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HISTORIA SIN FIN
Desde ahí veo el horizonte que soñaste...
Encierra un tiritar sostenido y la magia de tu pensamiento,
dedica su obcecada luz a delinear tu sentir.
Inunda cada semilla germinada que brota en su ambrosía,
cada mente necesitada de conocimiento y libertad.
Ante mí se muestra la crepitante mirada de un mundo naciente,
dolido por la muerte de su verdad,
ofendido por pálpitos oscuros y razones perdidas;
ante mí resurgen otras razas olvidadas,
entes y lenguas que estallan entre murmuros de sorpresa,
orígenes hallados entre diversiones y fantasías.
Vences a la tolerancia más tenaz con tu sabiduría,
inventas la vida y reinas en la muerte que nunca llega.
Nunca arrinconaré hacia el olvido tu bella ilusión,
aquella que fatiga mi ambición y la poesía de mi inventiva,
aquella que ama sin rencor y que apasiona por anhelos.
Recuerdo tu ternura al saludarme por primera vez,
visitamos juntos la visicitud caída de la esperanza
el deseo implorante de bañarnos en sangre bendita de tu cáliz.
Nadie huele, nadie ve, ni oye... sólo se siente,
ya el amanecer de las virtudes decae entre sollozos etéreos;
adiós cuerpo clemente, adiós prisión forzada por mi afición.
Intérnanos entre las fuertes lianas que te sustentan,
sométenos por la dulce existencia que nos prometes,
encadílanos con tu lasciva mirada de picardía y deseo;
no quiero ser ajeno a tí
dulce historia que nunca halla su término,
relátame el infausto destino que caerá sobre todos
entre dados azarosos y hojas marchitas.
MARIO FUENTES
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