
Estoy sentada frente a ti,
esperando que broten las palabras,
te miro a los ojos, mi llanto brota.
Mi llanto refleja las ilusiones destrozadas,
cada suspiro muestra las heridas causadas.
El camino es largo pero tu siempre dispuesto,
a escuchar por horas mis lamentos.
Recibes sin demora cada palabra,
aún en madrugada.
Si siempre pudiera tenerte a mi lado,
no soy egoista; son mil las personas,
que de ti esperan.
Ahora te dejo tranquilo,
para que mañana; como siempre,
escuches mis oraciones.
Mi señor.