
Madrugada Paulista.
Es madrugada en San Pablo y simplemente,
voy esperando que empiece a despertar,
algún café, o algún negocio que acompañen,
mis pensamientos que empiezan a volar.
Y estoy en casa rodeado de los míos,
ante la hermosa presencia del hogar,
mientras mi mente se pierde y se sublima,
dejando a un lado las horas del lugar.
Y poco a poco me aferro en cada rima,
que van marcando mi dulce identidad,
mientras se acercan las horas más soleadas,
y lentamente debo encontrar la realidad.