

Sobre regios almohadones recostada
Musitarte me sonríe el bello adonis,
Cual príncipe del que hablan los cuentos de hadas,
Insinuante se presenta ante mí.
Su mirada es de fuego que enloquece,
El me ama y me ofrece frenesí
Y en este bosque de blanca seda
Se adivinan deseos de goces mil.
Droga encendida, bálsamo eterno, opio y ensueño
Dan vida al ser,
Aspiro el humo de la grandeza que cuando duermo
Vuelve a nacer.
Me vuelvo dueña de mil riquezas y muchos hombres,
Forman mi aren,
En medio de ellos, yo adormitaba, elevando dichas,
Vendiendo halagos, entre los labios de un bello ser.
Primorosos adonis en mi trono,
Obedecen mis caprichos de reina,
Y sus mimos y caricias amorosas,
Son tributos de esclavos a su majestad,
Uno y otro me suplican que los ame
Y les brinde mi vibrante sensualidad,
Y el néctar de mi amor que durara tan solo,
Lo que el opio en su ilusión pueda formar.

