey se enamoró de ella, y considerando que semejante don valía más que todo lo que se pudiera ofrecer al otro en matrimonio, la llevó con él al palacio de su padre, donde se casaron.
En cuanto a la hermana, se fue haciendo tan odiable, que su propia madre la echó de la casa; y la infeliz, después de haber ido de una parte a otra sin que nadie quisiera recibirla, se fue a morir al fondo del bosque.

MORALEJA
Las riquezas, las joyas, los diamantes
son del ánimo influjos favorables,
Sin embargo los discursos agradables
son más fuertes aun, más gravitantes.
OTRA MORALEJA
La honradez cuesta cuidados,
exige esfuerzo y mucho afán
que en el momento menos pensado
su recompensa recibirán.

•6.- Homenaje previo a Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite. Han sido muchas las obras literarias que se han creado con la influencia o mediante la recreación del fenómeno cultural que es Caperucita Roja.
Lo encontramos bajo diferentes formas en la tradición de casi todos los pueblos de la tierra desde la más remota antigüedad, y no siempre bajo la apariencia de cuento infantil o relato breve. En muchas ocasiones ha alcanzado la categoría de novela no sólo para niños y lectores juveniles.
Nos queremos referir de una manera expresa, a modo de homenaje o reconocimiento, a la obra titulada Caperucita en Manhattan escrita por la extraordinaria escritora Carmen Martín Gaite en 1990.
Martín Gaite nació en Salamanca en 1925 y murió en Madrid en el año 2000. Entre sus numerosas novelas se encuentran Entre Visillos, que obtuvo el Premio Nadal en 1958, Retahílas, El cuarto de Atrás, Nubosidad Variable, El proceso de Macanaz, Ritmo Lento, Lo raro es Vivir, Irse de Casa y otras. También escribió libros para niños, poesía, teatro, relatos y ensayos. Le dieron el Premio Príncipe de Asturias por el conjunto de su obra en el año 1988.
Caperucita en Manhattan recrea el mito clásico de la iniciación a la vida adulta y las etapas que debemos superar para lograrlo con nuestros propios medios. No faltan, por supuesto, ninguno de los personajes conocidos: Caperucita, su madre, la abuela y el lobo, pero la asombrosa labor de la autora es la traslación magistral que hace del relato tradicional hasta convertirlo en una historia de gran actualidad que se desarrolla en uno de los escenarios que simbolizan la mayor modernidad: la isla de Manhattan. En nuestro caso el lobo, Míster Wolf, es el dueño de una prestigiosa pastelería que, casualmente, desconoce la receta ideal de la tarta de fresa y la madre de Caperucita, con quien vive en un edificio de apartamentos, es la poseedora del secreto de la mejor tarta de fresa conocida. La abuela, que había sido en su juventud cantante de music hall, vive en el otro extremo de Nueva York, y la niña decide llevar ella sola una tarta a su abuela aprovechando que su madre la ha dejado al cargo de una vecina...
La novela está escrita de forma magistral, convirtiendo el bosque de la narración tradicional nada menos que en el Central Park de Nueva York, y enriqueciendo el argumento con la introducción de personajes tan originales como Miss Lunatic, que vive en la estatua de La Libertad y regala a la niña un elixir capaz de quitar el miedo, o incluso la participación de la protagonista en el rodaje de una película de cine en una de las cafeterías más exitosas de la ciudad.
Leyendo Caperucita en Manhattan, escrita por Carmen Martín Gaite, uno tiene la impresión de que los cuentos de siempre siguen estando más vivos y actuales que nunca, y que nos siguen esperando ahí cada día desde que éramos pequeños para que volvamos a cogerlos y jugar con ellos. Sigamos profundizando en su mensaje más oculto y continuemos intentando hacernos un poco mayores cada día con ellos.
Leamos, pues, Caperucita en Manhattan, y aprendamos de la mano de Martín Gaite, su autora, y de Sara Allen, su protagonista, todas las claves que permiten hacer de un cuento clásico una novela actual, y conseguir reflejar en una novela actual que fue un cuento clásico, la vida.

