
RANITA SALTARINA
Una mañana, radiante de sol,
brincaba una rana de vivo color,
que bella ranita, que bello el amor,
mis nietos corrían a su derredor,
¡espera, no saltes, te quiero besar!
gritaba mi nieta con dulce candor.
Ranita bonita te quiero agarrar,
mi nieto decía, queriendo jugar,
pero la ranita brincaba al azar
y no se dejaba por nada pescar.
¡Huidiza te voy a nombrar!
gritaban los dos, volviendo a saltar,
la rana muy viva, brincando salía,
que bello, que hermoso ese día.
Regalo de Dios, el juego de niños,
que con su alegría y su algarabía
con una ranita, que alegre saltaba,
llenaron de amor, el sol ese día.
Leonardo Sáenz Baez

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