otro seca sus lágrimas por no poder estudiar.
Una chica de 17 vende su cuerpo en otra esquina.
La droga silenciosa espera a la vuelta del colegio
riendo dice ¿a quién atraparé en éste momento?
Hoy vi un pequeño de 5 soñando con navidad.
En sus sueños estaba el carrito de color azul
en sus plegarias; una familia y tener a su Mamá.
Un perro se acercó a lamer mis pies, al verlo sonreí
un trozo de pan lo alentaba a por las calles seguir.
Una Madre pide al cielo poder llevar a su hijo al Medico
es un resfriado, pero aquí no hay atención sin dinero.
Subí al coche y me fui de aquel incierto lugar.
Que difícil soportar tanta desmedida injusticia.
Llegué a una zona, de esas que llama residencial
una empleada sin culpas tirando el sagrado pan.
Aquel hombre saliendo con su amante niña
que conoció allí, donde critica y no ayuda
pero exige, ahora, aquí, paga y se va sin culpa.
Juguetes tirados porque navidad trae nuevesitos.
La madre se va con sus amigas de compras y farra
dejando sin yerro, a sus hijos con la empleada.
Un niño que enfermó y su padre a la niñera envió
para que el medico lo viera y de ese problema salió.
Una realidad dividida injustamente en dos partes desiguales
la pobreza y la riqueza, controversial, injusto y desconsiderado
uno llora por un trozo de pan y otro sin pena lo tira al costado.
Pero así son las calles de esta gran ciudad
bautizada capital del mundo... New Cork.
El placer se encuentra al alcance de todos
la droga es una objetividad de cada día
y nadie se preocupa por cortarla de raíz
es mejor tener a toda la gente infeliz.
El protocolo frente al mundo, que gran mentira.
La droga, quien a los ricos los hace más grandes
y a los pobres sin consideración abandona.
En América del Sur, según los que se creen poderosos
no hay riquezas monetarias, estamos en la pobreza.
Discrepo, ya que somos afortunados, no pendencieros.
Existe algo que jamás poseerá el Norte de América
la familia unida, medico gratuito que estudia por salvar
no por tener un titulo en su oficina y su ego alimentar
o para ir a la esquina y su vicio, la droga poder comprar.
Que orgullo siento, Mí País es pequeñito y lleno de bondad
aquí en cambio, es grande y te cubre el manto de la soledad.
Gracias le doy al cielo por descubrir, al pisar ésta tierra
que la inmensa riqueza con la que un hombre puede contar
es la de ser padre, hijo, amigo y sobre todo, honesto y leal.
El dinero se va, el amor y la amistad infranqueable
siempre quedan, a pesar de las diferencias sociales
La felicidad es un humilde trozo de pan en compañía
de tu familia e indiscutiblemente aquella mano Amiga
y no un manjar sobre la mesa de lujo, con total frialdad
de saber que sus dueños no se toleran y buscan fuera
lo que jamás tuvieron ni tendrán por dentro... Irrealidad.
Ésta es de New York su indiscutible y fría realidad.
Me quedo con el Uruguay y su manto de Fraternidad.

Dic-12-1998
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