
Hoy se vacío
el reloj de arena,
caducó para mí la fecha
en la dimensión del tiempo…
Ha llegado la hora
de extender las alas
y desplegar el vuelo.
En esta hora triste
ya vacié la copa
donde libé el licor
del aguardar y las ataduras,
así como los átomos
que le daban forma a la nada.
Y con las manos desechas
de apretar un amargo sueño,
silencio el tañir de la lira,
amordazo las sonajas
que adornaron mi risa
y enmudezco las notas
melancólicas de la Kena…
De mi deambular
por las calles y avenidas,
despojada de vestiduras
con los pies descalzos
y el alma desnuda,
cuya única vestimenta
fue el tejido de mis poesías,
por estos senderos andados
solo dejo atrás en el camino
el dialogo inconspicuo y silencioso
de los rastros de unas huellas
pequeñas y livianas
orientadas hacia el oeste,
mirando como muere el día
con el ocaso a través de las rendijas.
Y te preguntaras ¿Que me llevo?…
Tan solo el corazón
colmado de los sueños
de aquellos amigos
cuyos rostros son desconocidos
y que arrebatan a mis ojos
perfiles superpuestos
en un milenario árbol.
Del viento carmesí
todos sus versos,
y la franqueza de un rostro oculto
entre las líneas enhebrando letras.
Sentados en un muro
dejo bellos recuerdos,
miradas de un pasado
que me son confusas
y se auto designan,
mientras reposan en latencia
con sus piernas cruzadas
y las pupilas llenas de esperanzas,
fijas en el horizonte
a la espera de una nueva alborada.
Llegó el momento penoso
en el cual me practico el auto aborto,
y tomado posición fetal
cierro para no ver los ojos,
y evitando sentir dolor
con el arrullo de un poema
que no sé quien escribió
lentamente me duermo,
para que los cirios de la nueva mañana
sostengan en mis labios
una forzada sonrisa.
Solo deseo que al iniciar
el nuevo peregrinar,
la vida a mi paso se abra
y desde el punto de vista
de tantas líneas escritas,
en otro mundo mis poemas
no sigan castrando a las musas
y se conviertan en canto mis rimas.
Cuando ya me haya ido,
los vértices del nuevo día
para mí ya no estarán
ni tendrán algún significado.
Y en las noches
la luna que era una gota de llanto
se convertirá en pan ácimo.
Y si por alguna razón
visito en tu memoria los recuerdos,
préndeme en todos tus giros
y en mi nombre cuaja flores en los árboles
hilando en tu guitarra soñadora acordes.
Ven y trae para mi mortaja
un sudario de verso sin malicia
y colócalo sobre mis poemas
con el peso volátil de lo que fue
entre nosotros un hermoso sueño.
¡Nunca lo olvides poeta
somos hijos de la muerte!
La vida es efímera,
es dar a cada quien
su exacto lecho,
morada final
arropados de olvido
en el silencio.
Artemisa904

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