• 7.- El planteamiento de nuestra novela.
A juicio de su autor ninguna novela es perfecta y todas podrían mejorarse en tantos aspectos que el resultado daría lugar, incluso, a una obra nueva. Lo digo una vez más, la última ya, justo antes de que empecemos a construir la estructura de nuestra propia novela. Y lo digo precisamente para evitar en lo posible que el exceso de perfeccionismo entorpezca la escritura de quienes, persiguiendo un prurito de perfección imposible, se sienten inútilmente agarrotados y anulados para escribir una sola palabra en beneficio de otra mejor que nunca nos convencerá del todo.
Cada uno escribiremos nuestra obra. No se trata, por consiguiente, de asistir al nacimiento de un libro escrito por otro, sino de que cada uno escribamos uno diferente siguiendo unas mismas pautas de trabajo.
Necesitaremos, lógicamente, el material para escribir. Puede ser una libreta, un cuaderno, un paquete de folios, un ordenador, una máquina de escribir. Cualquier cosa sirve. Conviene que sea algo muy barato o, como en el caso de la informática, un sistema con posibilidades de escribir y reescribir cuantas veces nos haga falta sin preocuparnos ni del papel empleado ni del dinero malgastado cada vez que nos apetezca tirarlo todo para empezar el mismo capítulo o retocar un párrafo.
Lo primero que debemos decidir es el tema que queremos desarrollar a lo largo de las páginas, y pueden ser tantos como se nos ocurran, desde los más concretos a los más genéricos. Una vez que hayamos hecho la eleccion, trataremos de concretarla en cuatro o cinco renglones como mucho, no hacen falta más, y lo haremos de una manera sencilla y clara. Podemos hacer varios ensayos hasta quedarnos con la idea que más nos guste, que será en lo sucesivo lo que intentaremos desarrollar a lo largo de la obra.
Más adelante veremos que la idea principal que proponemos no es necesario que aparezca de manera explícita y directa, sino que más bien forma parte del fondo del argumento, algo así como el aire o el agua en el que se desenvuelven los seres vivos, empapados y envueltos en el medio que les contiene y condiciona su vida y sus actos.
En mi caso particular, cada uno debe elegir su propio tema, escribiré una novela sobre el acoso personal que sufren muchas mujeres que trabajan.
Para empezar, tal y como venimos diciendo, escribiré en la primera o segunda hoja de mi libreta un pequeño planteamiento del tema sobre el que tratará la novela. Después de varios intentos la redacción me ha quedado así:
"Una joven oficinista se ve obligada a actuar para defenderse
del acoso al que le somete el jefe del departamento
donde realiza prácticas de gestión administrativa".
He elegido este tema porque creo que me será sencillo acomodar el argumento a la trama del cuento de Caperucita que seguiremos como referencia, y, por otra parte, el ambiente administrativo es un medio que conozco bien debido a mi trabajo diario, y los problemas derivados del acoso laboral y las tensiones generadas por el afán de subir en el escalafón aunque sea a costa de otros son cosas que no me son ajenas y puedo tener facilidad para hablar de ellas. Conviene conocer lo mejor posible el medio en el que va a desenvolverse nuestra obra, puesto que no sólo debemos tener en cuenta los elementos que aparecerán de forma explícita sino también otros muchos que, no aludiendo a ellos, sí pueden incidir en la obra o influir en la credibilidad de lo que se cuenta.
La siguiente fase consistirá en hacer un resumen de dos o tres folios donde expongamos el argumento general y las características principales de la novela, pero a estos aspectos nos referiremos en el siguiente apartado.

•8.- Preparación del argumento.
Después de decidir el tema sobre el que queremos escribir nuestra novela podemos tomarnos un tiempo para madurar diferentes maneras de abordarlo. Puede ser actual o histórico, reflexivo o humorístico, también reivindicativo o derrotista, por decir sólo algunos a modo de ejemplo o sugerencia dentro de la infinidad de posibilidades. Lo más aconsejable es adoptar una posición neutral con algún distanciamiento que permita al lector extraer sus propias conclusiones sin obligarle a posicionarse en favor o en contra de la opinión del escritor.
El siguiente paso es escribir el argumento de la novela procurando que ocupe dos o tres folios, cinco como máximo. Debe hacerse de manera ordenada, siguiendo el discurrir de los hechos desde el más antiguo hasta el más reciente, aunque más tarde, cuando decidamos la trama de la obra podremos modificar el orden de exposición de cada episodio en concreto conforme al momento que nos parezca más acertado para que produzca el efecto por nosotros deseado. Deberá hacerse de manera abierta, dejando la posibilidad de introducir durante la redacción de la obra secuencias secundarias y descripciones de aspectos paralelos o perpendiculares o de interrelación de los diferentes personajes que en este momento no tenemos en cuenta pero que surjirán con toda seguridad cuando escribamos cada capítulo como si fuesen inspiraciones directas de las propias musas del Parnaso.
Una vez hecho ésto en la hoja siguiente anotaremos las características más sobresalientes de los principales personajes, y en otra página más resumiremos los escenarios en que se desarrollará la historia y todos aquellos datos que nos servirán para enmarcarla en un momento determinado y dentro de un contexto histórico y social concreto. Alguna de las cosas que reflejemos en estas hojas no será necesario que aparezcan de manera explícita en la obra, pero tenerlas en cuenta en el momento de redactarla nos ayudará a hacer más creíble lo que contamos y conseguir darle mayor verosimilitud. Del mismo modo aparecerán ante nosotros situaciones impensadas que nos sorprenderán enormemente, y hasta podría ocurrir que decidiéramos modificar de manera substancial incluso el final de la novela que hayamos previsto en el resumen del que partimos para escribirla.
La fijación definitiva del título no tiene que preocuparnos hasta que no esté terminada. Podemos darle un título provisional, pero no debemos de rechazar ninguno de los que se nos vayan ocurriendo a medida que se desarrolla la obra, y es muy probable que después de escrita decidamos como título algo que tiene muy poca relación o ninguna con la idea que tuvimos al principio.
Aquí lo dejamos por ahora. Pronto colocaré a modo de ejemplo el resumen del argumento y las anotaciones espaciales, temporales y sociales de lo que podría ser la supuesta novela que yo proyecto, a mi vez, para que sirva como referencia.

