
NOCTURNO DESVARIO

Quiero vivir en tí,
donde nace tu nombre
y termina tu misterio,
apóstol del amor, bajado del cielo.
No se cierran mis ojos sin soñarte,
ni mis labios se abren sin nombrarte
en el verbo secreto e impronunciable
de tu lúcido retrato, mi estandarte.
Porque cielo, mar y tierra
cómplices me son al recordarte,
llamándome "MI ANGEL"
en la mágica runa
que poseo para darte,
mi cielo, mar y suelo
mismos que tuyos hago en una,
emanación suprema al evocarte,
de mi cielo, de mi amor, eres mi arcángel.
No se exhalan mis suspiros sin pensarte,
ni mi arte se agota para amarte,
en el cáliz bendito de tu ausencia,
que se bebe gota a gota la inocencia
de mi amante corazón, al adorarte.
No moras como un huésped en mi corazón,
en mi corazón te puse un altar, y vives permanente,
dueño y señor entre tanta gente,
de la Oda, lira de mi inspiración.
No quiero dormir,
prefiero transmutar mi noche
y detenerte vivo en el derroche
de la luz de la luna, mi necia fantasía,
sentimiento, razón y cofradía
de mis sueños, antes de que llegue el día
en que se duerman mis estúpidos sentidos
y se cierre para siempre el broche
candado de mi comunión,
y mis labios dejen de nombrarte
y mis ojos dejen de soñarte
en suprema reconciliación tardía.
No se niegue ante mí, la dorada pluma soñadora,
de mis noches y minutos en la hora,
en que te escribo,
bajo la tenue luz de perfumada veladora
mientras tu recuerdo, en mi alma vivo,
porque soy tuya, tu mujer... ¡Y tu señora!
¿Lo sabes verdad?

Doral.
(Todos los Derechos Reservados)
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