De sabores perdidos, de nobleza, y de rima,
puedo hablar dulcemente, cuando enciendo en mi piel,
esos fuegos crecientes, que acompañan mis días,
que subliman mi tiempo de sentir y crecer.
De sonrisas alegres puedo armar un sendero,
que te lleven de nuevo por la esencia del ser,
de las horas que pasan simplemente al descuido,
cuando se abre en la mente la ansiedad del querer.
Y se acerca otro mayo y el invierno ya espera,
se hará sal en sus meses con aquella pasión,
que recuerda que sólo se disfruta en la vida,
si se aferra al pasado a una vieja ilusión.




