los deseos de verte, de hablarte cara a cara como acostum-
brábamos hasta no hace mucho tiempo atrás. Pero ya no puedo
ni llamarte por teléfono...
Me cuesta entender y creer que tanto fuego se haya transformado
en hielo. Al menos al mío no logro convertirlo.
¡Si por lo menos pudiera apagarlo! Pero sigo siendo yuyo seco
a merced de las llamas que hiciste se encendieran en mí aquella noche...
Fue un encuentro casual. Recordás ?...
Nos envolvía el humo del boliche y de los cigarrillos que compartíamos.
Juntamos nuestros cuerpos en la pista, abrazados en un par de baladas
que, desentonábamos en nuestros oídos, simulando palabras que aún
no nos atrevíamos a decir...
Luego un par de tragos para acompañar una larga charla que, como
ambos esperábamos, culminó en un beso más prolongado aún.
Y llegó el deseo que no se hizo esperar demasiado! ...
Nos cobijaron sábanas de hotel, arrugadas por nuestras pasiones
en imborrables horas de entrega...
Y nunca más pude sacarte de mi mente !...
Hoy, como siempre, serías la bombero ideal para mí, pero vaya a saber
qué incendios nuevos debés estar extinguiendo?...
Te cruzaste en mi camino repentinamente, como un ventarrón,
como una tormenta. Sorpresiva como un trueno, con el fulgor del rayo!
Me diste luz y crei ver el sendero. Espantaste la soledad que, sigilosa
copiaba mis pasos. Y no te tuve miedo...
Te hiciste lluvia y con tu agua calmé mi sed. Me empapé de vos por dentro y por fuera.
¡ Fui tan feliz mientras llovió !
Luego, sopló otro viento que limpió tu cielo; te transformaste en ave
liviana, montaste en él extendiendo tus alas y volaste...
Ya no estás conmigo, no tengo tus manos que me sostenían y hoy camino solo por el sendero
que volvió a oscurecerse, cayendo sobre el
lodo que quedó bajo mis pies y salpicándome a cada paso con los charcos
que hoy, son recuerdos de la lluvia que fuiste ayer....
Y quisiera ahora, confinarte en el olvido pero, de todo me acuerdo
menos de olvidarte !
Mas si el olvido habita en tu corazón, cómo podría lograrlo si no puedo
entrar en él ? ...
Alfredo E. Yapur
