Mensaje
por Doral » 27 Sep 2006, 20:20
“Es incredible…No puedo creerlo” que alguien como tú hijo mío haya llegado a sentirse de ésa manera…”un ser vulnerable, capaz de ser herido justo donde tus horas parecen interminables”.
Elegir esta opción te la respeto, pero los resultados suelen ser ideales muy pobres que defender, porque vas perdiendo la pasión y la alegría por vivir. La vida la llevas al terreno vegetativo, sin ánimos ni deseos de desarrollar lo que llevas por dentro.
Quiero comentarte Carlos Alberto, que al leer tu poema, me hiciste recordar a uno de mis hijos cuando estaba estudiando en la universidad. Un día cualquiera al preguntarle qué deseaba desayunar, me contestó: “lo que sea mamá, gracias”, así que bajé a la cocina, abrí un par de huevos crudos, se los vacié en un plato y se los serví. Cuando mi hijo bajó a desayunar se sorprendió: “¡Mamá, ¿qué es esto?. Tranquilamente le contesté: “es lo que sea”; porque en la vida, al que pide “lo que sea”, no solamente se da, sino también se lo merece. Cuando no sabemos ni lo que queremos elegir, dejamos que otros lo hagan por nosotros y después nos andamos quejando de por vida porque nos casamos “con lo que sea”, trabajamos “en lo que sea” comemos “lo que sea” tenemos una familia como “lo que sea, qué mas da”.
En éste marco, para muchas personas y familias enteras hijo mío, el domingo es el día de las indecisiones y la siguiente escena se repite constantemente:
-¿A dónde quieres ir?-
-A donde tú quieras.
-¿Qué quieres comer?
-Lo que tú decidas-
-¿Cuál película te traigo?
-Pues la que tú elijas, la que a tí te guste más-
El desenlace suele ser desafortunada y hasta trágico, ya que te llevan a comer donde no querías, tuviste que chutarte la exterminadora versión de la película de los años 50’s y la comida era contraria a tu dieta. Lo que viene después es fácil adivinarlo: Una cara larga, n silencio sepulcral ante el cual el interlocutor se inquieta e investiga (corrígeme): “¿Pero qué te sucede, qué tienes?”… “NADA” será la clara y tranquilizadora respuesta que emitas, porque a muchas personas cuando tienen todo encima y los instintos más rupestres les invade, es cuando contestan que no tienen “NADA”, que no les pasa “NADA”, esperando de los demàs actos de adivinación propios de la divinidad. ¡Y quién sabe si hasta Dios estaría dispuesto a eso!
Si basamos nuestra autoestima sólo en lo externo, corremos el riesgo de vaciarnos por dentro. Cuando la mayor importancia se la damos a la envoltura que la naturaleza nos dio, nuestra mayor energía y voluntad se canalizarà a tener un cuerpo perfecto, que por cierto hoy quiere decir: “anoréxico”, con los increíbles costos que exige la llamada cultura del abdomen. Vestirnos como manda la moda, comportarnos como se supone que debemos hacerlo. Cuando lo mejor de nosotros lo tenemos afuera, resulta insuficiente para vivir y ser felices. No quiero decir que cuidar nuestro físico sea equivocado, al contrario, pero pedir imposibles a la naturaleza y obsesionarse con los cuerpos de los modelos alemanes de 1.90 de estatura y rasgos anglosajones, cuando nacimos en Latinoamérica y probablemente nuestros rasgos y cuerpo correspondan más ala cultura chichimeca, inca o chibcha que la de los teutones, nos hará sentir en desventaja y eso justamente es lo que transmitimos, ni un gramo más.
Es increíble la habilidad de algunas personas para detectarse defectos: barritos, arrugas, gramos de más o cualquier problema similar: Que soy feo, que soy pobre, que estoy enfermo, que no tengo suerte…oye; ¿cómo se llama todo esto?... se llama pretextos, excusas, excusas y mas excusas, entiéndelo de una vez por favor.
