Obviamente si pienso en Dios un poco,
yo ya no puedo negarle su existencia,
si es que mi luz se ha apagado o encendido,
¿puedo yo acaso dudar de su presencia?
Si es que su imagen se pierde en el destino,
o es que otras voces empañan su elocuencia,
puedo encontrar a mi Señor en el camino,
hasta en señales que me hablan de su ausencia.
Llueve en mis núcleos seguros de tus fueros,
y se hace sol entre compases de tu esencia,
toda mi vida bruñida en la esperanza,
que abre tu amor a la verdad de mi conciencia.




