NECTAR Y AMBROSIA (LEYENDA)

[Avellaneda]

Néctar y ambrosía

Coinciden las leyendas mitológicas en que en el extremo lugar del mundo, donde el sol se oculta, estaba el famoso jardín de las Hespérides.

Era un espléndido paraíso de frutos y flores permanentemente cuidado por las ninfas Hespérides, de las que este dulce lugar tomó el nombre; y bien guardado por un temible dragón de cien cabezas, que impedía el acceso a los mortales.
En ese maravilloso lugar pacía libremente la cabra Amaltea. De uno de los cuernos de este mítico animal manaba abundantemente el néctar, mientras que del otro surgía con esplendidez la ambrosía. Y de ellos disfrutaban los dioses del Olimpo.

La ambrosía era el alimento que les confería la euforia e inmortalidad haciéndoles invulnerables. Tal como dice el poeta: la ambrosía es nueve veces más dulce que la miel; comiendo miel se alcanza la novena parte del placer que se tendría comiendo ambrosía.

El néctar, bebida de los dioses, era un licor dulce, rojo y perfumado. Tenía la propiedad de avivar todos los sentidos a la vez, conservar la eterna juventud y provocar la inmortalidad; igualmente la empleaban los dioses para perfumar el ambiente.
Ninguno de los mortales podía disfrutar de estos placeres; a excepción de aquellos que por sus hazañas habían ganado, a juicio de los dioses, el derecho a la inmortalidad.

Nosotros, por extensión, acostumbramos a llamar ambrosía a cierto licor de dulce gusto al paladar y, en general, a todo aquello que consideramos como cosa deleitosa al espíritu. Y damos el nombre de néctar al jugo azucarado que segregan ciertos órganos florales y que permiten la polinización que da la vida.

[Cinnerea]

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