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PARA RODRIGO
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Viajo en este mundo, como peregrino asceta,
emigré del nido de los cóndores en la montaña,
a la falda cálida de las tierras áridas en la costa,
destino que a cada uno el designio le traza.
Dejé con la tristeza reflejada en el alma,
panoramas de sutil belleza natural,
morada humilde de dicha encantada,
edades que la mente no abandona.
Me acogió con regocijo, la densa neblina,
y como palomo que busca a su paloma,
anidé entre arboles de cemento y arena,
dándome mi Dios, dos grandes alegrías.
Hoy me regocijo de razón con felicidad,
hoy, entiendo con agudeza fina,
la misión del hombre en esta vida,
hoy siento que vivir es una gran dicha.
Célula que vienes desde las entrañas,
que traes entre si cual mensajera,
vivencias de generaciones pasadas,
llegas como rayo de sol sobre la tierra.
Pedacito humano , de síntesis divina,
tenerte entre mis brazos regocija,
espíritu que goza de especial manera,
ser del tronco leñoso una ramita.
Bajo el manto de cielo azul, en primavera,
abriste tus ojitos, cual dos fulgurante centellas,
Iluminando de calor la larga espera,
de tenerte hoy al gran viajante que llega.
Que mi Dios, con su poder infinito quiera,
que seas una entre las muchas estrellas,
una que brille con intensidad y fuerza
hasta los confines de lejanas miradas.
Luis
Sayarrum
5/06/07
¡El Leoncito que regará su eco entre las cordilleras!
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