
En una noche fría, donde la lluvia cayó junto a sus compañeros el trueno y el relámpago sirvieron de preludio a un Adiós esperado...
Hasta la naturaleza supo, que el fin había llegado para el Duende del Bosque Azul y el Hada de la Primavera, postergarlo era ya imposible, pero esa magia que existe en el alma de ambos pervivirá por siempre hasta la eternidad...
Hoy ambos han de cumplir con el Hado, el Duende ha retornado a las montañas donde impera Dionisos y su sequito danzante... Pero en las noches de luna y estrellas, de la montaña surge une densa neblina de la cual, brota una fragancia a rosas envolviendo con ella todos los sentidos de los seres vivos allí presentes.
El Hada de Primavera, aún en el gélido invierno, cuando duerme en las profundidades de su manantial, se puede ver resquebrajar la capa de hielo que le cubre cuando la noche se engalana, surge una delicada fragancia de primavera, que envuelve los sentidos similares a un ensueño.
Ese sentimiento se eleva sólo en noches de luna y estrellas, en ellas ambos se reencuentran en la eternidad... Hoy ambos han descubierto que, el amor es una hermosa rosa, que se transforma en el devenir del tiempo, cambiando así su colorido y trae consigo nuevas sensaciones, como un eterno despertar a la vida.
Y en sus eternos reencuentros tanto el duende como el Hada han concluido al unísono:
Somos aves.
Somos aves
de paso por esta vida y por la de los demás, unos nos dejan
pronto, a otros seremos nosotros quienes dejemos en el
camino de la vida ,como hojas de otoño al viento...
Algunas cosas sólo quedaran cuales sueños que, en un
momento dado nos hicieron felices y en ocaso del atardecer
al evocar su recuerdo, vemos que brillan en nuestro corazón
con tal intensidad, como los luceros iluminan nuestras vidas
con una sonrisa y un dejo de satisfacción en el alma
peregrina. Está en su último suspiro de vida deja esparcidos en el viento
pétalos de rosas de mil colores, marchitas algunas, otras frescas y lozanas
como mi lagrima por ti.
Esa lagrima, se convirtió en un suave
rocío,que mantiene vivo los bosque del
mundo, donde hadas, y duendes habitan
sin ser vistos por los humanos…
¡Cuantos amores habrán florecido en el Hada de primavera ¡ Posiblemente innumerables, habrán
quedado como pétalos marchitos de las mas
exquisitas rosas, que ni el tiempo hurto su
belleza, ni su envolvente fragancia,
yacen hoy esparcidos sobre los
campos , similar a hojas de otoño,
se pierden en le ocaso del atardecer…
Pero no así en la memoria, ni han muerto
En el corazón del Hada de primavera, pues
son sus luceros más radiantes y hermosos,
que nadie jamás podrá hurtarle.
AUTOR: LIC. MARÍA AUXILIADORA FERNÁNDEZ V.
Mèrida.Venezuela. Febrero 15 de 2.004