fuego que rasga las oscuridades,
lámpara eterna cuyas claridades
brotan perennes de perenne fuente.
Inagotable, lúcido, silente
revelador motor de falsedades,
rayo que anuncia todas las verdades
con su frescura siempre omnipresente.
Huele tu fuego a espejo enmohecido,
alucinado de crepitaciones,
de tanta luz agónico y rendido.
Y sin embargo luces todavía
ese candor que dan las emociones
entre lo gris de la melancolía.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
