NUBES DE ALGODÓN

Van caminando los pasos, por la callecita antigua,
con sus casitas muy blancas y techos de tejas vivas.
Los balcones de caoba por donde cuelgan geranios,
y con la fina garúa, sus baldosas van brillando.
Faroles, fierro forjado, alumbrando sus esquinas,
tras ellos los viejos robles que son los que le dan vida.
Cubierta con manto azul de ese cielo despejado,
que en sus nubes de algodón, sus figuras van formando.
Era un paisaje de ensueño, a mis ojos retratando,
sentada en aquella banca, todo lo iba observando.
Mientras la gente pasaba con sus problemas cargando,
poniendo en blanco mi mente, ese aire iba aspirando.
De pronto apareció un niño, con las mejillas mojadas
¿Qué es lo que tienes cariño ?...Le pregunté emocionada.
Me dio una sonrisa triste y se acurrucó a mi lado,
con ojitos de aceituna y pelito ensortijado,
manitas muy temblorosas y piecesitos cansados.
No se preocupe señora, estoy bien aquí a su lado,
lo que pasa es que tengo hambre, porque hoy no hay bocado.
¿Dónde se encuentra tu madre?, pregunté mirando al lado...
Es eso lo que no sé....Estará por allí andando,
vendiendo esas golosinas que jamás yo he probado.
Con esto se me borró, el momento que les narro,
limpiándole la carita, tomé al niño de la mano,
llevándolo a alimentarlo hasta verlo ya saciado,
de regreso lo dejé en la banquita sentado.
Hoy, ese niño es un hombre, y por destino mi ahijado,
y esta, la misma banquita que hoy nos vuelve al pasado.
En ella los dos sentados, los recuerdos dibujamos,
en las nubes de algodón, que no cambian con los años.
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Mujer de Espuma
Abril 2007
Derechos Reservados

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