• 9.- Resumen de nuestra nueva novela.
Partiendo de algún modo de la trama del cuento clásico de Caperucita Roja, he elaborado el resumen de una posible novela a la que todavía no le he dado título, y falta también de redactar el clima social en que debe desarrollarse y la descripción de los principales personajes, pero estos aspectos los haremos en la siguiente fase.
Por ahora es suficiente con avanzar en la elaboración del resumen de la novela con el fin de que sirva de referencia y cada uno pueda ir haciendo el suyo, sea o no parecido al propuesto.
Aquí está el que yo he hecho, que utilizaré como ejemplo de ahora en adelante.
Ejemplo del resumen previo de una novela planteada:
Cecilia se incorporó a la Secretaría de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento coincidiendo con las últimas elecciones municipales de la ciudad. Normalmente la celebración de procesos electorales producía cambios en la composición de las plantillas de empleados, que todos admitíamos con naturalidad como una consecuencia del tráfico de influencias cambiantes con cada nombramiento de nuevo alcalde y nuevos concejales.
Los que cesaban solían resistirse moderadamente alegando derechos de continuidad y promesas realizadas al principio del anterior mandato, pero no insistían en exceso porque en el fondo todos aceptaban aquel procedimiento que les permitía conservar la esperanza de que volvieran a contar con ellos en el próximo vuelco democrático.
El jefe del despacho de Festejos se llamaba don Lorenzo, . Era un hombre entrado en años famoso por sus relaciones problemáticas con varias trabajadoras y sus devaneos con las actrices que intervenían en los actos culturales, y había obtenido el derecho a su plaza en las últimas oposiciones de funcionarios municipales que se convocaron antes de derogar ese procedimiento. Contaba, pues, una estabilidad laboral que los demás no tenían, lo que le otorgaba una seguridad en sí mismo que le permitía cierto relajamiento de costumbres que en ocasiones se excedían de lo tolerable.
Lo sé muy bien porque aprobamos las oposiciones juntos y desde entonces trabajamos en el mismo despacho, con la diferencia de que él fue ascendiendo de puesto poco a poco mientras que yo preferí seguir en el mismo sin tener que amoldarme a las arbitrariedades sucesivas de los diferentes concejales que fueron desfilando con el tiempo dejando cada uno su huella personal y, en muchos casos, añadiendo a la plantilla de personal algún que otro pariente más o menos lejano.
Lo que no estaba previsto fue el cambio brusco de la voluntad popular en las últimas elecciones que supuso la retirada del equipo de gobierno que llevaba doce años dirigiendo los designios de la ciudad, por lo que cogió a todos desprevenidos la fulminande pérdida de empleo así como la inmediata ocupación de los mismos puestos por personal de nueva contratación, relacionados muy probablemente con los nuevos munícipes.
Don Lorenzo vivía esas temporadas expectante, a la espera de alguna nueva trabajadora joven y guapa a la que pudiese mediatizar con su táctica infalible de veladas amenazas y babosas insinuaciones seductoras.
Cecilia tenía alrededor de veinte años y era de carácter abierto y muy atractiva. No la conocía nadie y se sospechaba que estaba recomendada por don Mario Durango, el concejal de Cultura, que quería tener en su Secretaría gente nueva que no estuviese viciada por los resabios burocráticos de siempre.
Cecilia reunía alguna de las cualidades femeninas que don Lorenzo consideraba irresistibles y desde el primer momento concentró su interés en desplegar alrededor de ella una red cada vez más pequeña en la que "más tarde o más temprano terminaría cayendo como todas".
La oportunidad llegó el día en que el nuevo concejal quiso conocer todos los actos culturales y actividades de ocio que se desarrollaban a lo largo del año tanto en el centro urbano como en todos los barrios dependientes de su gestión, y encargó a su secretaria que se ocupase de redactar un informe exhaustivo que ella misma, teniendo en cuenta las circunstancias, se encargaría de llevar personalmente a don Alberto Bernal, que era como se llamaba el nuevo alcalde, que había sabido ganarse la confianza de los ciudadanos haciendo público un conjunto de propuestas dirigidas a mejorar la vida cultural de la ciudad.
Cecilia era consciente de que el encargo desbordaba su experiencia administrativa, pero también sabía, como le había dicho su abuelo cuando iba a empezar a trabajar en el Ayuntamiento, que la eficacia de una buena secretaria puede estar en saber buscar la información en el sitio acertado, y ella conocía que don Lorenzo disponía de toda la documentación necesaria y, lo que era más importante, contaba con la experiencia adquirida durante tantos años encargándose de la organización de festejos públicos, por lo que debería contar con su asesoramiento en aquella tarea:
-Buenos días, don Lorenzo. ¿Qué tal está usted?
-Buenos días, Cecilita. Qué sorpresa más agradable y qué guapa la encuentro, como siempre.
-Gracias. Don Mario quiere que haga un informe sobre actos culturales para el departamento de la Alcaldía, y he pensado que usted podría ayudarme...
-Sí, por supuesto. Es halagador que las nuevas generaciones tengan en cuenta a los viejos, pero no va a ser fácil recoger todos los datos.
-Si es por trabajo o por tiempo...
-La información está archivada en el almacén del ático y en el del sótano. Podemos distribuirnos el estudio, y mientras que tú revisas las cajas más recientes, que están arriba, yo puedo echar un vistazo a los carpatacios que han ido bajándose al cementerio de abajo.
Durante el resto de la semana don Lorenzo no apareció por el despacho más que para dejar sus bártulos al principio y al final de la jornada, pero fue lo suficiente para que yo pudiera observar su cambio de traje y corbata, y hasta el nuevo aire de su peinado y mayor cantidad de perfume que derramaba a su paso.
Una mañana que estaba yo en el antedespacho del alcalde esperando la firma de unos documentos vi llegar a don Lorenzo con una carpeta bajo el brazo, pero venía por el pasillo que accedía al ascensor interior que comunicaba con el ático en lugar de subir por el ascensor general que llegaba al sótano.
-Necesito entregar urgentemente al señor Alcalde algo. ¿Me permites que pase delante?
-Haz lo que quieras. ¿No estabas trabajando en el sótano?
Entró sin contestarme, dirigiéndome una mirada de autosuficiencia.
Unos minutos más tarde llegó Cecilia muy sofocada siguiendo sus pasos como quien persigue a un ser repugnante que le hubiese avasallado.
-¿Has visto por aquí a tu compañero de despacho?
-Está dentro, despachando con el alcalde.
-Es una bestia inmunda, y habrá que darle un escarmiento.
El escándalo se extendió por toda la ciudad. Don Lorenzo quiso aprovecharse de Cecilia, valiéndose de estratagemas para acorralarla en el ático. Lo que él no sabía, porque el cambio del equipo municipal se había producido muy recientemente, era que Cecilia era la nieta del alcalde, y su desconocimiento le costó su puesto de funcionario.

•10.- Descripción ambiental.
Descripción ambiental de la obra.
Una vez hecho el resumen de la novela, conviene concretar lo más posible el medio físico y las condiciones sociales y temporales en las que va a desarrollarse.
También será necesario hacer una ficha con las características de todos los personajes y todas aquellas peculiaridades de cada uno que debamos o podamos utilizar en la redacción de la obra.
Vamos, pues, paso a paso haciendo lo que corresponde a la fase en la que estamos respecto al argumento propuesto como apoyatura del trabajo de cada uno.
Una novela es sólo como la cara visible de la luna o la parte emergente de un iceberg, pero en el desarrollo de la trama debemos actuar como si las zonas invisibles que no aparecen en la obra también existieran. Sería absurdo creer que la luna sólo es el disco plateado que observamos en el cielo, o pensáramos que debajo de la porción de hielo que flota en el mar lo que hay es un agujero.
Por esta razón debemos describir todo lo que creamos que pueda servirnos para el desarrollo del argumento y todo aquello que justifique o motive el comportamiento de los personajes.
Descripción ambiental:
Tomaremos como ejemplo, aunque con algunas libertades de detalle, la ciudad española de Santander, pero inventaremos para ella un nombre distinto y la llamaremos, como podría ser de cualquier otro modo, Puertoria, que es una derivación de Portus Victoriae, que era como la conocían los romanos que la fundaron.
Puertoria es una ciudad marítima de unos 200.000 habitantes. Vive principalmente del turismo y cuenta con una oferta cultural de calidad dirigida a la población flotante que llena sus calles en los meses de verano atraídos por sus playas y el prestigio de sus servicios.
En invierno, sin embargo, la celebración de actos culturales es discontinua y se hacen sin coordinación entre ellos, lo que supone que en ocasiones coinciden varios en el mismo día mientras que hay muchos otros sin ningún acto.
El procedimiento para el nombramiento del alcalde es un sistema democrático que somete a la votación de los ciudadanos la candidatura electoral del equipo de gobierno por temporadas de cuatro años. Sin embargo, la consolidación en el puesto y la tendencia ciudadana a evitar en lo posible la inestabilidad de los cambios, hace que los alcaldes permanezcan inamovibles durante muchos años, lo que facilita la creación de intereses particulares y la existencia de pequeñas coruptelas y situaciones de abuso.
La novela se desarrolla en la época actual, no siendo necesario disponer de los datos históricos que nos harían falta si quisiéramos situar el argumento en el pasado.
Puertoria es una ciudad extendida a lo largo de una bahía apacible que utilizan como puerto los pequeños barcos de pesca, y también cuenta con un muelle reservado a un club náutico deportivo.
La salida de la bahía forma una pequeña península antes de empezar las playas abiertas al mar, que está equipada como espacio de ocio y cultura con pabellones para congresos, salas de conferencias y auditorios musicales. También se celebran encuentros musicales juveniles en pequeñas plazoletas ubicadas junto a la playa principal.
Al ser una ciudad nacida al borde del mar, la mayor parte de sus calles son estrechas y muy empinadas y desembocan en una gran avenida central en la que se desenvuelve la vida social y sufre los inconvenientes de la concentración del tráfico rodado. Por ella pasa también el recorrido de los autobuses públicos y se encuentra la estación del tren.
(La próxima actualización, dentro de un par de semanas, será la ficha técnica de los personajes).

•11.- Ficha de los personajes principales.
La novela se desarrolla, como venimos diciendo, bajo la inspiración del cuento de Caperucita Roja, lo que nos ayudará a situarnos en cada fase y nos permitirá identificarnos mejor con los diferentes personajes.
Es fundamental conocer bien sus características individuales y ser capaces de reencarnarnos en cada uno de ellos cuando intervienen en la obra. Si llegamos a creernos nosotros mismos que realmente somos sucesivamente cada personaje literario, tenemos muchísimas posibilidades de que el lector reciba también la impresión de que es cierta la historia que le contamos.
Como una apoyatura más de ayuda a la memoria, el nombre de los personajes empieza por la misma letra que el arquetipo correspondiente al cuento que utilizamos como orientación. De este modo, Cecilia representa a Caperucita, don Lorenzo simboliza al lobo, el concejal de Cultura, don Mario Durango, guarda cierta semejanza con la madre de la narración original, y el alcalde, don Alberto Bernal, es o viene a ser la abuela de Caperucita.
Al mismo tiempo, como ayuda secundaria para la caracterización de cada uno, tomaré algunos rasgos de personas conocidas que, lógicamente, tienen otros nombres y no reúnen todas las circunstancias que emplearé en la obra como materiales narrativos, pero sí algunos distintivos.
DAsí, Cecilia, que representa a Caperucita, tiene ciertos parecidos con una compañera de trabajo llamada Elvira que tuvo que soportar una experiencia lamentable como la que en la novela se cuenta. Don Mario Durango es el jefe del departamento de producción de mi empresa, que se llama Roberto Alonso y es andaluz. Don lorenzo es el empleado más antiguo de la plantilla, y dicen que hace la vida imposible a todas las trabajadoras que están en su sector. Por último, don Alberto Bernal, el alcalde que hace el papel de la abuela de Caperucita, es un personaje totalmente inventado, una especie de héroe de leyenda con personalidad capaz de poner al imbécil que representa a don lorenzo, cuyo nombre real prefiero no escribir.
Ficha de los personajes:
Cecilia: Tiene poco más de veinte años. Es alta, delgada y tiene el pelo a la altura de los hombros, de color castaño con mechas. Sus ojos son grises. Le gusta vestir de manera muy informal, y usa pircings en las orejas, varios en cada una. Dicen que también tiene uno en el ombligo.
Estudia los últimos años de la carrera de Derecho, y ha decidido trabajar un año en el Ayuntamiento para adquirir experiencia, aunque también dedica algunas horas diarias a una organización humanitaria internacional y proyecta hacer un máster y entrar en las Naciones Unidas.
Don Mario Durango:
Tiene 35 años. De mediana altura y algo entrado en carnes, aunque no grueso. Usa gafas de pasta y tiene en pelo corto, algo rizoso. Está licenciado en Economía y Empresariales, pero nunca le gustó mucho su trabajo. Tenía una asesoría fiscal que nunca le permitió llevar una vida deshaogada. Por eso dicen que se metió en política. Su mujer tiene la carrera de Piano y trabaja como directora técnica en el Auditorium de música.
Don Lorenzo:
Tiene algo más de 50 años. De baja estatura y algo obeso. Ha estado casado tres veces, pero desde hace seis o siete años vive solo en un edificio antiguo situado en el centro de la ciudad que han reconvertido en apartamentos modernos bien dotados de servicios. Tiene fama de inconstante en sus relaciones de pareja y las trabajadoras de la oficina procuran evitarle o, por lo menos, intentan no quedarse solas con él ni coincidir en los ascensores o lugares estrechos. Es el organizador de los actos culturales del Ayuntamiento y le gusta exageradamente salir en los periódicos, sobre todo si es acompañado de estrellas televisivas y chicas jóvenes. Tiene pocos amigos, aunque la mayoría de los compañeros prefieren llevarse bien con él.
Don Alberto Bernal:
Es un hombre mayor, pero lleva muy bien los años. Tendrá alrededor de 60 o 65. Ha sido profesor de Literatura en un instituto durante casi toda su vida, pero al acercarse a la edad de jubilación decidió participar en la política activa con el fin de seguir siendo útil a los demás. Su jovialidad inquebrantable le viene de su costumbre de relacionarse con los jóvenes y no darse por vencido ante las dificultades. Está casado y tiene dos hijas, la mayor de las cuales le hizo abuelo a los cuarenta años. Su carácter es agradable, pero odia las injusticias y está dispuesto a dar un puñetazo en la mesa si hay que poner a alguien en su sitio. Es un hombre de gran popularidad adquirida con el paso de tantas generaciones por sus clases, y ha alcanzado un gran triunfo en las primeras elecciones municipales a las que se ha presentado para alcalde.

