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<u>Un Poema Solitariamente Infeliz</u></font>
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El sentido mayor en cuarentena obligada
denuncia dolor, desarraigo extasiado por sobrevivir
golpeando sus bordes con el filo de una tormenta gris
sólo hay recuerdos… que dulcísimos recuerdos
una lluvia de palabras de amor de estructura rocosa
que duelen en su caída inexplicable; aún inexplicable.
Y el sentido mayor… sigue siendo el sentido mayor
con sus torpezas mayores, con sus frágiles desavenencias
con un suspiro desmayado en el umbral de la mirada de aquella
aquella que vive sepultada en este corazón
que sonríe con la seriedad humana más temible
que regala sus besos en cada gemido de mi sinrazón.
No hay antídoto que devuelva el rocío de primavera
ni el aroma a locura feliz del cincuenta por ciento de mi cama
ni aquel eco tembloroso de una tarde entre sus brazos
no hay remedio, no lo hay… ni existirá después
queda el dulce veneno del falaz rojo profundo de su boca
queda un vendaval de promesas heridas de muerte.
Deja de observarme con tu eterna mirada intransigente
sé que no estás aquí… conmigo… ya no estás aquí
no perturbes mi piel con las ortigas que llamas tus manos
no siento tu respirar… conmigo… pero vives aquí
deja de empacar presurosa la poquita paz que atesoro
no estás conmigo mas no terminas por irte jamás.
Pero así son estos minutos encapuchados de horas
entre el indeseable deseo de aprender a vivir sin ti
y una musiquita que se repite en mi boca: tu nombre
y así será el destino porque no existe el destino
sólo existe este maldito presente en soledad
con tus besos, caricias y promesa de amor… pero sin ti.
Josman
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