Arte Culinario Michoacano

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Leonardo Sáenz
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Arte Culinario Michoacano

Mensaje por Leonardo Sáenz » 04 May 2007, 08:13

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Henos aquí reunidos para desplegar sobre una mesa de gala todo el talento culinario michoacano que hemos heredado de nuestros antepasados para halagar a los huéspedes.
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y el Centro de Cómputo Universitario te invitan a que seas partícipe en este ciber-menu Michoacano.

Las recetas que aqui se presentan fueron tomadas del libro Michoacán a la mesa editado por
la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
DR. U.M.S.N.H. 1998
http://www.umich.mx/cultura/cocina/


TAMALES DE FLOR DE CALABAZA

INGREDIENTES
125 GR. DE MANTECA
450 GR. DE MASA REFREGADA O MASA PARA TORTILLAS

1 CUCHARADITA ESCASA DE POLVO PARA HORNEAR

1/2 DE TAZA DE CALDO DE PUERCO O DE POLLO

125 GR. DE QUESO AÑEJO RALLADO O FRESCO, DESMORONADO 1/2 TAZA DE CALABACTTAS CORTADAS EN CUADRITOS DE 1 CM.

1/2 TAZA DE CARNE DE PUERCO COCIDA Y DESHEBRADA

1 TAZA COLMADA Y APRETADA DE FLORES DE CALABAZA PICADAS

1/2 DE TAZA APRETADA DE HOJAS DE EPAZOTE PICADAS

3 CHILES SERRANOS, CORTADOS EN REBANADAS DELGADAS

CON SEMILLAS Y VENAS O l/3 DE TAZA DE CHILES POBLANOS

O CHILACAS PELADAS Y PICADAS

1/2 TAZA DE GRANOS DE ELOTE

25 HOJAS DE MAÍZ, LIGERAMENTE ENGRASADAS CON MANTECA

2 TIRITAS DE HOJA DE ELOTE


MANERA DE PREPARARSE
Con una batidora eléctrica bata la manteca hasta que de blanca y esponjosa, como 5 minutos. Gradualmente añada la masa y el caldo con el polvo de hornear, agregue y mezcle bien los demás ingredientes menos las hojas de maíz; quedará consistente. Ponga una cucharada bien colmada de esta mezcla en el centro de la hoja de elote, no la aplane pero doble la hoja sin apretarla para permitir la expansión. Doble los extremos en la forma habitual y colóquelos en posición vertical en la parte superior de la vaporera. Cúbralos con más hojas, una toalla y un pedazo de plástico, vaporícelos hasta que la masa se desprenda con facilidad de la hoja, como 2 horas.


En la siguiente página encontraras excelentes recetas Michoacanas
http://www.umich.mx/cultura/cocina/

Un saludo fraterno desde mi tierra Michoacana.

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Leonardo Sáenz
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Última edición por Leonardo Sáenz el 05 May 2007, 08:06, editado 1 vez en total.
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Un rico café de Uruapan Michoacán, ?gustan?

Mensaje por Leonardo Sáenz » 21 May 2007, 15:05

Tengo la suerte de poder tomar y disfrutar una taza de rico y aromático café de Uruapan que me preparo cada mañana en una cafetera cubana, como la de la imagen , que pongo directamente al fuego, es una delicia mi café.
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a continuación inserto algo de historia de este café que disfruto.

Origen del Café en Michoacán.
La llegada del café a Michoacán tuvo un origen distinto al de otras partes de México y del continente. En 1824, el general Mariano Michelena, primer ministro plenipotenciario de México en Inglaterra y gestor del establecimiento de relaciones diplomáticas con varias naciones europeas, a su regreso de Londres trajo las primeras semillas, que provenían de un cargamento recién llegado del puerto de Moka, en Arabia; mismas que fueron sembradas en el jardín de su casa en Valladolid (hoy Morelia).

El café se introdujo a México por tres regiones diferentes: en el año de 1796 en la Isla de cuba a la región de Córdoba, Veracruz; en 1823 proveniente de Mokka, Arabia, se introdujo a Uruapan, Michoacán; y en 1847 de Guatemala a Tuxcla Chico, Chiapas. La primera exportación que consistió en 272 quintales, se realizó en el año de 1802; a partir de esa fecha, en forma interrumpida el país ha continuado la producción y comercialización del grano aun con los altibajos de los precios.

Después, cuando las plantas habían crecido un poco, fueron llevadas a la hacienda de La Parota ubicada en el valle de Urecho en donde se inició formalmente la primera plantación. Donde prosperó este arbusto admirablemente y puede asegurarse que de allí han nacido todos los demás plantíos que se han hecho en el Estado. Todavía, ahora ocurren a La Parota, de las fincas vecinas por semilla o pequeños vástagos de café. Acaso a esa buena semilla se le deba la excelente calidad del café de Michoacán, que es sin disputa, por su clase, de la mejor que se produce en la república mexicana, señala una investigación del maestro Gerardo Sánchez, investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, (UMSNH).

De la hacienda de La Parota, el cultivo del café pasó a otras haciendas ubicadas en las jurisdicciones de Ario, Tacámbaro y Uruapan. De los cafetales que se formaron en los alrededores de Uruapan, el señor Ignacio Ochoa llevó semillas a Colima, a partir de los cuales el café se propagó por ese estado y el sur de Jalisco.

Los dominios de los cafetos
En el último tercio del siglo XIX, las huertas de café se extendieron por varios municipios michoacanos, entre ellos Tingambato, Taretan, Los Reyes, Tancítaro, Apatzingán, Aguililla, Coalcomán y Coahuayana. Sin embargo, el producido en los alrededores de Uruapan fue el que más fama alcanzó en México y el extranjero. Esto debido, sin duda, a lo apropiado de los suelos y lo estable del clima. Sobre ello, Matías Romero comentaba ¡Uruapan es por excelencia el distrito cafetalero de Michoacán (...) en su benigno clima y su fértil suelo se ven confundidos los frutos de la tierra fría con los de la tierra caliente y la templada!. En otro escrito, el mismo autor se refiere así al café uruapense ¡el café de Uruapan, que es ya ventajosamente conocido en el mundo, a causa de haber obtenido un premio en la exposición de Filadelfia del año pasado, y que por su excelente calidad, igual que el de Colima rivaliza con el de Mokka ha dado grande importancia que es de creerse aumente cada día a la pintoresca ciudad de Uruapan!.

Y se hizo el café de Uruapan…
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, y primeras décadas del presente, fueron muchos los viajeros que dejaron escritas las impresiones que les habían dejado tomar una taza recién preparada del famoso café caracolillo que se producía en Uruapan. En 1865, William Bullock, después de una larga jornada entre Morelia y Pátzcuaro, por el viejo camino de las diligencias, cruzando llanos, subiendo y bajando lomeríos, guiado por la curiosidad de admirar un atardecer en la zona lacustre, con hambre y sed acumuladas, al fin pudo llegar a una fonda en donde después de las cuatro de la tarde todavía logró encontrar comida y tomar una taza de café caliente, dice: ¡Después de mucho tiempo, logramos tomar una taza de excelente café que con su aliento nos dio fuerzas para subir a una colina fuera del pueblo llamada Los Balcones, de donde tuvimos una magnífica vista del lago y las montañas!.

Años más tarde, el pintor neoyorkino F. Hopkinson Smit, en su obra A White umbrella in Mexico, dedicó elogiosos comentarios al café de la Perla del Cupatitzio, al que calificó como ¡el mejor del mundo!. El texto de Hopkinson, dio pie para que el poeta cubano José Martí también se sumara a las ponderaciones del grano en una extensa crónica publicada a mediados de 1889, en el periódico La Nación, de Buenos Aires. Martí en más de una ocasión, personalmente había comprobado la calidad y el sabor del café uruapense por envíos que le hacían a Nueva York sus amigos michoacanos Manuel Mercado y el pintor Manuel Ocaranza. En varios de sus escritos, Martí escribió elogiosamente acerca del grano y el café como bebida. En muestra América, llegó a comentar: ¡¡OH, sí! El rico grano, que enardece la sangre, anima la pasión, aleja el sueño, inquietísimo salta en las venas, hace llama y aroma en el cerebro; el que afama a Uruapan, mantiene a Colima y realza a Java; el haschich de Amperica, que hace soñar y no embrutece; el vencedor del té; el caliente néctar; el perfumado cafeto, crece como la ilusión con los amores, como la marcha de la nube con el impulso de los vientos...!

En 1892, un viajero inglés llegó a Michoacán solo para conocer y aspirar el aroma de los cafetales de los alrededores de Uruapan. De su estancia en Morelia escribió: ¡un encanto adicional de esta ciudad son sus agradables jardines, llenos de flores semitropicales que crecen en pintoresca confusión, haciendo el aire dulce con su perfume y formando un cuadro admirable para las viejas iglesias, que invariablemente llenan un lado de la plaza. El aire es deliciosamente reparador, el clima es casi semitropical y la vegetación exuberante.
Fue aquí en done por primera vez probé el celebrado café de Uruapan. Nadie acostumbrado a las mezclas de chicoria que se venden en Inglaterra puede tener una idea de la delicia de una taza recién hecha de café no adulterado traído de Uruapan!.

Durante su estancia de tres días en la Ciudad del Progreso, este viajero se dio tiempo para visitar algunos cafetales, sobre ello anotó: ¡un caballero español, que hacían un considerable negocio con café, además de poseer una gran plantación de caña de azúcar. Después de la acostumbrada taza de café, cortésmente nos ofreció enseñarnos su huerta y llevarnos a ver el trabajo del laqueado de los indígenas por el cual Uruapan es conocido. Montamos nuestros caballos, lo acompañamos a la huerta donde nos enseñó el café maduro y con un agradable sabor (...) continuamos por el camino que pasa a través de pequeñas plantaciones de café, nuestro guía nos explicó que todos eran propiedad de los indios, que hacían dinero con sus pequeñas parcelas debido a la alta estima que se tiene en todas partes al café de Uruapan!

A su llegada a Uruapan en 1895, después de un largo recorrido entre los tarascos serranos de San Juan Parangaricutiro, Paracho y Cherán, el etnólogo noruego Carl Lumholtz, después de valorar la limpieza de Uruapan, lo agradable del clima y la variada comida que encontró en una de las fondas escribió que ¡el café que allí se da goza de fama de ser el mejor del mundo!. Opiniones semejantes fueron expresadas por otros viajeros como Thomas Javier en su libro The mexican guide, Adolfo Dollero en México al día, Wallace Gilpartrick en Theman Who likes México y Marian Storm en su Prologue to México y más adelante en Enjoying Uruapan, en donde se habla con amplitud de la producción cafetalera, la calidad y el exquisito sabor del café caracolillo.

Por su reconocida calidad, el café de Uruapan obtuvo premios importantes en las exposiciones internacionales en Filadelfia en 1876 y en la de París en 1900.


¡El rico grano que enardece la sangre, anima la pasión, aleja el sueño, inquietísimo salta en las venas, hace llama y aroma en el cerebro!: José Martí.

FUENTE: José Luis Mendoza Vega.

Un saludo fraterno para todos.
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