• 12.- Estructura de los capítulos.
El siguiente paso es dividir el resumen del argumento en tantas partes como papítulos queremos que tenga la novela. Al mismo tiempo tomaremos notas sobre el contenido de cada uno de ellos, los personajes secundarios que deben intervenir de forma esporádica en cada uno y las descripciones o explicaciones que habrán de integrarse en la narración.
Esta fase no es definitiva, y permite que se incorporen nuevos materiales literarios a medida que vayan surgiendo durante la redacción de los capítulos.
Es el momento de decidir, eso sí, la secuencia de los episodios, si deseamos que se sucedan cronológicamente o si preferimos empezar a contarlo a partir de un determinado momento, bien después de ocurrir los hechos o bien cuando ya han empezado a sucederse y sólo tenemos que contar los precedentes para que el lector los conozca y pueda incorporarse al discurrir de los nuevos.
En el ejemplo que nos sirve de modelo he dividido el argumento en siete capítulos y he decidido la evolución lineal, desde el principio hasta el fin, por considerar que puede ser más fácil de seguir para todos.
La estructura de los capítulos queda así:
“Capítulo 1:
Cecilia se incorporó a la Secretaría de la Concejalía de Cultura del ayuntamiento coincidiendo con las últimas elecciones municipales de la ciudad. Normalmente la celebración de procesos electorales producía cambios en la composición de las plantillas de personal, que todos admitíamos con naturalidad como una consecuencia del tráfico de influencias cambiantes con cada nombramiento de nuevo alcalde y nuevos concejales.
Los que cesaban solían resistirse moderadamente alegando derechos de continuidad y promesas realizadas al principio del anterior mandato, pero no insistían en exceso porque en el fondo todos aceptaban aquel procedimiento que les permitía conservar la esperanza de que volvieran a contar con ellos en el próximo vuelco democrático.”
Notas al capítulo 1:
En este primer capítulo deberá reflejarse el ambiente producido con la salida de los antiguos empleados del Ayuntamiento y la llegada de los nuevos.
También podrá introducirse alguna situación más o menos conflictiva relacionada con la interrupción de contratos laborales de algún trabajador que se siente perjudicado.

