Las estrellas centelleantes nos sonreían desde el infinito,
tú, mordisqueando mi oreja,
yo, atrayéndote por la cintura.
Era el comienzo de una unión inesperada,
lo que empezamos esa noche en aquella plaza
lo culminamos más tarde en un confortable cuarto de hotel.
Fue sólo un momento, corto pero agotador,
al amanecer, nuestros cuerpos se encontraban
aún sumidos en esa lúbrica sensación
y se mantenían acostados, sudorosos, jadeantes.
Cuando te dormiste, me separé de ti
y, alejándome lo más pronto de tu arrebatadora presencia,
te dije adios en silencio, dándote las gracias
por tan inolvidables momentos...
Momentos inolvidables...
- tinaesamor
- Forista
- Mensajes: 68
- Registrado: 18 Abr 2005, 18:41
- Contactar: