- Juan, ¿cómo sabe el caballo cuando la yegua quiere?
Y responde el joven:
- Por el olor, María.
Siguen caminando y a poco de andar, ella se detiene de nuevo y pregunta:
- Juan, ¿cómo sabe el perro cuando la perra quiere?
- Por el olor, María.
Más adelante, la muchacha vuelve a preguntar:
- Juan, ¿cómo sabe el toro cuando la vaca quiere?
Contesta el muchacho (pacientemente):
- María, ya te he dicho que por el olor.
Después de esperar un rato y mirarlo fijamente a los ojos la muchacha le pregunta:
- Y tú Juan... ¿eres maricón o tienes gripe?