“Capítulo 2.
El jefe del despacho de Festejos se llamaba don Lorenzo, . Era un hombre entrado en años famoso por sus relaciones problemáticas con varias trabajadoras y sus devaneos con las actrices que intervenían en los actos culturales, y había obtenido el derecho a su plaza en las últimas oposiciones de funcionarios municipales que se convocaron antes de derogar ese procedimiento. Contaba, pues, una estabilidad laboral que los demás no tenían, lo que le otorgaba una seguridad en sí mismo que le permitía cierto relajamiento de costumbres que en ocasiones se excedían de lo tolerable.
Lo sé muy bien porque aprobamos las oposiciones juntos y desde entonces trabajamos en el mismo despacho, con la diferencia de que él fue ascendiendo de puesto poco a poco mientras que yo preferí seguir en el mismo sin tener que amoldarme a las arbitrariedades sucesivas de los diferentes concejales que fueron desfilando con el tiempo dejando cada uno su huella personal y, en muchos casos, añadiendo a la plantilla de personal algún que otro pariente más o menos lejano.”
Notas al capítulo 2:
Con el fin de interesar al lector en ese sentido, conviene reproducir algún episodio anecdótico protagonizado por don Lorenzo con compañeras de trabajo y algún devaneo chusco con actrices jóvenes contratadas en el programa de fiestas del Ayuntamiento. Capítulo 3. Lo que no estaba previsto fue el cambio brusco de la voluntad popular en las últimas elecciones que supuso la retirada del equipo de gobierno que llevaba doce años dirigiendo los designios de la ciudad, por lo que cogió a todos desprevenidos la fulminande pérdida de empleo así como la inmediata ocupación de los mismos puestos por personal de nueva contratación, relacionados muy probablemente con los nuevos munícipes.
Don Lorenzo vivía esas temporadas expectante, a la espera de alguna nueva trabajadora joven y guapa a la que pudiese mediatizar con su táctica infalible de veladas amenazas y babosas insinuaciones seductoras.”
Notas al capítulo 3:
Puede reflejarse la vida de la ciudad durante el proceso electoral con referencias a los distintos partidos políticos y sus actuaciones publicitarias.
Al mismo tiempo se procurará que el lector observe la espectación de don Lorenzo sobre los acontecimientos que se suceden, sintiéndose por encima de los compañeros sin plaza fija que ven peligrar sus puestos de trabajo.
“Capítulo 4:
Cecilia tenía alrededor de veinte años y era de carácter abierto y muy atractiva. No la conocía nadie y se sospechaba que estaba recomendada por don Mario Durango, el concejal de Cultura, que quería tener en su Secretaría gente nueva que no estuviese viciada por los resabios burocráticos de siempre.
Cecilia reunía alguna de las cualidades femeninas que don Lorenzo consideraba irresistibles y desde el primer momento concentró su interés en desplegar alrededor de ella una red cada vez más pequeña en la que "más tarde o más temprano terminaría cayendo como todas".”
Notas al capítulo 4:
Ocurrido el cambio democrático de la Alcaldía, pueden utilizarse algunas páginas en la presentación tanto del nuevo alcalde con los nuevos concejales como de varios trabajadores allegados con el nuevo equipo. Entre ellos se incluirá el personaje de Cecilia, procurando reflejar bien sus cualidades personales y su capacidad profesional de forma que de ningún modo pueda sospecharse su parentesco con el alcalde.
“Capítulo 5.
La oportunidad llegó el día en que el nuevo concejal quiso conocer todos los actos culturales y actividades de ocio que se desarrollaban a lo largo del año tanto en el centro urbano como en todos los barrios dependientes de su gestión, y encargó a su secretaria que se ocupase de redactar un informe exhaustivo que ella misma, teniendo en cuenta las circunstancias, se encargaría de llevar personalmente a don Alberto Bernal, que era como se llamaba el nuevo alcalde, que había sabido ganarse la confianza de los ciudadanos haciendo público un conjunto de propuestas dirigidas a mejorar la vida cultural de la ciudad.
Cecilia era consciente de que el encargo desbordaba su experiencia administrativa, pero también sabía, como le había dicho su abuelo cuando iba a empezar a trabajar en el Ayuntamiento, que la eficacia de una buena secretaria puede estar en saber buscar la información en el sitio acertado, y ella conocía que don Lorenzo disponía de toda la documentación necesaria y, lo que era más importante, contaba con la experiencia adquirida durante tantos años encargándose de la organización de festejos públicos, por lo que debería contar con su asesoramiento en aquella tarea.”
Notas al capítulo 5:
Reflejar la ilusión de Cecilia ante el encargo del concejal de Cultura al mismo tiempo que le preocupa tener que contar con don Lorenzo, a quien conoce poco pero no le cae muy simpático. La forma podría ser comentándoselo a alguna amiga o compañera de trabajo mientras toman café o asisten a algún espectáculo.
La mujer de don Mario Durango va a visitar con frecuencia a su marido a la concejalía y establece relaciones de buena amistad con Cecilia. <P<
“Capítulo 6.
-Buenos días, don Lorenzo. ¿Qué tal está usted?
-Buenos días, Cecilita. Qué sorpresa más agradable y qué guapa la encuentro, como siempre.
-Gracias. Don Mario quiere que haga un informe sobre actos culturales para la alcaldía, y he pensado que usted podría ayudarme...
-Sí, por supuesto. Es halagador que las nuevas generaciones tengan en cuenta a los viejos, pero no va a ser fácil recoger todos los datos.
-Si es por trabajo o por tiempo...
-La información está archivada en el almacén del ático y en el del sótano. Podemos distribuirnos el estudio, y mientras que tú revisas las cajas más recientes, que están arriba, yo puedo echar un vistazo a los carpatacios que han ido bajándose al cementerio de abajo.
Durante el resto de la semana don Lorenzo no apareció por el despacho más que para dejar sus bártulos al principio y al final de la jornada, pero fue lo suficiente para que yo pudiera observar su cambio de traje y corbata, y hasta el nuevo aire de su peinado y mayor cantidad de perfume que derramaba a su paso.”
>
Notas al capítulo 6:
La escena del encuentro de Cecilia con don Lorenzo puede completarse con los diferentes pensamientos de uno y otro, así como los indicadores de los indicios de peligro a los que la secretaria se está arriesgando sin darse cuenta.
“Capítulo 7.
Una mañana que estaba yo en el antedespacho del alcalde esperando la firma de unos documentos vi llegar a don Lorenzo con una carpeta bajo el brazo, pero venía por el pasillo que accedía al ascensor interior que comunicaba con el ático en lugar de subir por el ascensor general que llegaba al sótano.
-Necesito entregar urgentemente al señor Alcalde algo. ¿Me permites que pase delante?
-Haz lo que quieras. ¿No estabas trabajando en el sótano?
Entró sin contestarme, dirigiéndome una mirada de autosuficiencia.
Unos minutos más tarde llegó Cecilia muy sofocada siguiendo sus pasos como quien persigue a un ser repugnante que le hubiese avasallado.
-¿Has visto por aquí a tu compañero de despacho?
-Está dentro, despachando con el alcalde.
-Es una bestia inmunda, y habrá que darle un escarmiento.
El escándalo se extendió por toda la ciudad. Don Lorenzo quiso aprovecharse de Cecilia, valiéndose de estratagemas para acorralarla en el ático. Lo que él no sabía, porque el cambio del equipo municipal se había producido muy recientemente, era que Cecilia era la nieta del alcalde, y su desconocimiento le costó su puesto de funcionario.”
Notas al capítulo 7:
Este capítulo puede incluir con el detalle que se desee el escándalo vivido entre los empleados al conocerse el abuso de don Lorenzo, así como la escena que tuvo lugar en el despacho del alcalde y las consecuencias terminantes derivadas del episodio.
También cabe la posibilidad de que el narrador de la historia tenga algún protagonismo, entrando en el despacho del alcalde y colaborando en el esclarecimiento del proceder habitual de don Lorenzo a lo largo de su vida profesional, lo que daría mayor credibilidad al contarlo un testigo presencial de los hechos.


