Tengo una enfermedad
que por desdicha poseo,
y todo el tiempo
tengo este tormento.
No es contagiosa,
esa es mi desgracia,
esa es mi pena,
ya que para mi, es esta condena.
Hay muchas personas
con la misma enfermedad,
pero para ninguna de ellas
se encuentra la fatalidad.
Es mas dolorosa
que las espinas en un corazón,
es mas peligrosa
que encontrarse en una prisión.
Esta enfermedad la tengo
desde hace mucho tiempo,
no la he querido contar
pues sé que nadie me va a escuchar.
Es una fatalidad,
es esto una crueldad,
y sé que me matará,
si no me llevan a recetar.
Los médicos no entienden
esta horrible enfermedad,
es más sólo la ignoran
y lo tratan de aparentar.
Pero bien saben que ahí adentro
tienen esa enfermedad,
aunque algunos no la descubren
adentro en su pecho está.
Es incurable esta enfermedad,
pero sólo tú me puedes salvar,
y un deseo que tengo si muero,
es que te contagies de este amor, que yo poseo.