Conocí a una persona que mantenía firme la convicción de que no era atractiva, aunque en realidad era muy hermosa por dentro y por fuera. Tuve que diseñar con ella, un experimento, típico de medición de actitudes para convencerla de que no era una persona fea. E incluso invité a un grupo de amigos mutuos para que me ayudaran con éste experimento. Y el 95% del grupito que me ayudó en tal experimento la evaluó como una persona muy bella, inteligente, sensual, atractiva y hasta deseable. Cuando se lo dijimos, esta persona se sorprendió y nos respondió: “Es increíble..No puedo creerlo..Estoy realmente asombrada. ¡Jamás pensé que ustedes tuvieran tan mal gusto”. No me quedó mas remedio que decirle que: “Gustarse es abrir los horizontes afectivos, es arriesgarse y aumentar nuestras probabilidades de conocer mejor a otros. La verdad es que nadie puede dejar de gustarse si se observa por dentro y por fuera con cuidado y con afecto.
“Tal vez suceda que una vez cada siglo, la alabanza eche a perder a un hombre o lo haga insufrible, pero es seguro que una vez cada minuto, algo digno y generoso muere por falta de elogio”, ésto último lo leí hace ya algún tiempo no recuerdo dónde ni quién lo dijo, pero es algo que jamás se me olvidará mientras viva.
Yo te digo a ti Carlos Alberto, que la seguridad es fugaz, pero puede ser destruida más fácilmente por medio de fuentes internas y personales que por el agresivo y complejo mundo exterior.
Si te tratas mal y eres irrespetuoso con tus valores (que son muchos por cierto), tu diálogo obrará como un freno. Elimina hijo, de tus respuestas y juicios el “no soy capaz”, porque cada vez que te lo repites confirmas tu inseguridad y afianzas tus temores.
Queremos todos que nos amen, pero cometemos el grave error de dar siempre pistas falsas y no somos capaces de expresar y comunicar sentimientos y deseos reales, porque “las personas buenas” no hablan, son siempre guiadas por sus resentimientos que son los que rigen sus vidas. Y porque en su libro de contabilidad faltan sufrimientos todavía y por que al no saber amarse, no pueden ayudarse a otros a que se amen y mucho menos sabrán comprender el dolor ajeno.
Cuando aprendemos a querernos, aprendemos también que nos merecemos algo mejor que “lo que sea”. Algo mejor que desperdiciar nuestro valioso tiempo en lamentaciones inútiles, algo mejor que solo ir sobre-viviendo, algo mejor en materia de amistad, algo mejor en qué y en quién invertir nuestro tiempo.
¿Qué te extraviaste en el bosque de tu vida?...es innegable...¿Que te sientes prisionero de tu prisión invisible, es obvio, pero recuerda que en la prisión del alma, es el carcelero mismo quien tiene la llave para dejar de ser cautivos, esclavos de los grilletes que nos enclaustran en el sufrimiento, el hábito, el error, el vicio, la costumbre y tantas cosas que nos mantienen presos en la cárcel de fracasos constantes y repetidos.
¿Qué tus sentimientos reclaman su precio?..oyeeeee, con justa razón…¿no crees?, reclaman al niño de oro que pulieron en tu corazón, y que el hombre que ahora eres, mató por inconciencia, por egoísmo por deslealtad consigo mismo y por cobardía, perdona mi franqueza cielo, pero eso es el pan de cada día, y nadie está exento de haber cometido las mismas transgresiones contra si mismos. Y el que esté limpio d culpa, que arroje la primera piedra.
Impotente te sientes, ¿qué esperabas?...pero no todo está perdido mi amor, dicen que todas las puertas están abiertas para el indigno, menos una: LA DEL ARREPENTIMIENTO.
Invocas finalmente en tu muy profundo poema, la presencia divina con todas tus fuerzas desde las grutas mas oscuras de tu ser, y eso es glorioso, hay reflexión y puede haber un cambio, una transformación radical en tu vida…tranquilo,..todo está y estará bién.
Ya para terminar mi largo discurso (que es justo y necesario), te doy gracias porque tú a mí me has sumido en una profunda meditación esta tarde en que encuentro tu hermosísimo poema donde buscas la tan ansiada paz, y descansaste un poco tu alma, recostándola en los dinteles de las letras mas supremas, diste a conocer lo que siente tu pecho y tu razón atormentada. Y desnudar el alma públicamente mi amor, no es una vergüenza, sino un privilegio que solo pueden darse los grandes.
Paz Inverencial, de tu madre que te adora.
Doral.
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