Mientras escribo estas líneas, veo como las gotas de lluvia hacen correr a las personas. Traviesas como si cobraran vida , se comportan como niños juguetones cayendo a toda prisa sobre la gente que apresurada trata de refugiarse en cualquier lado, no como en la niñez, cuando todos deseamos mojarnos y jugar bajo una lluvia que aunque fría nos encanta.
Quisiera caminar despacio, mojarme para sentirme viva y agradecida porque no todos tienen la suerte de sentir el agua como fuente de vida, que refresca y conforta el alma, llenar mi mente de recuerdos (todos lindos); pasear por esas calles donde corre el agua para alguna alcantarilla, el olor de la tierra mojada y la brisa que toca mi cara las gotas que ya no pueden asirse a las hojas de los árboles por más que se aferran, y caen cuando nadie lo espera, cuando se supone la lluvia terminaba.
Sé que éste paseo tal vez termine en algún resfriado, pero que importa si la enfermedad es algo pasajero; es parte del ser humano y hace valorar aún más a un organismo sano, no me arrepiento pues se que éste baño no es solo para el cuerpo, es sobre todo para el alma y mientras todo eso ocurre, tu estas en mi pensamiento, en mis recuerdos, en esos momentos que compartimos; muchos o pocos. No importa cuantos, lo que importa es que los vivimos
