


Claramente en tus mejillas divisaba
Un ligero rubor que se encendía
Como llamas ardientes que quemaban
Lo más profundo de mi alma.
Y tus labios se entreabrieron
Invitándome, a probarlos como caramelos
Que sabrosos se entregaban
Al éxtasis que de fuertes llamaradas
A mi alma consumían.
Después de besarte
Y en tus ojos ver cuanto me amas
Quiero tus mejillas comer cual manzanas
Y tus manos palpar y tu cuerpo tocar
Al compás de la música que nos embriaga.
Sentirte mío aunque la oscuridad invada
Mi alma aguerrida que de deseo tiembla
Ante tus manos, tu cuerpo y tu cara…
Quiero estar contigo, quiero volver a revivir
Aquellos momentos en que la pasión avasalla
Y el deseo es como un arroyo sin fin.
Vuelve amado mío, vuelve mañana
Para tenerte de nuevo entre mis brazos
Despertar juntos y ser tu mañana
Duerme junto a mí, duerme en mi regazo...