Algo de luz que se refleja en cada esquina,
y algunos toques sublimes del Señor,
dan esos tonos dorados a mi vida,
que son cual dulce señal del corazón.
Algunas notas que suenan sostenidas,
dan a mis claves motivo de ilusión,
y son caricias que llegan encendidas,
a darme toda la fuerza del amor.
Y en cada instante vivo el segundo conmovido,
con este mundo de opuesta sensación,
que es majestuoso, sencillo y bienvenido,
cuando gobierna tan sólo la emoción.
