Se hizo el color detrás de las montañas,
y el tibio sol de nuevo acarició,
todo tu cuerpo bañado en primavera,
mientras tus ojos brillaban con amor.
Besó la Luna la luz de cada instante,
en que tu fuego marcaba mi ilusión,
y simplemente sentí que en la mañana,
iba a llorar un poco más el corazón.
Y la alegría surgió entre sensaciones,
como si fuera un camino redentor,
que le dio fuerza y calor a mis entrañas,
y a mis palabras la llama del valor.





