
Hoy la mar ha arrojado sangre en la playa,
la arena se ha teñido de piel negra y roja,
las olas bravías devuelven cadáveres borrosos
humanos sin nombre, seres sin rostro,
el viento soplaba con fuerza, la gente callaba
miraba sin una lagrima, ni un sollozo.
En algunos había pena, en muchos se gozo,
el cielo miraba, silencio mortal,
seres mutilados del continente Africano,
que venían buscando el pan de oro,
en viaje frío, sombras de hambre, sed y llanto
Antes hijos de faraones, ahora tormento de aves
sin vuelo, que viajan en cáscara sepulcro,
mendigando un sueño en mil palacios muertos.
Un día llevaron coronas de flores, nostalgias de un pasado
hoy son féretros sin retornos,
athánatos ahogados en vino rojo.
Verónica Fradua