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Madre.....

¡Cuánta dulzura encierra ésta palabra...! su significado va más allá de cualquier explicación... ella es el símbolo de la virtud, de la ternura, de la abnegación, del amor desiteresado y sin límites.
Dios, en su infinita misericordia y sabiduría, decretó que dentro del mismo ser de la madre tuviera principio la vida del hijo. Que las primeras palpitaciones del corazón de la madre, que las primeras manifestaciones de vida y movimiento fueran sentidas por ella y que los dos seres estuvieran estrechamente unidos hasta que el nuevo organismo fuera capaz de tener vida propia.
Y aún después, es la madre la que elabora el alimento apropiado para el delicado cuerpecito que de ella se ha desprendido.
Desde que ella siente dentro de sí la vida del hijo, su corazón de mujer se convierte en corazón de MADRE.
No sabe aún si el fruto de su amor será hombre o mujer, no sabe si tendrá cabellos rubios o negros, no ha visto sus ojos, y sin embargo, ya ama a ese pedacito de su vida.
Ya necesita cuidar de él, ya sufre desvelos por su causa, ya se afana en preparar la ropita que ha de vestir.
Y como consecuencia de estas nuevas obligaciones, se olvida de sí misma, renuncia a su libertad y a sus propias satisfacciones, porque su hijo la reclama por entero.
¡Que admirable prodigio! ¡Que milagro tan portentoso siente realizarse dentro de sí la madre, cada vez que de ella brota una vida!.
Realizan acciones heróicas, increibles para dar felicidad a sus hijos, para librarlos de peligros, sufrimientos, dan su vida por ellos si necesario fuera. El corazón de la MADRE es el más sensible, el más delicado.
Con razón nuestro corazón se conmueve al pensar en nuestras madres y nuestros ojos se humedecen al recordar a las que ya no viven...

Lisbel...
Mayo/2006
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