Carta a mi pequeña...

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Ana Belén Luis Morera
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Carta a mi pequeña...

Mensaje por Ana Belén Luis Morera » 01 Mar 2005, 14:25

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Nada más entrar su figura esbelta y coqueta (cómo pueden decir que se me parece, si casi voy con la cara lavada, desde siempre…) largas y cuidadísimas uñas, cabello perfectamente peinado, y muy bien conjuntada en su indumentaria, cómo de costumbre; Ya algo me ha llamado la atención, aprecio un brillo diferente en sus ojos y cierto nerviosismo en su risa, mientras trata de aparentar tranquilidad. Al final lo suelta, ¿Sabes? Me dice sin soltar los dedos del esposo, que la sigue resignado ¡vas a ser abuela!...y yo he pensado ¿No tendría que decir vamos a ser papás? Pero así es ella; impulsiva pero a mis ojos tan previsible.
Tiene la prueba que le ha dado el doctor en su mano, y la blande ante nuestros ojos como si se tratara de un pañuelo en las carreras.
No pasa mucho tiempo, y se enfrascan en una discusión, sobre lo que puede cambiar su vida en adelante. El futuro padre, más conciente de la responsabilidad adquirida, hace planes sobre proyectos y ampliaciones, en la distribución de la vivienda. Ella, mi pequeña; se sienta frente a mi con su pose elegante y natural. Dice que su vida no tiene por que cambiar, que todo o tiene muy bien pensado, y que ser madre no tiene por que cambiar su estilo de vida.
La miro y me veo a mi misma, pero sin su sofisticación ni su aplomo. Yo tenía más o menos su edad cuando ella fue engendrada. Recuerdo las noches en blanco, las largas horas de acunarla cuando sufría con su primer diente. Tantos amaneceres junto a su cuna acariciando su frente, para que huyeran las pesadillas que la hacían temer la oscuridad.
Como hablarle de los cambios que necesariamente experimentará su estilizada silueta, mientras la miro estirarse el raso de sus medias con lánguidos ademanes. Parece una actriz; joven bella y triunfadora.
No, no le hablaré de los desvelos nocturnos que la aguardan, ni de las grietas que se abrirán paso en el rosa de su piel, ni de las desagradables nauseas matinales, al percibir el aroma del café. Ahora no hija mía, pero otro día te acomodaré en mis brazos, y te contaré muchas cosas que te servirán para sobrellevar esa hermosa espera. Ese estado que te convertirá en una maravillosa niña mujer, cuando seas mamá.
Ahora me hace feliz, muy feliz; ver el brillo diferente que se adivina en la luz de tus ojos…

Mamá
Anabella
(Los ojos son las ventanas del alma, a través de ellos podríamos rozar el sentimiento.
Nunca cierres tu ventana a la amistad)

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