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Y NO LO LOGRO ACOSTUMBRARME

Y no logro acostumbrarme
a convivir con la mirada de la noche
sin el oscuro pozo de tus ojos negros.
Y no logro desprenderme
del hechizo de esa caricia volcánica
que tan perfecta entrelazas a tus deliciosos versos.
Y me cuesta más que el doble,
más que el triple incluso digo
escribir un verso afable
si no estás en mi memoria
como torbellino infame,
removiendo mis entrañas.
Y no logro acostumbrarme,
ni consigo desterrarte
por un mísero momento
a una ínsula de olvido
y menesterosa busco, entre páginas vacías
huellas tibias de tu paso,
una arroba, un simple símbolo
de este terrible designio que me ata
a los márgenes de un verso,
casi al borde de un abismo
casi ingrávida, casi loca
y tristemente sin ti,
casi poeta.

FORESTINA
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