ESTE TALLER LO ENCONTERE UN DIA NAVEGANDO; ESPERO LES SIRVA
<center> Las palabras hechas con el corazon, son lágrimas que salen de lo profundo del alma... Mariu_1997@yahoo.com</CENTER>

Luis Videla

Mensaje por Luis Videla » 25 Ene 2006, 21:53

Gracias por tu aporte, María Laura.
En mi condición de nuevo Moderador, veré cómo hacer para que este aporte sea leído.
Mis respetos,

Luis Videla

Avatar de Usuario
maria laura
Forista
Forista
Mensajes: 141
Registrado: 26 Sep 2004, 21:14
Ubicación: mi buenos aires querida
Contactar:

...

Mensaje por maria laura » 27 Ene 2006, 11:42

Cuando pueda lo ire arreglando, y dandole forma mas bonita para que llame mas la atencion. quizas dividida en distintos mensajes seria mas ideal, para leerlo de a poco no crees?
<center> Las palabras hechas con el corazon, son lágrimas que salen de lo profundo del alma... Mariu_1997@yahoo.com</CENTER>

Avatar de Usuario
jasz
Forista Ilustre
Forista Ilustre
Mensajes: 13213
Registrado: 02 Sep 2003, 07:11
Ubicación: Cozumel Q.roo

Espero opinion jijiji

Mensaje por jasz » 09 Sep 2006, 01:03

Con recelo camina por un sendero un hombre al cual le comía la edad, intentaba en cada momento el saber el por que todo lo que día a día con esfuerzo logro en segundos
En un morral se perdió, su mente giro en esos días cuando juvenil era, recordó la primera vez
Cuando en un kiosco encontró a la que por muchos años fue su esposa, su nombre ahora no importaba si no el como el con tan solo una vez admirarla sintió que era su sol, su estrella
Y su luna, ella una chica de piel de canela y ojos de esmeralda, en fin una dama en toda
La extensión de la palabra.
El se acerco intentando con una charla llamar su atención mas ella ignorándolo, en un dos por tres de ese kiosco se Alejo, pasaron días enteros en los cuales con recelo esperaba el poderla encontrar, la gente se preguntaba ¿ese joven que buscara? Siempre lleva en la mano un ramo mas a nadie lo vemos cortejar, cada tarde al
Caer el sol el se marchaba se ese lugar con la mirada en los suelos ya que ella no llegaba
A ese lugar, ¡mas como el iba a saber que aquella dama que a su alma había cautivado lo mismo sentía por el! Los días se convirtieron en meses .y en un día en el cual el había perdido toda esperanza la encontró sentada y sin pensarlo su amor le declaro, al principio todo fue gris ya que sus padres no lo aceptaban por ser alguien según ellos indignos para ella mas ¿Qué se puede hacer cuando el amor toca a la puerta?
<center>Imagen</center>

Avatar de Usuario
maria laura
Forista
Forista
Mensajes: 141
Registrado: 26 Sep 2004, 21:14
Ubicación: mi buenos aires querida
Contactar:

...

Mensaje por maria laura » 09 Sep 2006, 11:19

Muy, pero muy bello! y sobre todo con ese toque de ternura. La esperanza y la fuerza de voluntad es lo que predomina todo el tiempo...
Muy bello!
Mariu
<center> Las palabras hechas con el corazon, son lágrimas que salen de lo profundo del alma... Mariu_1997@yahoo.com</CENTER>

Cerrado