LA PUDE VER
Fue una hermosa tarde de verano, cuando el azul del cielo se reflejaba en la poza que formaba la hermosa cascada, el agua cristalina sedosa al tacto y brillante como estrella encendía el rostro de la bella que caminaba hacia el lugar.
Atónito miraba desde lejos la hermosura de su cuerpo y los cadenciosos movimientos de sus manos que retiraban sus prendas, era un ruidoso sonido del agua y los crepúsculos de luz que invadían su cuerpo se confundían paso a paso al entrar ella a sus azules aguas. El viento tibio y cadencioso que besaba su cuerpo provocaba espumosas formas en el entorno del pequeño paraíso. Un coro de aves que cantaban musicalizaba sus pasos que mezclados con los hermosos movimientos de la caída de las hojas hacían un otoño en el verano. Los danzantes árboles que estáticos en el tiempo se mecían al vaivén de sus caderas y las brillantes piedras que como diamantes al reflejo del sol brindaban una hermosa humedad, le hacian caminar despacio y sumergirse con sus pies en la orilla y sentía como su energía me atrapaba, era una hermosa sirena de agua dulce que rompía el oleaje con su bello rostro mientras se acercaba a la caída. Yo pensaba que ella busca esos secretos que esconde la Gran Cascada y me dejé envolver por esas aguas y sentía igual que ella como penetraba por mis poros ese rocío de amores.
Veía como el agua la envolvía con dulzuras, le tocaba todo su cuerpo, ella se expresaba con su rostro enamorado. Le estaba haciendo el amor a la cascada, la penetraba con su amor infinito haciéndole vibrar sus entrañas, sentía como la tocaba, como gozaba, sentía como se movía y le hacía el amor a la dulce cascada, miraba esas manos que la envolvían y le tocaban sus senos proyectando sus pezones hacia el infinito del cielo, así como ella lo sentía todo yo, sentía esa humedad de sus labios que como beso eterno le brindaba el entorno dulce de ese precioso momento. La vi exhausta salir y como yo jadeante de cansancio se recostó en la hermosa piedra que le servía de lecho para que su dorada espalda le coquetee al sol. Extenuada por el sexo dormitó toda la tarde exhibiéndose libremente ante los inquilinos de la selva y ella no dejaba de escuchar los comentarios de las aves que con el desaparecer de los rayos del sol, poco a poco se mezclaba con cariños de la luna.
Ella sentía el embarazo de su cuerpo, pues le colmaron muchas vidas en ese romance con el agua, luego se arrulló ruidosamente en el silencio de la noche y se brindaba con ternura al hermoso Dios que la observaba.
No pude resistir observarla todo el tiempo, solo se que al fin la pude ver.
UWISHINT
LA PUDE VER
- uwishint
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la pude ver
<center>era una diosa de un amor total, de amor sin igual. un saludo
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La vida es un instante y la eternidad sólo un momento pero el amor total es para siempre.

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