Juguemos nuevamente a buscar la primavera,
con todo el dulce encanto y nobleza del ayer,
y hagamos esa magia de dicha duradera,
que imprima en nuestra vida las formas del querer.
Soñemos otro poco con luces verdaderas,
con sabias de retoños que nacen de la piel,
y ambientes que iluminan los fuegos de la hoguera,
que alumbra nuestra esencia y anima nuestro ser.
Y entonces el camino de noches hechiceras,
verá en un nuevo día la fuerza del crecer,
plateado a la Argentina señora y duradera,
del tiempo que se esgrime y espera florecer.





