
SÓLO QUEDARON CHARCOS
Me desvelo,
en alas de mariposas,
queriendo tocar el cielo
con las nubes de mis dedos.
Tus amplios ojos
me condenan a seguir en su misterio,
mientras las flores nacen y mueren
polinizando los senderos.
Camino con destino incierto
donde crecen rosas verdes,
con perfumes de esperanzas,
cabalgando los aires más ligeros.
De mi lengua trovadora,
nacieron mil jilgueros
que cantaron aleluya de un te quiero
y los perros desnudos de mi boca
aún ladran en la aurora,
ahuyentando minutos y luceros.
Fueron sueños tejidos
detrás de los espejos,
miradas de rayos taciturnos
y besos de flor blanca
en labios deslucidos.
Siluetas y pesares
se esfumaron en vientos de violines
con el fuerte olor de mis sentidos.
Sólo quedaron huellas de mis poros
en redondos días del calendario,
formando charcos, ya podridos,
de bellos números enteros.
Leonardo Sáenz Baez
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