Bajo un manto de estrellas,
En el parque de la ciudad,
Marginado por la sociedad,
Duerme el hombre sin identidad.
Los recuerdos lo atormentan.
Pasa las noches a solas,
Recostado en un cartón sobre las hierbas,
Mientras el crudo invierno hiela sus venas.
Tapado tan solo con diarios,
O con trozos de trapos, intenta dormir,
Pensando tal vez “que será mañana de mi?”
Y hasta a veces con ganas de morir.
Mientras tanto el mundo gira a su alrededor.
La gente pasa con la mirada a un lado,
Ignorando como llegó a este estado,
Hasta por momentos riendo, mientras el observa callado.
Pues no es que haya perdido la vergüenza,
Es que los sucesos lo han llevado
A vivir en las calles mendigando,
A tener que ser marginado.
Quizás junte unos pesos en el día
Y los gaste en cigarrillos y alcohol,
Es por miedo a los recuerdos,
Es para ignorar cuanto sufre en su interior.
Guardando dentro suyo
Eso que ignora mucha gente,
Que es un ser decente
Y hasta muy inteligente.
Y por las cosas de la vida,
Se ha vuelto linyera
Como suelen llamarlo esos cualquiera,
Que no saben como es estar ahí afuera.
Esos que hacen caso omiso,
Al sufrimiento ajeno
Que en realidad no conocen el invierno,
Ni en vida sentirse muerto.
Pues en el día el mendigo,
Trata de pasarlo lo mejor posible,
Pero por las noches se despiertan los declives
En su mente los recuerdos lo persiguen.
Pero el hombre sin identidad,
Se juega cada día a suerte y verdad
Para intentar vivir en felicidad,
Aunque sea casi imposible, aunque lo margine la sociedad.
